Según Arabia Saudita, el periodista Jamal Khashoggi fue estrangulado después de una pelea a puñetazos entre él y funcionarios saudíes el 2 de octubre en el consulado saudí en Estambul.
Al parecer, cinco funcionarios, incluido un oficial superior de inteligencia, fueron despedidos y otros 18 arrestados. Los saudíes afirmaron que “el plan inicial era capturar y persuadir a Khashoggi para que regresara a Arabia Saudita”. Pero que “se lo liberara si se negaba a cumplir”. No se han dado detalles sobre el paradero de su cuerpo. Hay informes de que “el príncipe heredero está sorprendido y enojado por la fuerza de la reacción en Occidente”.
Khashoggi fue columnista del Washington Post tras huir en 2017 de Arabia Saudita, donde era el director de un canal de noticias. Era particularmente crítico de la intervención saudí en Yemen.
Arabia saudita es el principal exportador de petróleo y, en efecto, un socio estratégico de Estados Unidos y Occidente. Esa sociedad ha traído el silencio en Occidente sobre las consecuencias de la participación saudí en Yemen o Siria. El caso Khashoggi, por la impunidad y la espectacularidad, desbordó a la OTAN: esta vez deben salir a repudiar con quienes mantienen negocios claves.
El resultado es un malabarismo que puede resumirse en estos diez efectos:
1- God save the prince
El ministro de Relaciones Exteriores saudí, Adel Al-Jubeir, dijo a Fox News el domingo que el príncipe heredero Mohammed bin Salman no sabía nada de ningún plan para matar a Khashoggi y que el paradero de su cuerpo era un misterio para él.
“Esta fue una operación en la que los individuos terminaron superando las autoridades y responsabilidades que tenían”, dijo Jubeir a Fox. “Cometieron el error cuando mataron a Jamal Khashoggi en el consulado y trataron de encubrirlo”.
2- Reacción europea: declaraciones
En una declaración conjunta publicada el domingo, el Reino Unido, Francia y Alemania dijeron: “Sigue habiendo una necesidad urgente de aclarar exactamente lo que ocurrió el 2 de octubre. Las hipótesis que se han planteado hasta ahora en la investigación saudí deben ser respaldadas por hechos para ser consideradas creíbles”.
El secretario de asuntos exteriores del Reino Unido, Jeremy Hunt, le dijo al reino saudí que “nada puede justificar este asesinato”. Una fuente del Foreign Office dijo: “En última instancia, la fortaleza de nuestra respuesta final sobre el caso dependerá de la medida en que se haya encontrado la verdad y de nuestra confianza de que no vuelva a suceder nunca más”.
3- Tibieza norteamericana
En sus comentarios más fuertes hasta la fecha sobre el caso, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusó a Arabia Saudita de mentir sobre la muerte de Khashoggi mientras la presión aumentaba sobre su administración para endurecer la postura.
Hay diferencias en Estados Unidos sobre la forma de sanciones que deberían imponerse: desde expulsiones diplomáticas hasta restricciones en la venta de armas. O simplemente no hacer nada y esperar que pase la tormenta. Un senador republicano de alto rango dijo al Washington Post “en off”, que el príncipe heredero saudí es el responsable de la muerte de Khashoggi y que Estados Unidos tenía información de inteligencia que sugiere una participación de “muy alto nivel”.
El senador Bob Corker, de Tennessee, dijo que Bin Salman había “cruzado una línea” al supervisar la muerte de Khashoggi. “Obviamente ha habido engaños y mentiras”, dijo el presidente al Washington Post el sábado. Trump, sin embargo, no llegó a culpar a Bin Salman, diciendo que “le encantaría que no fuera responsable”. El secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, declaró que la explicación saudí sobre la muerte del disidente era un “buen primer paso” pero “obviamente no es suficiente”.
Trump ha dicho varias veces que se siente “amigo” de los saudíes. Arabia Saudita fue su primer viaje como presidente.
4- Turquía: Erdogan promete “la verdad”
El tal vez más amenazador para los saudíes en este momento es Recep Tayyip Erdoğan. El presidente turco prometió proporcionar este martes la divulgación completa de la investigación turca sobre el asesinato de Khashoggi.
Hasta el momento el presidente turco y otras figuras importantes del gobierno se han mantenido cautelosos en sus declaraciones públicas, sin llegar a culpar a Arabia Saudita. Los periódicos turcos pro-gubernamentales han publicado información que detalla cómo un equipo de 15 miembros fue enviado a Estambul para enfrentar a Khashoggi en el consulado.
Se rumorea que Turquía tiene un audio de su asesinato que disiparía las sugerencias de Arabia Saudita de que fue asesinado por estrangulamiento después de resistirse a un plan de 15 oficiales sauditas para obligarlo a regresar a Riyadh.
Erdoğan dijo en un mitin en Estambul: “Estamos buscando justicia aquí y esto se revelará”.
5- Se cancelan negocios pero solo hasta que todo se calme
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que su país no seguirá exportando armas a Arabia Saudita mientras persista la incertidumbre.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dijo que podría cancelar un contrato de defensa con Riad, por 15 mil millones de dólares tras el asesinato.
6- España se queda solo en el discurso
El gobierno de Pedro Sánchez, según el diario El País, se mostró “consternado por la muerte del periodista saudí”, aunque basa su análisis en la información divulgada por la fiscalía saudí. Y ni siquiera amagó con cualquier medida concreta.
7- ¿El cliente siempre tiene la razón?
Arabia Saudita le compra armas a Estados Unidos (el 60 por ciento de su arsenal bélico proviene de allí) y al Reino Unido (en un 20 por ciento de su arsenal). Pero también le compra a Francia, España, Suiza, Alemania, Italia, Turquía, Canadá y Suecia. Son acuerdos de cientos de miles de millones de dólares. Trump ha dicho varias veces que suspender esos negocios impactaría súbitamente en la economía estadounidense, a la que, dijo, siempre intentará beneficiar. Sobre el último contrato por un pedido récord de armas, afirmó: “Todo el mundo quería ese pedido (de Arabia Saudí). Rusia lo quería, China lo quería, nosotros lo queríamos. Y nosotros lo conseguimos, conseguimos todo. Y le diré lo que no queremos (…), no queremos perjudicar al empleo”. Se calcula que los negocios entre Estados Unidos y Arabia Saudita generan casi 170 mil empleos en Estados Unidos.
8- Efectos sobre el barril
Arabia Saudita posee el 18 por ciento de la reservas probadas de petróleo crudo y es el principal exportador del mundo. Cualquier sanción que recaiga sobre los árabes impactará directamente en el precio del barril. Aunque también un debilitamiento saudí puede favorecer a sus rivales históricos: Irán y Rusia. Por eso, sancionar a Arabia Saudita, para la OTAN, tiene un efecto inmediato en la estrategia geopolítica occidental. Las restricciones a la venta de crudo que impuso la monarquía saudí en 1973 desencadenaron la conocida “Crisis del petróleo”: un hito en la historia del capitalismo moderno.
9- ¿Se irán de Yemen?
Es probable que aumenten las presiones para que, por lo menos por un tiempo, Arabia Saudita baje la intensidad de las hostilidades bélicas en Yemen, un tercer país que les sirve para medir fuerzas contra Irán y Qatar. El conflicto estalló en 2015 y ya lleva unas 15 mil víctimas y cientos de miles de desplazados. Recientemente 300.000 personas quedaron expuestas a los ataques saudíes y, sobre todo, aisladas de la ayuda humanitaria. Occidente condenó suavemente esa situación. Quizás ahora puede ser más complicado mirar para otro lado.
10- La “cooperación” en seguridad
Hay muchas posibilidades de que “el Reino de Arabia Saudita sea el mayor patrocinador del islam radical en el planeta y ninguna otra nación este ni siquiera cerca”, como dijo el conservador Rand Paul. Sin embargo, según la primera ministra británica Theresa May, los intercambios de información con Arabia Saudita “han ayudado a mantener a salvo a la gente en las calles de Reino Unido”. Cualquier tipo de sanción sobre los saudíes puede impactar en esa dinámica contradictoria de “seguridad”. Mientras los árabes exportan el wahabismo -y muchas veces apoyan indirectamente el jihadismo- en Medio Oriente, Occidente se conforma con tener datos que impidan que esa corriente “llegue” a su territorio.