El uso de armas de fuego por parte de los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos está en descenso, lo mismo que el empleo de la fuerza letal contra los inmigrantes ilegales, según datos obtenidos por The Associated Press.
Mientras tanto, menos gente cruza la frontera sin autorización y la agencia ha revisado su empleo de la fuerza en esta labor.
En el año fiscal de 2018 hubo 15 casos en los que las autoridades dispararon armas de fuego. Esto supone un descenso con respecto al máximo de 55 registrado en el año fiscal de 2012, 17 de 2017 y 25 el año anterior.
Pese a los casos recientes de gran repercusión en los que se emplearon gases lacrimógenos contra migrantes, incluyendo menores, el uso de la fuerza menos letal –como gases lacrimógenos y bastones– también se redujo a 898 episodios, lejos del apogeo de 2013, con 1,168 casos.
Hay algunas excepciones de gran repercusión como la muerte a tiros de una guatemalteca de 19 años que cruzó la frontera cerca de Laredo, Texas, en mayo, a pesar de que las autoridades enfrentan un número creciente de asaltos.
Cada año disminuye el número de personas capturadas durante el intento de cruce ilegal: 400,000 el año pasado comparado con más de 1 millón en 2000. Los detenidos solían ser hombres que llegaban solos desde México, pero últimamente tienden a ser familias provenientes de Centroamérica: casi 100,000 desde enero. Es una cifra similar a la de octubre de 2017 a septiembre de 2018.
Ante las denuncias de empleo excesivo de la fuerza, la agencia de seguridad fronteriza dispuso una auditoría e investigación por el Foro Policial de Investigación Ejecutiva.
La auditoría puso de relieve el hecho de que los agentes que patrullaban a pie no tienen acceso a opciones menos letales. Recomendó que no se permitiera a los agentes recurrir a la fuerza letal cuando la gente arroja piedras, pero esta sugerencia fue rechazada.