Bernie Sanders se pasó buena parte de 2016 hablando de la revolución. En 2019 se muestra más pragmático y su principal objetivo parece ser convencer a la gente de que puede ser elegido presidente.
A medida que la campaña presidencial entra en calor, el senador de Vermont y sus partidarios concentran todos sus esfuerzos en demostrar que puede ser el próximo presidente. La idea es combatir la precepción de que Sanders, quien se describe como un socialista democrático, es demasiado radical como para conseguir la coalición electoral que lo pueda llevar a la Casa Blanca. Es el mismo interrogante que lo acosó durante las internas demócratas de hace cuatro años y esta vez quiere restar peso a ese argumento de entrada.
Sanders destaca que muchas de sus ideas han sido ya adoptadas por el Partido Demócrata y han dejado de ser extravagancias. Sus estrategas afirman que tiene mejores posibilidades de ganar los tres estados de los Grandes Lagos que Hillary Clinton perdió y que decidieron la victoria de Donald Trump en el 2016. Aducen que Trump se alzó con Wisconsin, Pensilvania y Michigan, claves en su victoria en el Colegio Electoral, ofreciendo una versión del mensaje populista de Sanders.
El director de campaña de Sanders ,Faiz Shakir, dijo que Trump “se hizo pasar por Sanders para derrotar a Hillary Clinton”. Agregó que Sanders prestará suma atención a esos tres estados al tiempo que libra una batalla con el enorme contingente de candidatos demócratas en las primeras votaciones.
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“Vamos a ir a estos estados y demostrar con hechos reales y ojalá que con datos y números, que podemos vencer a Donald Trump”, dijo Shakir.
Su preocupación por la elección general es uno de los varios terrenos donde se evidencia la transformación de Sanders, que dejó de ser un candidato desprejuiciado, sin nada que perder, para convertirse en uno de los favoritos. Su campaña ya tiene 70 empleados, comparado con los 30 que tenía en julio del 2015, según dijeron sus asesores en una conferencia de prensa de la semana pasada convocada para hablar del “camino hacia la victoria” a más de 600 días de las elecciones.
En menos de diez días desde que lanzó su candidatura, Sanders recaudó 10 millones de dólares en donaciones, según su campaña, una suma muy superior a la de sus rivales.
La popularidad de Beto O’Rourke, que acaba de lanzar su candidatura, y de Joe Biden, quien podría hacerlo en cualquier momento, no preocupa a la gente de Sanders.
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Kayleigh McEnany, portavoz de la campaña de Trump, dijo que el mandatario “está dispuesto a fajarse con cualquier candidato demócrata en el 2020, especialmente en estados como Wisconsin, Pensilvania y Michigan. El presidente Trump expandió el mapa, ganando estados que los republicanos no ganaban desde la década de 1980”.
Es imposible saber si Sanders hubiera derrotado al actual mandatario en esos estados en el 2016. Igual que Trump, Sanders hizo promesas de corte populista, dijo que cambiaría la forma de hacer las cosas en Washington y pelearía por los olvidados. Es posible que, de haber ganado las primarias demócratas, Sanders habría conquistado el voto de sectores desilusionados que optaron por Trump.
Sanders, no obstante, tenía algunos flancos débiles, sobre todo entre los afroamericanos, que apoyaron en forma abrumadora a Hillary Clinton.
Su campaña actual dice que hoy tiene más aceptación entre los negros y los hispanos que hace cuatro años.
“Las encuestas indican que los votantes de las primarias demócratas elegirán a quien tenga las mejores posibilidades de derrotar a Trump. Es previsible que todos los candidatos digan que tienen mejores posibilidades que nadie”, comentó Dan Pfeiffer, ex asesor del presidente Barack Obama.
“Bernie Sanders tiene buenas razones para decir que su mensaje económico funciona en los estados que le dieron la presidencia a Trump, pero su desafío es demostrar que puede contrarrestar los ataques porque es un socialista”, agregó.
Sanders dice que Trump es el presidente más peligroso en la historia de Estados Unidos y se ofrece como el abanderado de las ideas en boga hoy.
“Esta revolución política comenzó en el 2016”, afirmó durante un reciente acto en New Hampshire, estado que ganó por 22 puntos porcentuales. Acotó que comenzó su campaña detrás de Clinton, planteando ideas “consideradas por los políticos del establishment y los medios de prensa dominantes como ‘radicales’ y ‘extremas’”.
Ahora esas ideas tienen el apoyo de la mayoría de los estadounidenses, particularmente demócratas e independientes, y de sus rivales en la contienda.
“Muchos de los rivales simplemente repiten lo que él ha venido diciendo toda su vida”, comentó Kimberly Taylor, de 52 años, empleada de una veterinaria que votó por Sanders en el 2016.