Cantante, compositora, bailarina, actriz y diseñadora, Beyoncé Giselle Knowles, más conocida en todo el orbe por su primer nombre —y con mayúsculas, como aparece en su página web—, por su personalidad y su proyección escénica ha sido definida por un crítico como “un sistema de tormentas disfrazado de cantante”.
La ex integrante de Destiny’s Child tiene una relación de vieja data con los demócratas. Tanto ella como su pareja, el rapero neoyorquino Jay-Z, no solo apoyaron abiertamente a Barack Obama, sino también organizaron una recaudación de fondos repleta de estrellas y figuras del jet set para su campaña de 2012. Y actuaron para el presidente en numerosas ocasiones.
Pero, sin dudas, dos de las expresiones más sonadas de esa conexión se produjeron cuando la diva interpretó, primero, “America the Beautiful” en la primera inauguración de Obama (2008) y, luego, el himno nacional de Estados Unidos en la segunda ceremonia inaugural del primer presidente afroamericano de la Historia (2013), movida no exenta de polémica por haberse doblado a sí misma, lo cual la cantante justificó por su perfeccionismo y por la falta de tiempo para ensayar con la orquesta.
Lo cierto es que esas relaciones sentaron la bases para otros vuelos, uno de ellos un viaje que Beyoncé y Jay-Z hicieron a La Habana en 2013 con autorización y licencia del Departamento de Comercio, aunque en la entrelínea siempre estuvo la sombra de Obama, y en específico la expansión de los contactos pueblo-a-pueblo, uno de los componentes distintivos de su política hacia la isla.
La pareja entonces pudo caminar por sitios emblemáticos de La Habana Vieja, visitó la Universidad de las Artes, Danza Contemporánea de Cuba, en el Teatro Nacional, el grupo infantil La Colmenita, el Gato Tuerto —donde Beyonce interactuó con Juana Bacallao— y la Casa de la Música de Centro Habana, además de asistir a una presentación personal de la cantante Haila María Mompié.
Por si fuera poco, en 2016 ambos dieron un concierto apoyando a Hiillary Clinton en Cleveland, Ohio, es decir, en pro de la mujer que podría haber sido la primera presidenta de Estados Unidos. Y en 2020 apoyaron al binomio Biden-Harris, instando a sus seguidores a votar por ellos en Instagram y otros foros.
Beyoncé y Kamala
En esta campaña Beyoncé no se ha pronunciado formalmente, pero su madre, Tina Knowles, respaldó a Harris poco después de que Biden anunciara la renuncia a su candidatura. “¡Nueva, juvenil, aguda, energía!”, publicó en Instagram con una foto suya junto a la candidata. “Dejar de lado el ego personal, el poder y la fama. […]. Gracias, presidente Biden, por su servicio y su liderazgo. ¡Vicepresidenta Kamala Harris para presidente. Vamos para allá!”
Sin embargo, como para que no hubiera dudas, la cantante hizo algo sobremanera ilustrativo: autorizar a la campaña de Harris el uso de su canción “Freedom”, interpretada con Kendrick Lamar y perteneciente a su álbum Lemonade (2016). Y nada menos para que se oyera durante su primera aparición pública como candidata presidencial.
Nominada al Grammy, la canción llegó a enarbolarse en las manifestaciones contra el asesinato de George Floyd a manos de un policía de Minneapolis en 2020. : “Libertad, libertad / ¿Dónde?” ¿Estás? / Porque yo también necesito libertad / Rompo cadenas por mí misma / No dejaré que mi libertad se pudra en el infierno / Voy a seguir corriendo / Porque una ganadora no se rinde”.
Comenta un reportaje:
Las grandes canciones de campaña a menudo marcan una delgada línea entre galvanizar a la base de un partido político y alinearse con los intereses y las preocupaciones apremiantes de sus partidarios. También son efectivas para capturar la visión y las políticas de los candidatos presidenciales. Nadie debería sorprenderse de que Beyoncé haya dejado que Harris usara “Freedom”. Desde el primer día, ha tenido la intención de usar su arte para defender el empoderamiento de las mujeres, la hermandad, la comunidad, la cultura negra y la libertad.
Y seguidamente anota un elemento de la mayor importancia:
El uso de “Freedom” para aumentar el entusiasmo por la campaña es una señal de que Harris entiende la influencia de Beyoncé en la cultura y que su campaña la reconoce como un ícono generacional con un amplio atractivo entre los grupos demográficos más jóvenes. Harris lleva mucho tiempo abordando los problemas que enfrentan las generaciones más jóvenes, especialmente las mujeres. Desde la implementación de soluciones para ayudar a millones de personas a reducir su deuda por préstamos estudiantiles hasta el énfasis en la importancia de mantener las protecciones del caso Roe vs. Wade, está haciendo campaña con la promesa de defender los intereses y proteger los derechos y el bienestar de los jóvenes.
Por eso no extrañaron las expectativas de que la cantante apareciera en la pasada Convención Nacional Demócrata, donde se presentaron destacadas figuras de la música como Stevie Wonder, Patty LaBelle, Pink, John Legend, Sheila E. y The Chics, entre otros, en amplio contraste con la republicana, muy escasa de talentos de la música popular, una expresión de la manera como el gremio, abrumadoramente liberal, se posesiona frente a Donald Trump y al actual partido de los elefantes.
Las redes sociales se fueron calentando de rumores al respecto. Para más detalles, poco antes de las 8 de la noche de ese día el sitio de noticias de celebridades TMZ informó que la aparición de la diva en la Convención era una certeza.
Finalmente, media hora antes de que Harris subiera al escenario con “Freedom” sonando por todo lo alto, Hollywood Reporter citó a un representante de la cantante: “Beyoncé nunca estuvo programada para estar allí. El informe de una actuación es falso”.
Lo que llama la atención es que los rumores sobre su presencia no fueran desmentidos hasta el último minuto, ni por la campaña de Harris ni por los representantes de la diva. Pero ella, de hecho, forma parte de una campaña que ha dejado de ser solamente eso para convertirse en lo que muchos llaman “el movimiento” echando mano a una expresión de los años 60-70 para denotar movilización popular y sentido de cambio.
No tendría entonces nada raro que antes de noviembre la artista meta las manos en la masa de manera más directa en medio de rumores de que ella y Taylor Swift, quien acaba de apoyar a Harris después del debate con Trump, darán un concierto multitudinario a favor de la candidata demócrata, evento que, parafraseando al crítico citado al inicio, sería como un doble sistema de tormentas disfrazado de cantantes.