El ex director de la CIA, John Brennan, le dijo al presentador Chuck Todd, de “Meet the Press”, que podría llevar al presidente Trump a una corte por revocar la su autorización de seguridad. Mantuvo además que Trump era un traidor, como había dicho durante la estancia del presidente en Helsinki para la reunión con Vladimir Putin.
“Usted ha sido más franco que cualquier otro ex funcionario. Tal vez por eso muchos legisladores republicanos se sienten cómodos al lado del presidente, porque creen que sus comentarios han sido excesivos”, comentó Todd para enseguida preguntarle: “¿Usted se arrepiente de haber acusado al presidente de traición? ¿Se arrepiente de algunas de las cosas que dijo entonces?”. “Bueno” –respondió Brennan– “llamé a su comportamiento traidor, que es traicionar la confianza de uno y ayudar al enemigo. Estoy muy de acuerdo con esa afirmación”.
Trump le retiró a Brenan la autorización de seguridad, hecho que se considera sin precedentes. Y ha venido amenazando con hacer lo mismo con otras nueve personas, incluyendo un funcionario del Departamento de Justicia cuya esposa trabajó para la entidad que produjo el ya famoso dossier sobre los vínculos de Trump y los suyos con Rusia.
Una orden ejecutiva vigente, firmada en 1995 por el presidente Clinton, establece el proceso para aprobar autorizaciones de seguridad y describe un procedimiento detallado de revocación y apelación. No se considera entre las razones emitir criterios opuestos al presidente o a sus políticas, solo violaciones a la seguridad. El ex director de la CIA, León Panetta, dijo que Trump debe cumplir con esa orden ejecutiva a menos que decida cambiarla o cancelarla. Le declaró al programa “Face the Nation”, de la CBS, que su decision le genera muchas dudas acerca de si se siguió el debido proceso.
El almirante retirado de la Marina Mike Mullen, ex presidente del Estado Mayor Conjunto bajo los presidentes Bush Jr. y Obama, lo comparó con una famosa lista de enemigos hecha por la administración Nixon en los años 70. Le dijo a “Fox News Sunday” que si bien no estaba de acuerdo con la decisión de Brennan de criticar al presidente, el ex director de la CIA tenía derecho a la libertad de expresión, a menos que esté revelando información clasificada. Y fue más lejos todavía al comparar la actual situación con el macartismo, cuando la administración levantó listas de individuos que no estaban de acuerdo con lo que hacían en el ejecutivo. “Eso, históricamente, ha demostrado ser increíblemente problemático para el país”, dijo.
El senador republicano Ron Johnson, de Wisconsin, estuvo de acuerdo con Trump en que los comentarios de Brennan “cruzaron la línea”. Expresó sin embargo que, en vez de suspender las autorizaciones de seguridad de los funcionarios, el presidente debió evitar politizar el problema y simplemente negarle el acceso a material clasificado.