El presidente Trump estaría descontento con la lentitud en una solución a la “situación venezolana”. Uno de los principales artífices del desmantelamiento del deshielo entre Estados Unidos y Cuba se encuentra probablemente en la recta final de sus días en la Casa Blanca.
El cubano-americano Mauricio Claver-Carone, director para Latinoamérica del Consejo Nacional de Seguridad, está siendo considerado para el puesto de vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, con sede en Washington, según confirmaron dos fuentes próximas de la administración de Donald Trump.
El cargo en el Banco es ejercido actualmente por un viejo empleado de la institución después que falleció en enero del año pasado su antecesor, Brian O’Neill.
Aunque Estados Unidos es el principal contribuyente de los fondos al Banco, no nombra a su Presidente sino al segundo al mando.
Claver-Carone tiene experiencia en la banca. Antes de ser nombrado al Consejo Nacional de Seguridad ejerció durante algunos años como director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional y fue consejero del Departamento del Tesoro.
Desde que llegó al Consejo Nacional de Seguridad, se caracterizó por una gran hostilidad hacia el ejecutivo venezolano de Nicolás Maduro y, junto al senador también cubano-americano, el republicano Marco Rubio, se caracterizó por diseñar una andanada de nuevas sanciones económicas y políticas hacia el gobierno de La Habana con el objetivo de desmantelar el gobierno de Caracas y, ulteriormente derribar el cubano.
Sin embargo, esta estrategia no ha dado grandes frutos y el ejecutivo de Trump no se encuentra muy contento con la situación. Según una de las fuentes, el mandatario estadounidense, que aprobó las políticas hace casi dos años, esperaba resultados más efectivos y, como siempre, ha atribuido en privado las responsabilidades a Claver-Carone.
Los primeros indicios de que algo anda mal en el ejecutivo en relación a Venezuela y, por carambola, con la política cubana, surgieron hace dos meses cuando Claver-Carone comenzó a comentar públicamente sobre asuntos de inmigración abogando por la nueva política migratoria de Trump hacia Latinoamérica que incluye el rechazo y deportación de cubanos, una reversión de la política estadounidense desde los albores de la década de 1960 del siglo pasado.
En cuatro ruedas de prensa concedidas en los últimos meses dedicadas únicamente a la política migratoria, Claver-Carone rehusó contestar a preguntas de OnCuba sobre la situación de los cubanos e, invariablemente, desvió el tema hacia las generalidades de esa política. “Nuestra política (de rechazo) se aplica a todo el mundo que se presenta en la frontera”, fue su habitual respuesta.
En diciembre pasado, Claver Carone protagonizó un incidente diplomático en Buenos Aires cuando se retiró de la ceremonia de asunción del presidente argentino Alberto Fernández con el argumento de que estaban presentes del ministro de comunicaciones venezolano, Jorge Rodriguez y el ex presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ambos sancionados por el gobierno de Washington.
En una entrevista con el diario Clarín, opositor de Fernández, Claver-Carone dijo que “desafortunadamente, debido a unas invitaciones y a algunas sorpresas que recibimos al llegar, decidí no ir y me voy temprano”.
El nuevo gobierno argentino prefirió mantener una tensa calma diplomática siguiendo lo manifestado por el presidente Fernández con anterioridad de que pretende mantener una buena relación con Washington. Al final de la jornada quedó en Buenos Aires el subsecretario Michel Kozac, ex jefe de la diplomacia estadounidense en La Habana, quien terminó por reunirse con el mandatario argentino.
Según una de las fuentes, la salida de Claver-Carone de la Casa Blanca también tiene ver con su incapacidad de adaptarse a la nueva conyuntura en Venezuela como es el hecho de que Moscú ha entrado en fuerza en el país. Al parecer el presidente Trump no quiere antagonizar con Vladimir Putin. “Los rusos han complicado el escenario”, sentenció la fuente.
Por otro lado, el senador Marco Rubio también luce un poco apagado en este aspecto. Dejó de ser visita habitual de la Oficina Oval y la última referencia a la Isla fue un tuit de la semana pasada donde apenas critica al presidente cubano Miguel Díaz Canel por interesarse más por el turismo que por la situación de crisis del país.
Tanto la oficina de Rubio, como el despacho de prensa de la Casa Blanca y el entorno de Claver-Carone no quisieron hacer comentarios.