El exlegislador de Texas Beto O’Rourke anunció que daba por terminada su campaña por la candidatura presidencial demócrata, en la cual no pudo igualar el entusiasmo, el interés y la recaudación de fondos de su campaña por el Senado en 2018.
Ante partidarios en Iowa, O’Rourke dijo que tomó la decisión “renuentemente” y juró mantenerse activo en la lucha para derrotar al presidente Donald Trump. “Yo seré parte de esto y ustedes también”, dijo.
O’Rourke fue instado a postularse para presidente por muchos demócratas que se sintieron animados por el estrecho margen de su derrota en la contienda del año pasado para el Senado por Texas, un estado confiablemente republicano. Recaudó la cantidad récord de 80 millones de dólares de donantes en todo el país, visitó todos los condados de Texas y utilizó las redes sociales y la transmisión de videos en vivo para interactuar directamente con los votantes. Finalmente perdió ante el actual senador republicano Ted Cruz por 3 puntos porcentuales.
Pero O’Rourke, de 47 años, tuvo problemas para replicar ese modelo en la primaria presidencial demócrata y, tanto sus números en las encuestas como su recaudación de fondos disminuyeron significativamente en los últimos meses.
“Ahora tenemos que ver claramente que no teníamos los medios para avanzar en esta campaña con éxito y que mi servicio no será como candidato, ni como nominado de este partido para la presidencia”, dijo O’Rourke.
El exrepresentante tomó la decisión cuando la primaria demócrata entra a una fase crítica. Tres meses antes de que arranquen los caucus en Iowa, las encuestas constantemente muestran que tres candidatos están al frente: el exvicepresidente Joe Biden, la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren y el senador de Vermont Bernie Sanders.
O’Rourke entró en la contienda como un candidato dinámico y animado, que tenía la capacidad de atraer tanto a republicanos como a demócratas, y de trabajar con ambos partidos en Washington.
Sin embargo, de inmediato fue criticado por la impresión de que se sentía con derechos, particularmente después de publicarse una entrevista en la revista Vanity Fair la víspera del lanzamiento de su campaña en la que parecía decir que había “nacido” para estar en la política presidencial.
Aunque recaudó 9,4 millones de dólares en sus primeras dos semanas en la contienda, la situación financiera de O’Rourke se deterioró y, para finales de junio, gastaba más de lo que recaudaba su campaña.
El excongresista también batallaba para articular una visión y discurso congruente como candidato presidencial.
O’Rourke no apoyó a otro demócrata para la nominación, pero dijo que el país estará bien atendido con cualquiera de los otros candidatos, “y estaré orgullo de apoyar a cualquier nominado que resulte”.
Trump rápidamente opinó sobre la salida de O’Rourke al tuitear: “Oh no, Beto se acaba de salir de la contienda para presidente a pesar de decir que ‘nació para esto’. ¡No lo creo!”.