Un total de 142 637 menores estadounidenses perdieron a alguno de sus padres o a su tutor por la COVID-19 entre el 1 abril de 2020 y el 30 junio de 2021, según un estudio publicado este jueves por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, en inglés) de EEUU y la revista Pedriatics.
El análisis señala que uno de cada 500 niños y adolescentes en el país se ha quedado sin algún padre o abuelo que se hacía cargo de ellos.
News: More than 140,000 U.S. children lost a primary or secondary caregiver due to the COVID-19 pandemic https://t.co/g9vanoCqeL
— NIH (@NIH) October 7, 2021
En concreto, los autores del estudio estiman que 120 630 menores en EEUU han perdido a un “cuidador primario”, es decir, o bien a uno de sus padres o abuelos que se encargaba de cubrir sus necesidades básicas y alojamiento.
Además, un total de 22 007 niños o adolescentes han afrontado la pérdida de un “cuidador secundario”, que los investigadores definen como un abuelo que les da alojamiento pero no responde a sus necesidades básicas.
A esto se suma que hay disparidades raciales y geográficas, porque los menores de minorías étnicas suponen el 65 % de los que se han quedado sin alguno de sus progenitores o tutor por la pandemia.
Según el estudio, las vidas de los niños y adolescentes quedan marcadas para siempre ante la pérdida de un padre, una madre o un abuelo que los cuida.
De hecho, la orfandad está vinculada a problemas de salud mental, baja autoestima, comportamientos sexuales arriesgados y un mayor peligro de que los menores acaben consumiendo drogas, se suiciden o sean explotados, entre otros, indica el texto.
“Los menores que afrontan la orfandad como resultado de la covid es una pandemia secreta, global, de la que tristemente no se ha librado EEUU”, dijo la principal autora del estudio, Susan Hillis, investigadora de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).
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Este trabajo es fruto de una colaboración entre los CDC, el Imperial College de Londres y las universidades de Harvard (EEUU), Oxford (Reino Unido) y de Ciudad del Cabo (Sudáfrica).
Para elaborar el análisis, los investigadores utilizaron datos de mortalidad, fertilidad y del censo, y los cruzaron con las cifras de fallecimientos de tutores de menores a nivel nacional y de cada estado.