En esta campaña presidencial en Estados Unidos no hay grandes diferencias en lo referido a Venezuela entre el candidato demócrata Joe Biden y el presidente republicano Donald Trump. Ambos parecen pensar lo mismo al respecto. Quienquiera que gane no augura un buen futuro para el presidente Nicolás Maduro sino más de lo mismo: una profunda hostilidad. Los perjudicados van a ser los venezolano-americanos, electores que no parecen entenderse. Como sucede con la oposición en su país, en Florida también están divididos.
Hay dos grupos: “Venezolanos con Biden” y “Maga Venezuela”, la facción republicana que ha adoptado la consigna trumpista Make America Great Again (Hagamos a Estados Unidos Grandes de Nuevo).
Ambas organizaciones han promovido eventos de campaña, pero ninguno de los candidatos ha aparecido. Es difícil estimar el número de asistentes porque han sido eventos virtuales, reuniones por computadora en las que los oradores recitaban consignas del momento y explicaban algunas ideas de los candidatos o de los activistas del entorno. Quedó claro que en relación con Venezuela les unen los planes de cambio de régimen, las sanciones y la negativa a dialogar con Maduro. Para ambos grupos, todo se debe resolver en Estados Unidos, no en su país.
“El problema de los venezolanos es que su oposición y exilio son dos grupos muy radicalizados. Vemos que, como en Caracas, la oposición está muy dividida, con dificultades para encontrar estrategias comunes incluso entre organizaciones políticas que tienen plataformas casi iguales. Miran la salida de Maduro como un objetivo común, pero no se ponen de acuerdo en cómo se va a llevar a cabo. Cada uno parece que lucha para llevar los laureles de una victoria en ese sentido”, explica el analista político Guillermo Díaz Arguelles.
Realmente, solo hay dos diferencias políticas en los enfoques de Biden y Trump hacia Venezuela. Uno es sobre el TPS o el estatus de protección temporal, una política de inmigración que permite vivir y trabajar en Estados Unidos a personas de diez países específicos afectadas por desastres naturales o desplazadas por gobiernos autoritarios. Biden apoya el TPS para los venezolanos, mientras los aliados de Trump lo han bloqueado en el Senado. El propio presidente le puso fin al programa y se ha negado a emitirlo para los venezolanos.
Por lo demás, los dos candidatos están de acuerdo en que Venezuela tiene que volver a la democracia, llevar a cabo elecciones con la participación opositora y desarrollar la alternancia en el poder.
Según cifras oficiales, en Estados Unidos hay 150.000 indocumentados o con visas vencidas.
“La visión de Biden es más el mismo pensamiento mágico en el que la administración Trump se ha involucrado durante años. Su campaña dice que las sanciones continuarán y, de hecho, se intensificarán. Una administración Biden buscaría un enorme aumento de la ayuda, no solo para Venezuela sino para Colombia y otros países con migrantes venezolanos. Construirían una coalición internacional para reconstruir Venezuela”, enfatizó el analista.
Según Juan González, exsubsecretario de Estado adjunto en los tiempos de Barack Obama y actual asesor de Biden para Latinoamérica, si llegan a la Casa Blanca le darán al gobierno del presidente Nicolás Maduro una opción: “elecciones con observadores internacionales y él debe dejar el cargo”.
Biden también considera que Venezuela es un problema de seguridad nacional para Estados Unidos, que el país ha sido infiltrado por grupos terroristas y que se debe hacer todo lo posible para acabar con la influencia rusa, china y cubana.
Biden también ha atacado a Trump cuando este propuso un encuentro con Maduro, lo cual llevó al presidente a retractarse, pese a que el ex vicepresidente sigue publicando anuncios de televisión acusando al mandatario de ser blando con el venezolano.