Este martes se inició en EE.UU. lo que muchos comentaristas de los medios masivos consideran el gran día: el juicio político al presidente Donald Trump, que comenzó con una sesión dedicada a las reglas, abierta solemnemente por el presidente de la Corte Suprema, John Roberts.
La semana pasada, los senadores hicieron un juramento de dictar “justicia imparcial” como jurados.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, inició su discurso prometiendo un proceso “justo e imparcial”. Pero ocurrió lo que se esperaba: una confrontación partidista. Los demócratas se opusieron a las reglas propuestas por McConnell, dirigidas a lograr un juicio rápido y expedito, posición concertada de antemano con la Casa Blanca.
Los demócratas sostienen que esas reglas podrían mantener a la mayoría de los estadounidenses en la oscuridad, y que crearían un procedimiento falso.
“Este no es un proceso para un juicio justo, es un proceso para un juicio fraudulento”, dijo el representante Adam Schiff, demócrata de California, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara y quien es uno de los fiscales del proceso. Schiff llamó la propuesta de McConnell un “encubrimiento”.
Los abogados del presidente han enfatizado una idea para muchos sorprendente: que incluso si este abusó de sus poderes en un intento por intimidar a Ucrania para que interfiriera en las elecciones de 2020, eso no sería un problema. Este argumento va contra el consenso entre los académicos, quienes sostienen que el juicio político fue concebido por los fundadores del país para apartar del camino a los funcionarios que abusan del poder.
Frank O. Bowman III, profesor de Derecho de la Universidad de Missouri y autor de un libro sobre el tema, reaccionó de la siguiente manera: “Este argumento es una tontería constitucional. El consenso casi universal, en Gran Bretaña, en las colonias, en los estados estadounidenses entre 1776 y 1787, en la Convención Constitucional y desde entonces, ha sido que la conducta criminal no es necesaria para el juicio político”.
El equipo legal del presidente instó al Senado a “rechazar rápidamente” los artículos de juicio político argumentando que, en efecto, Trump no cometió ningún delito y que los demócratas de la Cámara solo quieren revertir los resultados de las elecciones de 2016. Sostiene que no tienen un caso con sus acusaciones de abuso de poder y obstrucción del Congreso, y que los artículos “frívolos” no dan para expulsar a Trump de su cargo.
Defensa de Trump alegará falta de delito en comienzo del juicio
“Los demócratas de la Cámara de Representantes estaban decididos desde el principio a encontrar alguna forma, de cualquier manera, de corromper el extraordinario poder de juicio político para usarlo como herramienta política para anular el resultado de las elecciones de 2016 e interferir en las elecciones de 2020”, escribieron los abogados del mandatario. “Todo eso es una peligrosa perversión de la Constitución que el Senado debería condenar rápida y rotundamente”.
Sin embargo, hoy los estadounidenses están viendo Historia: la del tercer presidente sometido a juicio político en más de doscientos años de historia constitucional. Y lo hacen divididos. En una encuesta de CNN, el 51% de encuestados dijeron que el Senado debería votar para condenar al presidente y destituirlo de su cargo; el 45 %, lo contrario.
De acuerdo con un sondeo de Monmouth, más de tres de cada cuatro estadounidenses encuestados dijeron que los funcionarios del gobierno deberían ser invitados a declarar. Y poco más de la mitad, el 51%, dijeron que los miembros de la administración Trump que se negaron a comparecer ante la Cámara de Representantes deberían verse obligados a testificar en el juicio en el Senado.
El 88% de los votantes demócratas se mostró a favor de sacar al presidente de su cargo, aunque solo el 8% de los republicanos se pronunció por lo mismo.
La encuesta de CNN fue implementada del 16 al 19 de enero, con 1.156 adultos en todo el país interrogados por teléfono y con un margen de error de más o menos 3.4 puntos porcentuales.
La encuesta de la Universidad de Monmouth se hizo del 16 al 20 de enero con 903 adultos en todo el país interrogados por teléfono. Su margen de error es más o menos 3.3 puntos porcentuales.