Y la pandemia sigue subiendo de tono en Florida. Este viernes las autoridades informaron casi 9,000 nuevos casos en el estado, batiendo otro récord
Según el Departamento de Salud estatal, esta cifra casi duplica el récord establecido el miércoles, con lo cual se ha llegado a un acumulado de 122,960 contagiados desde que comenzaron contarse en mayo.
Lo anterior significa que durante la última semana los nuevos casos de contaminación por coronavirus alcanzan 29,163, cifra que representa casi un cuarto de los casos en Florida. En términos de fallecidos, el estado registró 39, para un total de 3,360.
En el condado Miami-Dade aparecieron 1,528 nuevos enfermos, la cifra más alta en un solo día y 14,3% de las pruebas realizadas. Ahora la cantidad llega a 30,196 contaminados y el número de fallecidos a 946, los guarismos más altos entre los 165 condados floridanos.
El boom de contaminaciones se debe a un incremento en las pruebas de diagnóstico: han indicado que los casos positivos son superiores al 10%, porcentaje recomendado por el Centro de Detección de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) para cerrar las actividades comerciales e imponer de nuevo el confinamiento.
Pero las autoridades locales están reacias a volver atrás. Han aplicado paliativos que los expertos creen no son suficientes. El alcalde de Miami, Francis Suárez, anunció ayer jueves que el uso de máscaras es de nuevo obligatorio, y que si la orden es desobedecida se impondrán multas de 50 dólares para la primera violación, 100 para la segunda; la tercera será “recompensada” con una condena de cárcel todavía no legislada.
También se estudian multas de 500 dólares para los establecimientos que permitan el ingreso de clientes sin máscaras. “Las multas van a resolver muy poco, no hay policías para seguir a todo el mundo. El cierre se impone porque no hay dudas de que la apertura es un factor importante en la extensión de la pandemia. El aumento de las pruebas no lo es todo porque hay mucha gente contaminada que se desconocía, ahora hay muchas más porque han salido a la calle. Ante una incerteza como esta, hay que cerrar”, afirmó el epidemiólogo Jesús de Armas.
Lo mismo pudiera suceder en Miami-Beach, donde además se sopesa si cerrar o no las playas otra vez. “Es algo que estamos valorando. Ayer hablé con el administrador de la ciudad para que diseñe el proyecto de ordenanza que regule el uso de las máscaras”, dijo hoy viernes el alcalde de balneario, Dan Gelber.
En Miami, el alcalde también se apareció con otra medida. Esta vez ordenó a los bares –que siguen abiertos– no vender bebidas alcohólicas. Según Suárez, promueven la aglomeración de personas y llevan a incumplir las medidas de protección. En Coral Gables, Sam Wilson, empleado de un bar, se mostró sorprendido y a la vez divertido con la decisión. “La gran pregunta es: ¿cómo la policía va a determinar quién está tomando una bebida alcohólica? ¿Van a probar los vasos de la gente o a preguntar a los clientes? Me temo que va a ser muy difícil determinar esas violaciones. ¿Por qué dejar abiertas licorerías y supermercados, que venden todo tipo de bebidas? La verdad es que no entiendo. Ya estoy viendo a los clientes pedir mucho vodka porque es transparente como el agua”, comentó el cantinero.