El jueves pasado el sur de Florida casi se paraliza ante las imágenes que surgían en las televisiones. Casi todos los canales transmitían en directo una sangrienta persecución a alta velocidad durante más de 30 millas desde el corazón de Miami hasta la ciudad de Miramar.
Una persecución que implicó a por lo menos seis departamentos de policía, pero ningún equipo especializado en enfrentar este tipo de hechos, tan comunes en la costa oeste de Estados Unidos.
Dos días después, y en la medida en que afloran nuevos detalles del caso –que resultó en cuatro muertos y ocho heridos–, la opinión pública parece estar cuestionando seriamente la actuación policial. Por lo pronto, el jefe de la policía del condado Miami Dade, Juan J. Pérez, ha anunciado la suspensión temporal de seis agentes de su departamento, procedimiento normal cuando un policía se ve en la necesidad de efectuar disparos.
Pero no fueron solo seis los policías envueltos. Según fuentes del Departamento de Policía del Estado de Florida, como la persecución atravesó cinco municipalidades la cifra no definitiva pudiera llegar a entre 30 y 40 agentes involucrados.
Ahora público y especialistas están cuestionando la actuación policial en medios de prensa escritos y televisados sobre lo que sucedió el jueves, cuando dos hombres intentaron robar en una joyería de la ciudad de Coral Gables, dentro del área metropolitana de Miami, y al intentar escapar secuestraron un camión de distribución de paquetería de la empresa UPS y su chofer.
La persecución se produjo en la red de autopistas que conectan a los condados de Miami-Dade y Broward, a todas luces de una forma bastante anárquica. El sargento retirado de la ciudad de Miami, Marcos González, dijo a OnCuba que desde el inicio todo el proceso de persecución estuvo plagado de errores. “Esto tiene una razón muy clara: en Florida no tenemos experiencia en este tipo de situaciones. Aquí son casos muy pero muy raros; tanto, que ni me acuerdo del último, pero son muy comunes en la costa oeste, en California principalmente”, explicó.
Para la fuente, hubo cuatro errores capitales: el camión secuestrado no debía haber llegado a una autopista abierta. “Aunque era el final de la tarde y mucha gente regresaba a sus casas, siempre se puede llevar un camión a un estacionamiento y paralizarlo ahí. Y comenzar a negociar”, explica.
Otro problema fue que la persecución en la autopista no fue acompañada del cierre de las calles con acceso a esas vías rápidas. Como consecuencia, comenzaron a llenarse de tráfico. “Con tantos departamentos de policía envueltos, es inadmisible que no se adelantaran y cerraran las autopistas o las bloquearan”, subraya González. Es más: “nadie hizo el intento de adelantarse al camión secuestrado, cuya velocidad jamás puede competir con la de un patrullero”.
Pero lo que más vergüenza le da, tanto que prefiere ni comentar, fueron dos detalles que todo mundo presenció en la transmisión en vivo. Los policías no hicieron ningún esfuerzo por empujar a la camioneta fuera de la carretera usando los escudos metálicos colocados al frente de los patrulleros. Y cuando finalmente lograron arrinconar al camión con los secuestradores y el rehén, los agentes se parapetaron detrás de otros automóviles paralizados en el tráfico y con civiles dentro, indefensos y sin poder escapar.
“Solo una cosa diré, esto es suficiente para que todos los jefes de departamentos de policía involucrados presentaran su renuncia”, sostuvo Marcos González.
Pero este fin de semana no solo ninguno lo ha hecho, ni ningún alcalde, a quien en última instancia responden los agentes y jefes, ha comentado el asunto en sus aspectos técnicos. Todos están todavía investigando esta persecución que dejó cuatro muertos: los dos secuestradores, el secuestrado y un anciano que quedó atrapado en un cruce dentro de su auto porque los policías parapetados no lo dejaron refugiarse.
La hermana del secuestrado, el chofer Frank Ordóñez, criticó duramente en su cuenta twitter a los agentes. “He perdido a mi hermano a causa de la negligencia y la estupidez de la policía. En vez de negociar una situación de rehenes, prefirieron disparar a mansalva contra todo el mundo”, apuntó Genny Merino.
El padrastro de Ordóñez, el doctor Joe Merino, dijo a un canal de televisión que combatirá duramente a los policías involucrados porque no mostraron ningún interés en preservar la vida del joven. Se pregunta por qué los jefes policiales nunca ponderaron sacar a la calle al equipo especial de la policía, el team SWATT. “Esto fue como el viejo Oeste. Voy a ser la voz de mi hijo, esto no lo van a enterrar debajo del tapiz”, dijo.