El avance hacia el sur de Estados Unidos del Covid-19, el temible coronavirus, ha llevado a las autoridades a controlar el ingreso al estado. Primero de los viajeros procedentes de Louisiana y ahora de Nueva York, donde el virus ha atacado con más fuerza y provocado 1.550 fallecidos solo este martes, más 300 nuevos casos que el día anterior, para un total hasta hoy de más de 76.000 enfermos reportados.
Esta alarma ha provocado que miles de neoyorquinos hayan querido desplazarse hacia la Florida, lo cual ha llevado al gobernador Ron DeSantis a firmar una orden ejecutiva para impedir su ingreso. Asimismo, de otros estados que si bien no tienen cifras tan elevadas, constituyen causa de preocupación pública. La orden también obliga a colocar en cuarentena a todo el que quiera ingresar y tenga indicios visibles de portar el virus.
Para ello ha movilizado a la Guardia Nacional y los policías locales. Pero no es una tarea fácil, entre otras razones porque los términos de la proclamación del estado de emergencia promulgado por DeSantis no son enfáticos en este aspecto, y las órdenes posteriores apenas permiten que las autoridades estimulen el regreso a casa de quienes quieran entrar en la Florida. Por ejemplo, si un neoyorquino tiene una residencia de verano en el estado del sol, no puede ser enviado para atrás porque legalmente vive en la Florida. Muchos tienen otra casa en el sur de la Florida, donde generalmente pasan el invierno o temporadas más largas si están jubilados.
Tampoco se les puede impedir ingresar a quienes tengan una razón de fuerza mayor para venir a la Florida. Entre estos se encuentran los militares acantonados en las seis instalaciones militares del estado. También porque el estado no está desarrollado industrialmente y su producción agrícola se resume en cítricos, vegetales y legumbres. Todo lo demás es “importado” del resto del país, incluso el alcohol, tan necesario en estos tiempos de coronavirus. La Florida no dispone de ninguna destiladora.
Todo esto provoca un gran volumen de camiones de carga que traen al estado todo tipo de productos alimenticios o de otra naturaleza –combustibles, por ejemplo–, ya que la Florida tampoco dispone de oleoductos y gaseoductos. Estos productos esenciales están excluidos de todo tipo de cuarentenas. “Las filas en la frontera con Georgia y Louisiana son intensas, pero no interminables. Todo el mundo es sometido a un escrutinio intenso. Con los camiones no hay grandes problemas. La cuestión que hace demorar a los viajeros es que deben demostrar por qué quieren ingresar a la Florida”, explica a OnCuba un portavoz de la Guardia Nacional, George Anderson.
Según la fuente, muchas veces las personas no entienden las razones de la prohibición de ingreso una vez que el gobernador se rehúsa a proclamar un toque de queda o una prohibición formal de ingreso. De hecho, el lunes DeSantis se limitó a ordenarle a la gente que se mantenga en sus casas hasta nuevo aviso, decisión que está particularmente orientada hacia del sur de la Florida, donde se registra mayor incidencia del coronavirus.
Según el ex alcalde de Hialeah, el demócrata Raúl Martínez, devenido hace dos años moderador de un popular programa radial en Miami, la decisión del gobernador se debe al deseo de complacer al presidente Donald Trump, uno de sus principales seguidores, ya que al menos Miami-Beach, las ciudades de Miami, El Doral y Hialeah han proclamado toques de queda. El alcalde del condado Miami-Dade, Carlos Giménez, otro seguidor de Trump, tampoco ha proclamado el toque de queda. Se limitó a sugerir una cuarentena, aunque encerró todos los negocios no esenciales en el área metropolitana. Giménez, ya al final de su mandato, aspira al Congreso federal, necesita del apoyo del president, y esta es una buena oportunidad de agradarle para poder lograr ese apoyo.
Cerrado el paso a Cayo Hueso
Mientras, por orden de las autoridades locales el condado Monroe, al sur de Miami-Dade, se encuentra cerrado a los visitantes. La policía también está escrutando a quienes quieren ingresar en los cayos de la Florida, cuyo islote más importante es Cayo Hueso, punto obligado de turismo y recreación. Monroe es uno de los condados con menor número de afectados por el coronavirus, con apenas 26, y ningún fallecido en poco más de 77.000 habitantes.
Según la oficina del alguacil de Monroe, la prohibición de entrada a los cayos comenzó el viernes pasado. Durante el fin de semana la policía impidió la entrada de 788 autos y de unas 2.000 personas. Este martes por la mañana, 1.600 carros también fueron impedidos de entrar a Monroe. Antes de la implementación de la medida– dijo el Departamento de Transporte de Florida–, el flujo de tráfico ya había comenzado a bajar para esta época del año, representando apenas entre el 47% y el 49%. Pero ahora bajó entre 23% y 26%. Para ingresar a los cayos hay dos formas posibles: tener una calcomanía emitida por la municipalidad o un documento federal como la licencia de conducir con una dirección de los cayos.
La desobediencia
Entretanto, aunque las playas de la Florida se encuentran cerradas, los gobiernos municipales tampoco tienen la capacidad de controlar la implementación de todas las órdenes de recogimiento en casa. El lunes por la mañana el tráfico en la calle ocho antes de ingresar a los Everglades era más intenso rumbo al oeste, donde se encuentran muchas playas muy apetecidas por la ciudadanía, y que parecen no tener gran vigilancia. Se trata de playas situadas en la costa oeste de la península de la Florida en pequeñas ciudades como Naples y Cape Coral. O más al norte en la zona de St. Petersbourgh, la playa de Clearwater.
En Naples, condado de Collier que tiene 100 casos de coronavirus y un fallecido, la policía municipal intenta sacar a la gente de la playas tras la orden de clausura, pero radios locales han dicho que se trata de una tarea titánica porque la municipalidad está mandando a sus empleados a casa y son muy pocos los que están llevando a cabo las patrullas, quizás también porque no hay instruccioness claras de cómo hacer las detenciones o de las multas a aplicar.
Pruebas volantes
Por otro lado, las pruebas volantes que se llevan a cabo por todo el estado, particularmente en Miami-Dade y Broward, están arrojando resultados más precisos. Este martes al mediodía, según el Departamento de Salud del estado, la Florida tenía 6.338 casos de coronavirus, 6.096 se encuentran hospitalizados, 772 han sido hospitalizado y se registraron 77 fallecidos.
En Miami hay 1.926 casos, con edades comprendidas en 2 y 101 años, y 6 muertos.