El petróleo del lecho marino de la Florida es una quimera muy antigua de las empresas petrolíferas. Hasta ahora, políticos de ambos partidos han evitado las perforaciones marinas, pero con Donald Trump en la Casa Blanca las perspectivas se están abriendo.
Desde la campaña electoral del 2016, el mandatario ha abogado por la apertura de las aguas costeras floridanas del Golfo de México a la prospección del crudo y gas natural. Trump incorporó la idea a su plan de avanzar hacia unos Estados Unidos independientes enérgicamente. El concepto fue acogido de manera favorable por parte del electorado, sobre todo por aquellos votantes que constituyen el hardcore del trumpismo, que son los que viven en las áreas rurales, en los Estados Unidos profundos, y no tienen la más mínima idea de la complejidad del mundo del petróleo.
Pero en las zonas costeras la idea nunca caló. Incluso republicanos prominentes como el ex gobernador de la Florida y actual senador federal, Rick Scott, se opusieron firmemente. El actual gobernador del estado, Rick Santis, tampoco está de acuerdo. Entre otras razones, porque todavía tienen en mente las imágenes del desastre natural del Golfo de México en 2010, cuando reventó una plataforma marina de extracción de crudo y casi 5 millones de barriles se esparcieron por las aguas ocasionando un desastre ecológico que dura hasta hoy. Temen que si algo parecido sucede en la Florida es el adiós a la industria turística.
Según ha develado el diario Politico, la administración está considerando llevar a cabo una discreta subasta para vender los derechos de explotación de petróleo y gas natural de modo a cumplir con la promesa electoral del presidente, que a poco más de año y medio de las elecciones se encuentra en los índices más bajos de popularidad y necesita de toda “ayuda” para ser reelecto.
El asunto se complica porque la apertura de nuevos pozos petrolíferos en el Golfo de México aproximaría más un eventual desastre a las costas floridanas.
Pero los cabilderos están trabajando con fuerza para presionar al Departamento de Interior a terminar el plan de diseño de las franjas a ser subastadas y, una vez aprobado por la Casa Blanca, colocar al electorado ante un hecho consumado. Lo único que tiene aguantada la publicación del plan es el hecho de que el Senado todavía no ha confirmado a David Bernhardt como secretario del Interior. Hasta ahora es el secretario en funciones.
Una presidencia en entredicho
Sin embargo, la idea es tan políticamente tóxica, como dice Politico, que jamás fue considerada por ningún antecesor de Trump. “Es un suicidio político que en el caso de la Florida se incrementa aún más porque es un estado clave para la reelección presidencial. Pero Trump no parece darse cuenta de ello”, comentó a OnCuba el analista Jaime Domínguez, de la Universidad de South Florida.
Aunque no ha abierto la boca sobre el tema, todo indica que Trump lo tiene bien presente. Según la cadena NBC, precisamente porque la apertura de nuevos pozos petrolíferos es tan controversial en la Florida, el presidente y su entorno no se han referido al asunto y estarían manejando todo a espaldas del propio partido republicano y de sus seguidores en el estado del sol.
De hecho el año pasado, antes de las elecciones legislativas, el primer secretario de Interior de Trump, Ryan Zinke, participó en un mitin de campaña de Rick Scott donde anunció que no se iban a realizar perforaciones en la Florida. En esa época el gesto fue visto como una forma de apoyar la elección del ex gobernador del estado. Pero el gesto aborreció tremendamente a Trump y este terminó despidiendo a Zinke a inicios de este año.
En las audiencias de confirmación de su nominación, Bernhardt no dio ningún detalle sobre la marcha del plan, pero reveló que se encuentra ya en su “fase 1” de diseño. Según Politico, no es verdad. El plan se encuentra realmente en su etapa final. De hecho, dijo un cabildero, “a todos lo efectos está hecho”.
Según un sondeo de la Universidad de Quinnipiac realizado en marzo pasado, el 64% de los floridanos se opone a la explotación del petróleo submarino, tanto que en noviembre pasado en un referendo estatal fue ampliamente aprobado un proyecto de ley que prohíbe la perforación marítima en busca de crudo y gas natural dentro de los límites acuáticos del estado.