I
Ya es casi un lugar común afirmar que los hispanos/latinos se convertirán en el grupo de votantes minoritarios más grande de Estados Unidos durante las elecciones de este año. En efecto, se trata de un récord de 32 millones de personas elegibles para asistir a las urnas, lo cual representa el 13,3% de todos los electores. En esta cifra se incluye un gran número de votantes en swing states como Colorado, Nevada, Arizona y Florida. En este último los hispanos/latinos constituyen casi una cuarta parte de los electores.
La conocida actriz y presentadora Eva Longoria se lo repitió a los asistentes a un mitin demócrata en la localidad de Kissimmee, Florida, cuando Biden estuvo haciendo campaña en el importante corredor de la I-94, que conecta a Tampa con Orlando y Daytona Beach. “Este año, por primera vez en la historia, los hispanos serán el grupo minoritario más grande de votantes potenciales en Estados Unidos, los votantes latinos decidirán las elecciones de 2020, eso es un hecho. No solo quiero que Trump sea sacado de su cargo, quiero que la comunidad latina sea el grupo decisivo para sacarlo”. Biden, por su parte, expresó: “Más que en cualquier otro momento, la comunidad hispana, la comunidad latina tiene en la palma de su mano el destino de este país. Ustedes pueden decidir la dirección de este país”.
Se trata, por definición, de uno de los grupos sociodemográficos sobre los que han recaído y aun recaen muchos de los constructos antinmigrantes de la actual hora, avalados en diversas ocasiones y en distintos escenarios por la figura de Donald Trump a partir de su campaña electoral de 2016. Como se conoce, uno de los más rechinantes consiste en diseminar la idea de que los mexicanos que cruzan la frontera de manera ilegal —en realidad una vieja figura retórica que da la parte por el todo—son, abrumadoramente, delincuentes, asesinos y violadores. Ese discurso se ve retroalimentado por acciones del poder ejecutivo como tratar de desmontar/deportar a los jóvenes dreamers, un resultado de políticas migratorias de la administración Obama que han sido y aún son objeto de decisiones muchas veces controversiales del sistema judicial.
Sobre el voto latino penden también otros constructos racistas como los testimoniados por Michael Cohen, el ex abogado personal de Trump, en su libro Disloyal, según el cual el presidente le habría espetado: “nunca obtendré el voto hispano. Como los negros, son demasiado estúpidos para votar por Trump. No son mi gente”. Y que tienen un impacto multilateral sobre esa comunidad, más allá de su estatus inmigratorio.
Sin embargo, sería erróneo concluir que los hispanos/latinos constituyen un bloque monolítico. Como ha escrito Viktor Reklatis, “la gente asume que ser republicano y latino es una contradicción de términos […]. Siempre ha habido latinos atraídos por los valores y las políticas republicanas […]. No creo que sea emocionante decirlo, pero los votantes latinos son en muchos aspectos como todos los demás: muy diversos, y su voto se basa en una combinación de intereses propios, aspiraciones, opiniones políticas, religión y nociones de pertenencia e identidad”. La expresión “Latino Republican”, dice con razón un estudioso, no es, por supuesto, un oxímoron.
El voto latino en la Florida
En las elecciones presidenciales de 2016 Trump le ganó a Hillary Clinton el estado de la Florida por un estrecho margen (49% vs. 47.8%). Analistas varios de los comicios de este año anticipan que de nuevo podría resultar crucial en los resultados finales, en dependencia de cómo se comporte el proceso a nivel nacional y en especial en el resto de los swings states. La Florida, como se conoce, aporta 29 votos electorales. Tradicionalmente, los latinos/hispanos han sido votantes demócratas, menos los cubanos, en especial los que viven al sur de la Florida.
Para los demócratas, el dato problemático consiste en que Joe Biden tiene el apoyo latino más débil de todos sus recientes candidatos presidenciales. Una encuesta de NBC News / Marist sobre los votantes latinos de Florida llevada a cabo ocho semanas antes de las elecciones, encontró que Trump iba cuatro puntos por delante (50% vs. 46%). Y que entre todos los votantes de la Florida el retador demócrata y el titular republicano estaban empatados con un apoyo del 48%. En un promedio de encuestas de RealClearPolitics se colocaba a Biden ligeramente por encima con un 48,7% frente al 47,1% de Trump.
La presencia de Biden en el corredor citado al inicio, que se caracteriza por su alta concentración de población hispana/latina, y sobre todo de puertorriqueños, respondía entonces al hecho de que a esas alturas su desempeño entre los hispanos/latinos resultaba bastante pobre comparado con el de Hillary Clinton, Barack Obama y Bill Clinton, lo cual desató la alarma entre miembros del liderazgo demócrata y directivos de su campaña.
En efecto, en 2016 Hillary Clinton había ganado el 66% del voto hispano/latino, pero ese porcentaje representaba, en sí mismo, una caída si se comparaba con el 71% de los votantes hispanos/latinos que en 2012 apoyaron la reelección de Barack Obama. Biden estaba entonces, pues, bastante por debajo del nivel de flotación. En ese contexto, el multimillonario y ex aspirante presidencial demócrata Mike Bloomberg anunció que donaría cien millones de dólares solo para ayudarlo a ganar la Florida. “Lo que estamos haciendo en Florida, y en todo el país, es darles a los votantes hispanos una razón para votar por Joe, desde abordar finalmente la crisis de la COVID-19 que ha afectado desproporcionadamente a las familias hispanas, hasta su compromiso de proteger a los dreamers. Lo estamos haciendo en español y en inglés, por televisión, radio, digital, y por correo, mediante un alcance culturalmente focalizado que ya ha hecho crecer una gran y vibrante coalición Hispanos por Biden”, declaró Christian Ulvert, un estratega de la campaña de Biden.
II
Pocas semanas después, aparentemente el viaje de Biden a Tampa y al corredor de la I-4, más la estrategia enunciada por Ulvert, arrojaban sus primeros dividendos, no solo como resultado de acciones políticas sino sobre todo de logística y de base material. De acuerdo con trascendidos, hasta la fecha la campaña de Biden ha gastado más que la de Trump en publicidad televisiva en la Florida durante este ciclo: entre 30 y 42 millones de dólares, según el rastreador de anuncios políticos Kantar/CMAG. La última encuesta de votantes latinos que conozco, a cargo de NBC News, The Wall Street Journal y Telemundo, implementada sobre una muestra de 300 votantes entre el 13 y el 16 de septiembre, arrojó los siguientes resultados, con un margen de error estimado en 5.66 puntos porcentuales:
- El 62% planea votar por el candidato demócrata, mientras que solo el 26% planea apoyar al presidente Trump.
- Joe Biden tiene una ventaja considerable sobre el presidente Trump entre los votantes latinos a nivel nacional, aunque su ventaja es menor que la que tenía Hillary Clinton sobre Trump con el bloque de votantes en 2016.
- A Trump le va mejor entre los votantes latinos de mayor edad, pero también está detrás de Biden en esa categoría, registrando el apoyo del 35% de los latinos mayores de 40 años en comparación con el 53% que apoyó a Biden.
Una variable a considerar en los resultados de la Florida será, sin dudas, el comportamiento del voto joven. De acuerdo con una encuesta de Telemundo/BuzzFeed News hecha en español e inglés entre el 5 y el 22 de junio, los votantes latinos jóvenes apoyan a Biden. Y si la elección fuera mañana mismo, el 60% de los hispanos/latinos de entre 18 y 34 años votarían por él. Solo el 19% declaró que lo harían por Trump. La mitad de los jóvenes latinos en la Florida —aseguran—, son demócratas: solo el 13% se identifican como republicanos y el 7% de “otro partido”.
Estos datos resultan congruentes con una encuesta nacional, publicada el pasado lunes 21 de septiembre: el 60% de los posibles votantes menores de 30 años dijeron que respaldarán a Biden en noviembre, mientras que el 27% dijo lo mismo de Trump. Una nota interesante es la ya aludida: al vice de Obama le va mejor con los votantes jóvenes que a Hillary Clinton en este punto de la carrera presidencial.
¿Y los cubanoamericanos?
Los pronósticos indican que el voto cubanoamericano, en especial el de Miami Dade, uno de los condados con mayor concentración de cubanos, junto a Broward, Hillsborough y Palm Beach, se irá con Donald Trump. Este sería no solo un resultado de su alineamiento histórico con el Partido Republicano, sino también de una consistente propaganda que identifica a Joe Biden como un individuo débil, cooptado por la izquierda radical y por el socialismo/comunismo, constructo imposible de asimilar considerando su trayectoria moderada y el proceso de decantación de “radicales” que tuvo lugar durante las primarias de su partido.
Una rápida mirada a los anuncios políticos difundidos por la TV hispana, en especial uno narrado por la actriz cubana Susana Pérez, arroja la identificación de Biden con elementos del discurso radical asociado a las manifestaciones por el asesinato de George Floyd. Uno consiste en socializar la idea de que el candidato demócrata apoya el desmantelamiento de la policía, elemento varias veces desmentido por el propio Biden y que constituye, de hecho, uno de los pocos temas en que ambos candidatos coinciden.
Pero toda esa propaganda electoral resulta efectiva en la medida en que acude a resortes psicológicos emocionales enraizados en la cultura de la Guerra Fría, de larga data en Estados Unidos, y a la explotación del miedo, palabra en el epicentro de la estrategia republicana. Su Convención Nacional, celebrada unas pocas semanas atrás, dio abundantes muestras en este sentido al afirmar cosas tales como que Biden y los demócratas querían “vender el país a China comunista y cancelar la cultura estadounidense”; que Donald Trump era el “guardián de la cultura occidental”; que resultaba imperativo salvar a Estados Unidos ahora porque “podemos perderlo para siempre”; que reelegir al actual presidente aseguraría “que nuestros hijos se críen para amar a Estados Unidos”. Y last but not least, esta joyita: que los demócratas querían controlar “cuántas hamburguesas uno se puede comer”. Estos y similares mensajes, por razones obvias, también encuentran eco entre inmigrantes y votantes provenientes de Venezuela y Nicaragua.
En efecto, una remisión a los resultados de una encuesta de Bendixen & Amandi International y el Miami Herald, implementada entre 500 posibles votantes, arrojó que el apoyo a Trump entre los cubanoamericanos resultaba aplastante en Miami-Dade: 68% vs. 30%. El dato ha sido utilizado en algunos foros, en especial en las redes sociales, para denotar un triunfo del presidente en ese condado, a pesar de que nada sugiere que se vestiría de rojo en las venideras elecciones. Y menos que alteraría mayormente los resultados en la Florida, a no ser que se trate de un final de foto finish. Ya se sabe que en ese estado la matemática política para ganar las elecciones ha sido una constante durante décadas: los republicanos acumulan más votos en el norte y el suroeste de la península, los demócratas dominan en los grandes centros de población del sur, y ambos partidos luchan en las áreas de alto crecimiento poblacional a lo largo del corredor de la I-4. Esa es, con toda probabilidad, la misma dinámica que veremos en las elecciones de este año.
Conviene, sin embargo, subrayar que ese apoyo cubanoamericano tampoco es universal, toda vez que la comunidad dista de ser un monolito. “En medio de la evidencia de que Trump ha expandido significativamente su apoyo entre la tradicionalmente conservadora comunidad de exiliados cubanos de Miami-Dade”, escribió David Smiley en The Miami Herald, “se está gestando un contramovimiento para demostrar que hay miles de cubanoamericanos en la Florida que creen que el presidente no tiene sus mejores intereses en el fondo”. Tratando de contrarrestar de alguna manera el mensaje simplón, la ex estratega republicana Ana Navarro-Cárdenas, declaró a los medios: “Joe necesita venir al sur de Florida, mirarnos a los ojos y combatir la ridícula narrativa republicana de que es una especie de socialista”.
Por último, de acuerdo con la encuesta en el condado Miami-Dade, Biden va por delante 55% vs. 38%, es decir, 17 puntos de diferencia, lo cual lo ubica fuera del margen de error de 4.4. Y lo más importante: Biden lidera entre los votantes hispanos no cubanos de Miami Dade 58% vs. 32%. Aquí, como diría el poeta, no hay nada grande que hacer.
En esto consiste, en apretada síntesis, la dinámica de Joe Biden con el voto latino en Florida cuando restan alrededor de 40 días para las elecciones presidenciales. Quedan claros entonces los desafíos que el candidato demócrata tiene por delante.
Allá nos vemos.
FREE CUBA FROM COMMUNISM