Scott Nichols, un artista de globos, se dirigía a casa en su patinete desde donde se efectuaban protestas en Minneapolis el pasado fin de semana cuando lo alcanzó una bala de goma disparada por alguno de varios policías antidisturbios.
“Me orillé y puse las manos arriba, porque no quería que me mataran”, dijo Nichols, de 40 años. “Todo aquel que me conoce sabe que no estaba en las calles para causar problemas”.
Nichols, que antes de la pandemia se ganaba la vida divirtiendo a niños en fiestas de cumpleaños infantiles con el nombre artístico de “El sorprendente Scott”, pasó dos días en la cárcel antes de ser liberado. Le habían imputado cargos penales de participar en disturbios y violar el toque de queda.
El presidente Donald Trump ha catalogado a quienes chocan con las fuerzas policiales tras la muerte de George Floyd como brutos radicales de izquierda organizados que se dedican al terrorismo interno, una aseveración reiterada por el secretario de Justicia estadounidense William Bar.
Algunos demócratas, como el gobernador de Minnesota, Tim Walz, y el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, inicialmente intentaron culpar de los disturbios a infiltrados de extrema derecha provenientes de otros estados antes de retractarse de esas declaraciones.
Anarchists, we see you! pic.twitter.com/ov1dMLu4Eg
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) June 1, 2020
Pero hay escasas pruebas que ratifiquen la veracidad de esas afirmaciones.
The Associated Press analizó expedientes judiciales, historiales de empleo, mensajes en redes sociales y otras fuentes de información de 217 personas arrestadas el pasado fin de semana en Minneapolis y el Distrito de Columbia, dos ciudades que han sido epicentro de las protestas.
En lugar de ser agitadores fuereños, más de 85% de las personas que arrestó la policía eran residentes locales. De los acusados de diversos delitos como violaciones al toque de queda, participar en disturbios y desobedecer a la policía, sólo un reducido número al parecer tenía alguna afiliación con grupos organizados.
Aquellos a los que les imputaron delitos más graves relacionados con saqueo y destrucción a la propiedad —como incendio intencional, allanamiento y robo— tenían con frecuencia antecedentes penales, aunque en un numero abrumador eran residentes locales que se aprovechaban del caos.
Los mensajes en redes sociales dejan entrever que pocos de los arrestados son activistas de izquierda, incluido uno que se describió como anarquista. Sin embargo, otros tenían indicios de simpatizar con la derecha política, incluidos algunos seguidores de Trump.
El presidente ha intentado retratar a los manifestantes y saqueadores como “personas malas, radicales de izquierda”, mencionando en forma preocupante el nombre de “antifa”, término que describe en general a activistas de izquierda unidos más por una ideología que por una estructura organizativa, como la fuente de los problemas. Trump dijo tener previsto designar a Antifa como una organización terrorista.