Dentro de dos años el senador republicano Marco Rubio debe ir a elecciones para mantenerse en su puesto. Pero el cubanoamericano pudiera perder porque todo indica que va a tener por delante un futuro peso pesado de la política estadounidense: la asesora del todavía presidente y su hija, Ivanka Trump.
Hay varios indicios de ello. El más importante es que Ivanka y su esposo, Jared Kurshner, están en negociaciones para comprar un lote de terreno por 8 millones de dólares en Indian Creek, un islote de Miami Beach, con apenas 41 casas y uno de los pedazos de terreno más exclusivos de la región, donde viven muchos de los mayores millonarios del país, inversionistas y artistas, como el cantante español Julio Iglesias.
Los Trump cambiaron la residencia de Nueva York a Florida en octubre pasado, pero el presidente quiere cambiarse a su club privado de Mar-a-Lago, en el condado de Palm Beach, mientras que Ivanka y su marido prefirieron la zona de Miami.
Esto pudiera tener un impacto político. El condado Miami-Dade es la base del senador Marco Rubio, aun cuando hace dos años perdió las primarias republicanas allí pese a ganar en el resto de los 66 condados del estado. Además de esto, el senador cubanoamericano ha visto mermar su base política, por lo cual muchos observadores creen que su hora ha llegado. Y, por demás, Ivanka tiene muchas ambiciones políticas.
“La posibilidad de que la hija del presidente se enfrente a Rubio es muy alta. Desde el inicio del mandato del presidente se habla de que Ivanka pudiera sucederlo y ella no lo ha negado. Puede que después de la derrota Trump haya dicho que pudiera volver a postular a un segundo mandato del 2024, pero una alternativa pudiera ser la hija, por lo cual a ella le sería bueno ingresar al Senado en 2022”, adelantó en un programa radial el analista demócrata Mauricio Pasariello.
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La hija del presidente no han confirmado si quiere retar al senador cubanoamericano, pero si lo hace tendría que enfrentarlo en las primarias republicanas, a menos que este decida no postularse de nuevo y retirarse de la vida política o presentarse para gobernador de Florida en contra del actual, Ron DeSantis, que se encuentra bajo las críticas por la forma como ha lidiado con la pandemia del coronavirus.
En Florida, Ivanka tiene a su favor el enorme caudal de electores que le dieron la victoria al padre en las elecciones del 3 de noviembre pasado, aunque tendría que trabajar mucho por conquistar a los cubanoamericanos que se decantarían por Rubio, aunque algunos consideran que el senador republicano no fue lo suficientemente “trumpista” en la pasada campaña electoral.
El lote de terreno de Indian Creek está vacío. Habría que construir una mansión, lo cual lleva tiempo, pero eso no impide que Ivanka y su esposo mientras tanto alquilen una casa donde instalarse.
El problema de Trump
Cuando anunció su mudanza a la Florida, donde Trump ya votó en noviembre, en el condado Palm Beach, el presidente dijo que pensaba instalarse en Mar-a-Lago y, de hecho, la semana pasada el servicio secreto fue visto en el inmueble estudiando los cambios de seguridad que se deberían hacer.
Pero al parecer, el mandatario se ha olvidado de que él mismo firmó un acuerdo con la alcaldía que impide instalar su residencia en Mar-a-Lago. La propiedad fue adquirida en 1993 y como las reglas del condado impiden que un club privado pueda ser usado como residencia privada, Trump se comprometió por escrito que jamás lo haría, y ahora vecinos de la zona están protestando porque no lo quieren ahí.
La razones son varias, desde los acuerdos legales hasta las molestias que pudieran alterar la tranquilidad de un barrio donde prima el silencio. Los vecinos estiman que llegada permanente de Trump a Mar-a-Lago transformará a este lugar en un imán para la prensa, no solo por la política, sino también por sus desplazamientos al campo de golf o al aeropuerto, con la consiguiente caravana del servicio secreto detrás con las sirenas sonando y las luces encendidas. Sin olvidar los cortes del tráfico y los embotellamientos.
El malestar de los vecinos fue revelado en una carta enviada a la alcaldía. “Según el acuerdo de uso de 1993, Mar-a-Lago es un club social y nadie puede residir en la propiedad”, escribió Reginald Stambaugh, abogado que representa a la familia DeMoss, que tiene una propiedad junto a Mar-a-Lago.
Así, “para evitar una situación embarazosa para todos y darle tiempo al presidente para hacer otros arreglos de vivienda en el área, confiamos en que trabajará con su equipo para recordarles los parámetros del acuerdo de uso. Palm Beach tiene muchas propiedades encantadoras a la venta y seguramente podrá encontrar una que satisfaga sus necesidades”.
Pero ninguna como Mar-a-Lago que, por sus dimensiones, es la única propiedad en el área que satisface ese enorme ego todavía presidencial.