Debo decirlo alto y claro: no hay evidencia de que perros y gatos puedan transmitir el nuevo coronavirus a los seres humanos. La Organización Mundial de la Salud lo declara en su sitio web, lo cual debería ser razón suficiente para detener los discursos contra las mascotas. Realmente sucede lo contrario, es decir, no son nuestras victimarias sino nuestras víctimas.
Veamos algunos ejemplos.
A fines de marzo un gato dio positivo al coronavirus en Hong Kong después de confirmarse que su dueño tenía la Covid-19, como se sabe, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus. El Departamento de Agricultura y Pesca de esa gran urbe asiática dijo entonces que los animales de compañía no eran fuente del mal, y que los propietarios no debían abandonarlos a su suerte. Explicaron que ese gato y dos perros fueron los tres resultados positivos de entre 27 perros y 15 gatos analizados, los animales se encontraban en cuarentena por haber convivido con humanos infectados.
Más tarde, en los Estados Unidos se dio el primer caso conocido de un animal positivo al virus que presentó síntomas: una tigresa malaya de cuatro años llamada Nadia, probablemente infectada por un empleado del zoológico del Bronx de Nueva York. “Esta es la primera vez que cualquiera de nosotros sabe en cualquier parte del mundo que una persona infectó al animal y el animal se enfermó”, dijo una funcionaria y agregó que compartirían los hallazgos con otros zoológicos e instituciones.
“Esperamos tener una mejor comprensión como resultado”, dijo. Otros tigres e incluso leones exhibieron síntomas, pero la directiva del zoológico decidió evaluar solo a Nadia porque era la más enferma y porque no querían “someter a todos los felinos a la anestesia”.
Recientemente varios miembros de una familia de Carolina del Norte que dieron positivo al nuevo coronavirus acaban de descubrir que su perro, Winston, también estaba contaminado. Este es, se dice, el primer perro en los Estados Unidos en ser diagnosticado con el virus. Su propietaria, Heather McLean, pediatra y profesora asociada de la Universidad de Duke, espera que el hecho no genere demasiada preocupación entre sus coterráneos y poder ponerle freno a la idea de que las mascotas propagan el coronavirus.
“Hasta donde sabemos, esta es la primera instancia [en los Estados Unidos] en la que se ha detectado el virus en un perro”, dijo el Dr. Chris Woods, director del Centro Hubert-Yergan para la Salud Global, en un comunicado publicado por Duke Meath.
A mediados de marzo Heather y su esposo Samuel McLean, quien trabaja como médico de emergencias en UNC-Chapel Hill, comenzaron a desarrollar síntomas leves. Los atribuyeron a alergias (picazón en la garganta y leve dolor de cabeza, entre ellos), pero empeoraron. “No hicimos un buen trabajo con el distanciamiento entre nosotros mismos”, dijo Heather. “Nos dimos cuenta de que nuestro hijo también tenía síntomas leves. Nuestra hija, sin embargo, no tuvo ninguno”.
Winston mostró algunos síntomas menores mientras su familia estaba enferma. “Tuvo una tos pequeña durante uno o dos días cuando todos estábamos enfermos y no desayunó una mañana”, dijo el hijo de la pareja, Ben McLean, a CNN.
La familia se recuperó y se inscribió en un estudio dirigido por el Dr. Chris Woods, virólogo y colega de Heather en Duke University. Desde principios de abril, cada semana un equipo de investigadores los visita para hacerles análisis de sangre y tomarles muestras nasales. “El primer día”, dijo Heather, “tomaron una muestra nasal de todas las mascotas: los dos perros y el gato. Afortunadamente, las otras dos dieron negativo”.
La infección por coronavirus es común en perros y gatos, como lo es en muchas otras especies animales. En los seres humanos se conocen muy pocas infecciones por coronavirus, y las más graves han sido las causantes del síndrome respiratorio del Medio Oriente, el síndrome respiratorio agudo severo y la enfermedad que ha provocado la actual pandemia por Covid-19.
Los coronavirus han mutado durante miles de años y como resultado provocan enfermedades en casi todas las especies animales. Sin embargo, el paso de una especie a otra requiere un largo proceso. Hasta el momento no hay evidencia alguna que respalde la idea de que una mascota pueda contagiar al ser humano, aunque ha ocurrido lo contrario en un grupo reducido de animales, la mayoría de ellos sin llegar a enfermarse. El sentido común indica que debemos cuidar a nuestras mascotas de nosotros, y nada justifica que se tomen medidas contra ellos.
Winston podría ser el primer perro en los Estados Unidos en dar positivo al coronavirus, pero los Centros federales para el Control y la Prevención de Enfermedades [CDC, por sus siglas en inglés] responden que están al tanto de los casos reportados en todo el mundo. Y su mejor recomendación es que las personas traten a sus mascotas como si fueran miembros de su familia.
“No permita que las mascotas interactúen con personas o animales fuera del hogar”, afirman. “Si una persona dentro del hogar se enferma, mantenga el aislamiento entre todos, incluidas las mascotas”.
¿Y Winston?
Un cachorro buldog francés. Hasta hoy, está como su familia.
Y jugando.