Trece miembros de un grupo ultraderechista fueron acusados de conspirar para secuestrar a la gobernadora de Michigan, Estados Unidos, la demócrata Gretchen Whitmer.
Las autoridades dijeron que el grupo Wolverine Watchmen planeaba asaltar la capital o la casa de vacaciones de Whitmer como parte de una acción para instigar una guerra civil. El FBI y el fiscal general de Michigan les presentaron cargos por delitos de terrorismo doméstico. Según una declaración jurada federal, planeaban lanzar cócteles molotov a cualquier oficial de policía que intentara detener el secuestro.
El grupo de extrema derecha Wolverine Watchmen o Los vigilantes de Wolverine (apodo con el que se conoce al estado de Michigan) es una rama de la milicia conocida como los Wolverines, fundado en 2019 por Joseph Morrison y Pete Musico.
La gobernadora de Michigan se ha convertido en objetivo de esta milicia, que ha ganado adeptos entre los escépticos del coronavirus después de promulgar estrictas medidas contra la pandemia, recientemente anuladas por un juez.
Se conoció que sus miembros compraron armas largas y organizaron reuniones de capacitación y planificación, pero no llegaron lejos porque el FBI les infiltró informantes. Seis individuos fueron acusados de delitos federales de secuestro, y al menos otros siete enfrentan cargos estatales.
La procuradora general de Michigan, Dana Nessel, se refirió a los acusados como “extremistas” que esperaban reclutar nuevos miembros “aprovechando un momento de disturbios civiles”.
A principios de 2020, el FBI tuvo la información de que un grupo de milicias estaba “discutiendo el derrocamiento violento de ciertos componentes gubernamentales y policiales” y “acordó emprender acciones violentas”. Los terroristas hablaron de “asesinar … tiranos” o “tomar” a un gobernador en funciones. El FBI les monitoreó una reunión el 20 de junio en Grand Rapids, Michigan.
Según trascendidos, las discusiones incluyeron emplear a unos doscientos hombres para “asaltar” el edificio del Capitolio en Lansing, secuestrar personas, entre ellas a la gobernadora Whitmer y juzgarla por “traición”. El grupo se reunió para ejercicios de campo y entrenamiento y vigiló su casa de vacaciones al menos en dos ocasiones a fines de agosto y septiembre.
Desde el Capitolio estadual la gobernadora Whitmer denunció el odio y la intolerancia. Dijo que el presidente Donald Trump era “cómplice” de lo sucedido porque no ha denunciado a los grupos de odio de la derecha.
Asimismo, agradeció a las fuerzas del orden público por su labor y dijo que, con suerte, conducirá a condenas “para llevar a estos hombres enfermos y depravados ante la justicia”.
“Todos podemos estar en desacuerdo sobre política, pero esos desacuerdos nunca, nunca deberían resultar en violencia”, dijo el fiscal federal Matthew Schneider. “Las acusaciones en esta denuncia son profundamente inquietantes. Debemos agradecer a los hombres y mujeres de las fuerzas del orden público, que descubrieron este complot y han trabajado duro para proteger a la gobernadora Whitmer”.
El coronel Joseph Gasper, director de la policía de Michigan, quien trabajó con agentes federales en la investigación, calificó el caso de “sin precedentes” y “uno de los casos más grandes en la historia reciente en los que ha estado involucrada la policía”.