Antes de la victoria de Donald Trump, Canadá había empezado a cerrar puertas a los migrantes. Ahora, organizaciones que trabajan con refugiados temen que las nuevas políticas empujen a los solicitantes de asilo a soluciones desesperadas y peligrosas, según precisa un reporte de Efe.
Ante el desplome en las encuestas, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, desde hace más de un año le ha dado un giro de 180 grados a las políticas migratorias que le llevaron al poder.
En 2017, cuando Trump llegó a la presidencia de EE. UU. e implementó medidas para expulsar a miles de refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, Trudeau publicó en las redes sociales que a quienes huían “de la persecución, el terror, la guerra, los canadienses les darán la bienvenida sin importar su fe. La diversidad es nuestra fuerza”.
Over the past decade or so, we’ve seen refugees turned into a major political issue in North America, Europe, and elsewhere.
But in all the political rhetoric, too few people are asking the right question.
Learn more in @astroehlein‘s Daily Brief: pic.twitter.com/neDFlffjWJ
— Human Rights Watch (@hrw) November 13, 2024
Ahora, apunta este reporte firmado por Julio César Rivas, los millones de personas que Trump amenaza con deportar una vez regrese a la Casa Blanca no van a encontrar otro mensaje acogedor del primer ministro canadiense, ya que “la realidad es que no todos son bienvenidos aquí”, tal como declaró el pasado noviembre el titular de Inmigración en Canadá, Marc Miller, considerado uno de los ministros más cercanos a Trudeau.
Este mensaje, apunta el reporte, está causando temor y una grave preocupación entre las organizaciones que en Canadá trabajan con refugiados y migrantes.
Un apellido en el horizonte: Poilievre
La fundadora de una de estas organizaciones declaró a esta agencia que si el cambio observado en Trudeau es malo, lo que puede venir después es aterrador.
“Estamos realmente preocupados porque si con el Gobierno de Trudeau se han cerrado las puertas para la migración, si cambia el Gobierno va a ser mucho peor”, dijo Loly Rico, fundadora del FCJ Refugee Centre.
Rico se refería a la posible llegada al poder en Canadá de Pierre Poilievre, el actual líder del Partido Conservador y al que las encuestas colocan de forma sistemática hasta 20 puntos por delante de Trudeau y su Partido Liberal.
Desde que se hizo cargo de los conservadores a finales de 2022, Poilievre se ha destacado por su populismo radical, apunta Efe.
Rico, que llegó a Canadá como refugiada salvadoreña con su esposo y cofundador de FCJ Refugee Centre, Francisco Rico Martínez, añadió que desde la victoria electoral de Trump se ha multiplicado el número de personas que solicita información sobre cómo pedir asilo en Canadá.
Pero, las encuestas y la presión de Poilievre han empujado a Trudeau a cerrar la frontera.
Un giro desde 2023
Todo empezó en 2023 cuando Ottawa renegoció con Washington el llamado “acuerdo del tercer país seguro”, que impedía que una persona llegara a un puesto fronterizo canadiense desde EE.UU. y solicitara el asilo, pero sí lo permitía si entraba por un paso irregular.
Una reforma implementada ese año acabó con ese vacío legal. Medidas adicionales anunciadas en las últimas semanas por Ottawa supondrán que, solo en 2025, alrededor de 1,2 millones de residentes temporales, entre trabajadores y estudiantes, tendrán que abandonar Canadá.
Además, este país reducirá el número de inmigrantes hasta un 27 % en los próximos tres años.
¿Una puerta de entrada?
Rico teme que todas estas políticas harán que un mayor número de personas intenten cruzar de forma irregular la frontera entre EE.UU. y Canadá, especialmente en los próximos meses durante el crudo invierno canadiense.
La realidad puede ser incluso peor, apunta Efe.
FMI sobre inmigración en EEUU: beneficio económico pese a problema político
Tom Homan, candidato a ser el “zar fronterizo” de Trump, declaró hace pocos días que anticipa “difíciles conversaciones” con Canadá porque considera que la frontera septentrional de EE.UU. “es un enorme problema de seguridad nacional”.
Homan añadió que ciudadanos de países que Washington considera patrocinan a terroristas, “utilizan Canadá como puerta de entrada a Estados Unidos”. Esta retórica puede obligar a Canadá a cerrar aún más sus políticas migratorias.