Donald Trump tiene una capacidad única para darse un tiro en el pie. Lo viene haciendo desde siempre, como ayer, cuando pronunció un discurso diciendo que quiere que las compañías de seguros acepten clientes con enfermedades crónicas. Un disparo bueno porque se trata de uno de los puntos fundamentales de ese Obamacare que él tanto criticó, y que los republicanos combatieron duramente en el Capitolio.
Pero si ese disparo ha provocado reacciones de incredulidad y rechazo entre los republicanos, durante las últimas horas no ha logrado superar otro fuetazo del día anterior. Resulta que el jueves pasado –y eso se supo hoy sábado–, Trump contestó una llamada de su más grande benefactor financiero para su reelección y… lo insultó. Se trata de Sheldon Adelson, un magnate del juego y los casinos que en la dos campañas presidenciales (2016 y 2020) del mandatario ha aportado, como mínimo, cien millones de billetes verdes. Pero en vez de estarle agradecido, Trump le echó en cara no involucrarse más en los esfuerzos de su reelección.
Todo empezó cuando el magnate de 87 años lo llamó por teléfono para hablarle sobre el proyecto de ley de alivio del coronavirus y la economía. Pero para espanto de Adelson, el presidente no quiso hablar del asunto sino comenzó a cuestionarlo acerca de por qué no estaba haciendo más para apoyar su reelección, revelaron a Politico.com tres personas con conocimiento directo de la llamada.
Uno de estos testigos dijo que era evidente que Trump no tenía la mas mínima idea sobre el alcance de las contribuciones monetarias de Adelson. Evidentemente furioso con lo que se estaba pasando, el magnate colgó el teléfono.
El intercambio no llegó a tres minutos. Los líderes de campaña entraron en pánico sin dar crédito a lo que había pasado. De inmediato intentaron arreglar las cosas con el empresario de Los Ángeles, pero Adelson no volvió a ponerse al habla. Es posible que el daño ya esté hecho y que por ese canal no entre más dinero, un punto crítico a 90 días de unas elecciones en las que Trump tiene todas las de perder.
Trump, a todas luces, no sabe cómo él le ha ayudado, pero tampoco conoce su carácter explosivo. En España todavía recuerdan el escándalo de 2012. La entonces baronesa del Partido Popular intentó convencer a Adelson a invertir en un proyecto de juegos de azar llamado Eurovegas, pero sin decirle toda la verdad.
En ese entonces Adelson viajó a Madrid para ultimar detalles. La entonces alcaldesa de la capital española le garantizó que el gobierno veía con buenos ojos el proyecto y la inversión. La “negociación” incluyó una cena en su casa, donde se dio todo por seguro, incluyendo la firma del contrato al día siguiente. Pero una vez terminada, el circulo interior del magnate descubrió que nada estaba amarrado con el gobierno español. Adelson regresó a Las Vegas en su avión sin decirle nada a nadie, y mucho menos a Esperanza Aguirre, quien se enteró al despertarse.
Aguirre intentó una segunda oportunidad anunciando una nueva reunión en Madrid, pero tambien era falsa. En este caso, el entorno de Adelson se adelantó y le informó directamente al gobierno español. Si no lo entendió a la primera, Aguirre debe haberlo entendido a la segunda porque no ha mencionado para nada el fracasado proyecto.
Los aliados de Adelson afirman que no está claro si el episodio disuadirá al magnate de Las Vegas, considerado durante mucho tiempo el eje financiero para la reelección de Trump, de ayudar al presidente en la recta final. La Casa Blanca no ha querido comentarlo.
Lo cierto es que el presidente necesita el dinero. A tres meses de las elecciones, está abrumado por una avalancha de gastos de los comités de acción política demócratas que los republicanos no han logrado igualar. Perder a Adelson lo colocaría todo en riesgo, por mucho que los republicanos agiten a los millonarios de su partido. Un problema que Trump siempre tuvo es que su electorado es muy de pueblo, poco ilustrado y sin grandes recursos.
Desde esta primavera, los grupos externos que apoyan al candidato demócrata Joe Biden han gastado más que sus contrapartes pro-Trump casi 3 a 1, monto que ha ayudado a borrar la ventaja financiera que tuvo el presidente hasta entonces.
“Es importante que se haga saber a los donantes que necesitamos los súper PACs y que ellos se pongan al día”, dijo el presidente del Club para el Crecimiento, David McIntosh. Su grupo pro republicano está listo para lanzar una campaña televisiva de cinco millones de dólares la próxima semana, según Politico.
Los grupos pro Biden han reservado más de 70 millones de dólares para anuncios publicitarios hasta las elecciones, mientras que los aliados de Trump tienen destinados solo 42 millones, según la firma de seguimiento de medios Advertising Analytics.