Varios medios informativos amanecieron este viernes anunciando que el expresidente Donald Trump pudiera anunciar el lanzamiento de su campaña para las presidenciales de 2024. Pero nadie de su entorno lo ha confirmado.
Según The New York Times, el anuncio será llevado a cabo después de las elecciones de medio término del martes entrante, 8 de julio. Trump está participando en actos públicos en apoyo a candidatos republicanos que le son afines en estas elecciones, pero que por su escenario y despliegue parecen mítines de precampaña.
Este domingo el exmandatario viajará a Miami para apoyar la relección del senador cubanoamericano Marco Rubio, quien según sondeos se encuentra a la par de la candidata demócrata Val Demings. Lo interesante es que ni Trump o Rubio han invitado al gobernador de Florida, Ron DeSantis, visto como un serio rival de Trump en las elecciones de 2024.
En un acto de campaña para estas elecciones de medio término en Iowa, Trump llegó a decir que “probablemente” se lanzaría a una nueva carrera presidencial.
“Y ahora, para que nuestro país sea exitoso, seguro y glorioso, muy, muy, muy probablemente lo haré de nuevo”, afirmó.
Según fuentes citadas por CNN, el equipo de Trump ha discutido el 14 de noviembre como una posible fecha para el anuncio, o sea, a menos de una semana de las elecciones de medio término y pocos días después del matrimonio de Tiffany, la hija menor del expresidente.
Trump llegó a considerar el lanzamiento de su campaña incluso antes de la celebración de las elecciones, pero al hacerlo días después podría tomarse el crédito por las victorias republicanas y no tendría que compartir el protagonismo con los resultados electorales.
Por otro lado, el Departamento de Justicia está considerando designar un fiscal especial para supervisar todas las investigaciones que involucran a Trump en caso de que el expresidente decida declarar oficialmente su candidatura a la presidencia de Estados Unidos.
Según varios medios, el Departamento ha evitado tomar medidas en relación con dichas investigaciones siguiendo su política de no tomar ninguna decisión que pueda afectar el resultado de un proceso electoral en marcha.
Después de las elecciones, el fiscal general podría entonces tomar la decisión sin precedentes de acusar formalmente a un expresidente de Estados Unidos.