El expresidente republicano Donald Trump derrotó fácilmente a su exembajadora ante la ONU, Nikki Haley, en las elecciones primarias de su estado natal, Carolina del Sur, el sábado por la noche.
Haley es la única candidata importante que quedaba en oponerse a Trump después de que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, se retirara en enero. Le fue bastante bien en New Hampshire, elevando su número total de delegados a 17 antes del sábado.
Trump ha ganado en todas las contiendas de nominación del Partido Republicano de 2024. En declaraciones para celebrar su victoria en las primarias, dijo que nunca había visto al Partido Republicano “tan unido como lo está ahora“.
Haley insistió el sábado por la noche en que permanecerá en la carrera, diciendo que no cree que Trump pueda derrotar al presidente Joe Biden en noviembre. Dijo que tiene el deber de dar a los votantes de los estados que aún no han celebrado primarias una elección real.
La campaña de Trump ha manifestado su confianza en que Haley flaqueará el Súper Martes. Justo antes de dar un discurso sobre el estado de la campaña, el 20 de febrero, los asesores de Trump dijeron que Haley estaría “destrozada, sin ideas, sin gasolina y completamente superada en todos los aspectos por Donald Trump“.
El único escenario probable para que Haley se convierta en la candidata republicana es si mantiene a flote su campaña en caso de que Trump sea declarado culpable de un delito antes de la Convención Nacional Republicana en Milwaukee, en julio.
Pero incluso en ese escenario, no hay garantías de que reciba la nominación en lugar de otra persona, especialmente porque el Comité Nacional Republicano tiene la autoridad para alterar las reglas de la convención en cualquier momento.
Haley acaba de ser derrotada en su estado natal. La campaña de humillación de Donald Trump en su contra se cierne sobre el panorama. Sus burlas en el sentido de que debería “cambiar de partido” y que es “esencialmente una demócrata” amenazan con alejarla aún más de las bases republicanas.