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En un golpe de timón más, el presidente Trump indicó este viernes que podría reducir a 80 % los aranceles a los productos chinos.
“¡80 por ciento de aranceles a China parece correcto!”, escribió Trump en su red Truth Social, reportó la agencia francesa de prensa AFP.
Si finalmente se cumple el impulso presidencial, significaría un recorte importante de las tarifas aduaneras al gigante asiático, establecidas actualmente en 145 %, y que en algunos bienes se acumulan hasta un delirante 245 %.
Trump agregó que “depende de Scott B.”, en referencia al secretario del Tesoro, Scott Bessent, que representa a Washington en las negociaciones que tienen lugar en Suiza este fin de semana, en las queestará el viceprimer ministro He Lifeng al frente de un equipo de expertos.
En otro post, minutos antes, el republicano escribió en mayúsculas que “China debe abrir su mercado a Estados Unidos. ¡Sería tan bueno para ellos! ¡Mercados cerrados ya no funcionan!”, agregó.
En las últimas semanas, la política comercial estadounidense ha oscilado entre la imposición de gravámenes históricos a decenas de países y la sugerencia de posibles reducciones, especialmente en el caso de China, marcando un rumbo errático que mantiene en vilo a mercados, gobiernos y empresas de todo el mundo.
Una política de vaivenes
El miércoles, Trump anunció desde el jardín de la Casa Blanca lo que denominó el “Día de la Liberación”: la imposición de un arancel universal del 10 % sobre todas las importaciones a Estados Unidos, medida que entrará en vigor de inmediato y que representa la mayor ruptura del sistema comercial internacional desde la Segunda Guerra Mundial.
Además, a partir del 9 de abril se aplicarán tarifas aún más elevadas a países que la Casa Blanca considera responsables de “décadas de abuso comercial”, incluyendo China (34 %), la Unión Europea (20 %), Japón (16 %), Corea del Sur (25 %) e India (26 %).
Canadá y México, socios clave de Estados Unidos, quedan exentos de los aranceles recíprocos, aunque no del gravamen del 25 % a todos los automóviles manufacturados fuera de Estados Unidos.
Coartada de la Casa Blanca
Trump defiende sus políticas arancelarias como una respuesta a lo que califica de “abusos” y “saqueo” por parte de aliados y competidores.
“Durante más de 50 años, Estados Unidos ha sido saqueado por naciones de todo el mundo”, argumentó, mostrando gráficos con los aranceles y barreras que otros países imponen a los productos estadounidenses, incluyendo medidas indirectas como la manipulación de divisas y regulaciones sanitarias. “Nos cobran, nosotros cobramos. ¿Por qué alguien debería sentirse ofendido? Esto es nuestra declaración de independencia económica”, sentenció.
La Administración justifica la imposición de aranceles bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional de 1977, invocando una “emergencia nacional” derivada del déficit comercial, que en 2024 alcanzó los 918 000 millones de dólares, un 17 % más que el año anterior.
Según la Casa Blanca, los nuevos gravámenes podrían generar ingresos fiscales de hasta 600 000 millones de dólares y reactivar la industria nacional, recuperando empleos en el sector manufacturero.
Consecuencias e incertidumbre global
Las políticas arancelarias de Trump han sido calificadas por expertos como el mayor cambio en el comercio global en un siglo, con efectos que trascienden las fronteras estadounidenses.
“Se trata de un arancel universal del 10 % sobre todas las importaciones a Estados Unidos para todo el mundo”, explica Faisal Islam, editor de economía de la BBC, quien advierte que el impacto será profundo, afectando cadenas de suministro, modelos de negocio y potencialmente la estabilidad económica de naciones enteras.
Por su parte, el economista español Juan Ramón Rallo explica que al dólar ejercer como moneda de reserva internacional hace que Estados Unidos tenga estructuralmente una posición de déficit exterior.
Esoo implica que países y agentes económicos de todo el mundo necesitan vender mercancías a EE.UU. para obtener dólares, lo que genera un flujo constante de productos hacia el mercado estadounidense y un déficit comercial continuo por la primera potencia mundial.
“Dicho de otra manera: el resto del mundo está deseoso de vender sus mercancías a Estados Unidos para conseguir dólares. Esto no va a cambiar mientras siga siendo moneda de reserva internacional”, puntualiza Rallo.
Caída de las bolsas
El endurecimiento de la guerra comercial ha provocado caídas en los principales índices bursátiles y ha elevado el riesgo de recesión tanto en Estados Unidos como en sus socios comerciales.
Moody’s Analytics y otros organismos advierten que la economía estadounidense podría entrar pronto en recesión, mientras que países asiáticos y latinoamericanos ya anticipan represalias y contramedidas.
La inflación, impulsada por el encarecimiento de productos importados como ropa, juguetes y electrónicos, es otra de las consecuencias inmediatas previstas por los analistas.
Expertos advierten que la incertidumbre generada por los vaivenes de la política comercial estadounidense podría frenar inversiones y alterar los flujos comerciales globales.
“Destruir los modelos de negocio de empresas y potencialmente de naciones enteras… algunas de las cadenas de suministro establecidas por las mayores corporaciones del mundo se verán interrumpidas de inmediato”, advierte Islam.
¿Estrategia o improvisación?
El patrón de anuncios y rectificaciones de Trump ha llevado a muchos a preguntarse si existe una estrategia coherente detrás de sus políticas o si, por el contrario, se trata de una táctica de negociación basada en la imprevisibilidad.
Las miradas se enfocan ahora en la delegación estadounidense, encabezada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, un actor importante en las negociaciones con China en Suiza, mientras los mercados esperan señales claras sobre el rumbo definitivo de la política comercial de la Casa Blanca.
Mientras tanto, la economía global sigue atrapada en las redes de la incertidumbre. Las empresas, los gobiernos y los consumidores observan con preocupación los zigzags de una política arancelaria que, lejos de estabilizar el comercio internacional, lo ha sumido en una era de volatilidad y dudas.