Los españoles comenzaron a votar el domingo en las cuartas elecciones generales en otros tantos años, tras una campaña electoral marcada por el movimiento independentista en Cataluña y las previsiones de que un partido de ultraderecha aumente de forma considerable su presencia en el Congreso de los Diputados.
El presidente en funciones, el socialista Pedro Sánchez, fue el más votado en las elecciones de abril pero tuvo que convocar elecciones tras no conseguir apoyo parlamentario suficiente para formar gobierno.
Se espera que Sánchez vuelva a ganar las elecciones, aunque el país podría afrontar un nuevo estancamiento y meses sin un gobierno estable.
“Yo creo que es muy importante que fortalezcamos la democracia con nuestro voto”, dijo Sánchez a la prensa tras votar por la mañana en Pozuelo de Alarcón, cerca de Madrid. “Y a partir de mañana podemos tener la estabilidad para formar un gobierno y poner a España en marcha”.
Los cuatro principales partidos centraron sus campañas en cómo gestionar el independentismo en la región nororiental de Cataluña y en el temido auge del partido de ultraderecha Vox.
Uno de los motivos para convocar las elecciones del domingo fue el fracaso de las negociaciones entre los socialistas y Unidas Podemos, que ahora es el cuarto partido más grande del parlamento. El líder de UP, Pablo Iglesias, tendió la mano a Sánchez tras votar en Galapagar, a las afueras de Madrid.
“Nosotros vamos a tender la mano al partido Socialista. Pensamos que (al) combinar la valentía de Unidas Podemos con la experiencia del Partido Socialista podemos convertir nuestro país en un referente de políticas sociales”, afirmó. “Vamos a dejar atrás los reproches”.
Se espera un aumento de la abstención. Los sondeos apuntaban a que hasta el 35% del electorado podría quedarse en casa, frente al 28% de abstenciones en abril.
Los centros electorales abrieron a las 9:00 de la mañana (0800 GMT) y cerrarían a las 20:00 (1900 GMT). Los resultados se anunciarían unas horas después.
España, un país que regresó a la democracia tras cuatro décadas de dictadura conservadora del fallecido general Francisco Franco, se enorgullecía de no tener ningún partido de ultraderecha con escaños en el Congreso de los Diputados, a diferencia de otros países europeos.
Pero eso cambió en las últimas elecciones, cuando Vox irrumpió en el panorama político obteniendo 24 escaños con promesas de adoptar una estrategia dura en Cataluña y en inmigración.
Sin embargo, muchos vieron la victoria de los socialistas en abril como un respiro para Europa, mientras los grupos conservadores ganaban terreno en países como Francia, Hungría, Italia y Polonia.
Pero muchos sondeos indicaban que Vox, liderada por Santiago Abascal, podría mejorar sus resultados en esta ocasión y aprovechar el sentimiento nacionalista español avivado por el conflicto catalán y por la exhumación de Franco ordenada el mes pasado por el gobierno socialista en funciones. Los restos del dictador fueron trasladados de su grandioso mausoleo para evitar la exaltación de su figura en un espacio público.
Vox ya ha unido fuerzas con los otros dos grandes partidos conservadores del país para gobernar muchas ciudades y regiones españolas.