Con un coro góspel, violonchelista y obispo negros, Oprah, Serena Williams e Idris Elba la boda del sábado del príncipe Enrique de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle fue una mezcla de solemnidad y expresiones culturales diversas.
La ceremonia unió la pompa y circunstancia de la institución británica más sagrada con elementos de la cultura negra norteamericana, atrayendo a espectadores que de otro modo no se habrían animado a sintonizar el espectáculo de la monarquía.
“Esto fue historia negra”, dijo Joy Widgeon, quien asistió a una fiesta en una casa en Burlington, Nueva Jersey, con sus hijas de 6 y 8 años. “Los afroestadounidenses estuvieron al frente de la boda real. Esta fue la primera vez, y espero que no sea la última. Por eso estoy aquí”.
El tema de la raza ha estado presente desde el principio. Tras hacer pública su relación en el 2016, Enrique atacó en un comunicado lo que describió como “trasfondos raciales” en la cobertura de los medios hacia su entonces novia, quien ha lamentado tales opiniones.
Cuando anunciaron su compromiso a fines del año pasado, muchas mujeres negras alrededor del mundo recibieron con beneplácito la noticia, como un cuento de hadas que no siempre las incluye.
Markle, de 36 años, se convirtió en la primera integrante negra de la familia real británica en la historia moderna. Su madre, Doria Ragland, es negra. Su padre es blanco.
Cuando Markle emergió del Rolls Royce que la llevó a la Capilla de San Jorge, Paula Jackson hizo un jadeo de aprobación.
“¡Ay, se ve preciosa! ¡Hermosa! ¡Bella!”, exclamó Jackson, quien llevaba un blazer enjoyado y una brillante tiara, sentada en un sofá con un letrero que decía en mayúsculas sostenidas: RESERVADO PARA LA REINA.
“Simplemente estoy tan feliz por ella”, dijo Jackson sobre Markle. “Será un ejemplo para nuestras jóvenes mujeres afroestadounidenses”.
La pareja también le pidió al obispo Michael Curry que participara en la ceremonia. Curry, el primer afroamericano elegido al cargo en la Iglesia Episcopal en 2015, tiene su sede en Chicago. Su teología, enraizada en la justicia social, se hizo ver el sábado, cuando invocó las palabras del reverendo Martin Luther King en su extenso discurso para la pareja y la audiencia.
Para Angelita Byrd, ese momento le recordó cuando iba a la iglesia con su abuela.
“Le trajo un poquito de la Estados Unidos bautista del sur a Europa”, dijo Byrd, de Filadelfia. “¿Sabes qué es lo que me gusta de todo esto? Ella le añade un poco de sazón a la familia real”.
La novia invitó personalmente al violonchelista negro de 19 años Sheku Kanneh-Mason a que tocara en la boda luego que el príncipe Enrique lo escuchó en un evento en Londres a beneficio de una organización antiguana. El diverso grupo de góspel cristiano Kingdom Choir interpretó una versión de “Stand By Me” de Ben E. King.
Los sombreros en la iglesia —una tradición que comparten las culturas afromericana y británica— fueron el plato fuerte de la moda.
Se casan ante millones
El príncipe Enrique y Meghan Markle se miraron a los ojos y se prometieron amor eterno el sábado al casarse frente a cientos de miembros de la realeza, celebridades y amigos en la Capilla de San Jorge, mientras millones alrededor del mundo seguían la ceremonia por televisión.
La agraciada ciudad inglesa de Windsor brilló en este cálido día de verano. Decenas de miles de personas atestaron sus calles y parques para presenciar el espectacular pero elegante enlace.
Para dar inicio a las festividades, la reina Isabel II honró a su nieto pelirrojo de 33 años con un nuevo título: duque de Sussex, haciendo de Markle duquesa de Sussex.
La boda fue un acontecimiento mundial gracias a la posición de Enrique como miembro sénior de la realeza británica y la fama de Markle como protagonista de la serie de TV estadounidense “Suits” durante siete años.
La pomposidad y ceremonial de la boda —con oraciones y tradiciones anglicanas, música clásica, un coro góspel y un recorrido en carreta por Windsor— fue vista en vivo por decenas de millones de televidentes alrededor del mundo.
La actriz estadounidense acogió su nuevo papel británico en un elegante vestido de seda blanco de la diseñadora inglesa Clare Waight Keller. Su velo traslúcido — que le llegaba hasta la cintura por delante y se extendía metros por detrás — incluía referencias florales a los 53 países en el Commonwealth, el grupo de países que corresponden al antiguo Imperio Británico y que es encabezado por Isabel II.
El palacio dijo que además de las flores del Commonwealth, el velo también tenía dos plantas elegidas por Markle: wintersweet y, en un guiño a su lugar de nacimiento, la amapola californiana.
El príncipe Enrique y su hermano Guillermo, el padrino, lucieron elegantes trajes militares oscuros, con guantes blancos y los uniformes de gala con levita del regimiento de caballería real Blues and Royals. Enrique mantuvo intacta su barba pelirroja, una decisión que había desatado apuestas en Gran Bretaña antes de la boda.
Markle se veía tranquila y segura al pronunciar sus votos sin la menor alteración de su voz. Sonrió ampliamente mientras el arzobispo de Canterbury Justin Welby los declaró marido y mujer. Enrique se veía un poco nervioso, pero feliz.
El oficio en la capilla reflejó las raíces estadounidenses de Markle. El reverendísimo Michael Bruce Curry, líder afroamericano de la Iglesia Episcopal, citó al líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr. en el “poder redentor del amor” al pronunciar el sermón, y las selecciones musicales incluyeron versiones de “Stand By Me” de Ben. E. King y “Amen/This Little Light of Mine” de Etta James.
La flamante pareja real se besó al salir de la capilla. La multitud clamó y continuó vitoreando mientras Enrique ayudaba a su esposa a doblar la cola de 5 metros para subir a una carreta Ascot Landau y comenzar su procesión por las calles de Windsor.
La policía dijo que más de 100,000 personas alinearon la ruta. La carreta descapotada fue jalada por cuatro caballos Grey de Windsor y pasó entre la gente, que ondeaba banderas y documentaba el momento con teléfonos celulares. Los recién casados sonrieron y practicaron lo que todo miembro de la realeza debe saber hacer: saludar y saludar y saludar a las multitudes.
Es un momento de transición en la monarquía británica, que parece lleno de esperanza mientras Guillermo y Enrique, los dos hijos de Carlos y Diana, ocupan su lugar en el centro de la escena con aplomo creciente.
Muchos en la multitud, como Ana Karukin, una enfermera brasileña que vive en Florida, dijo que fue a presenciar un momento histórico.
Y pareció ser un momento de alegría para la reina de 92 años y su esposo de 96, el príncipe Felipe, quien se sentía lo suficientemente bien para asistir. Isabel II logró ver a su nieto casarse con una mujer que claramente le trajo la felicidad que a menudo dijo faltaba en su vida tras la prematura muerte de su madre Diana.
Los famosos en la boda real
Oprah Winfrey parecía algo confundida sobre dónde debía sentarse. Serena Williams documentó su viaje a la capilla de San Jorge en Instagram. Idris Elba sonrió ampliamente al acompañar a su prometida, la modelo Sabrina Dhowre, quien llevó su obligatorio sombrero.
Ellos fueron algunas de las celebridades entre los 600 invitados a la boda del príncipe Enrique y Meghan Markle el sábado, en un evento en el que fueron excluidos políticos.
También asistieron varios de los ex compañeros de elenco de Markle en el drama de USA Network “Suits”, entre ellos Gina Torres, Sarah Rafferty, Abigail Spencer, Rick Hoffman y el esposo de Markle en pantalla, Patrick J. Adams. Así como Troian Bellisario de “Pretty Little Liars”, la esposa de Adams en la vida real.
La actriz india, Priyanka Chopra, una amiga de la novia llegó a la capilla con un traje gris claro con falda lápiz de Vivienne Westwood que tenía un saco con solapas asimétricas.
Williams, acompañada por su esposo, el cofundador de Reddit Alexis Ohanian, eligió un vestido rosado de mangas largas con drapeado de Atelier Versace combinado con un tocado en rosa pálido, un color por el que también se decantó Winfrey y otras asistentes a la boda real.
Elton John, se vio muy elegante con un chaqué, tendría un día muy ocupado como invitado y como artista para el almuerzo de recepción ofrecido por la reina Isabel II. Llevaba unos lentes rosados al llegar con su esposo David Furnish.
John fue amigo cercano de la madre del príncipe, la fallecida princesa Diana y tocó su éxito “Candle in the Wind” en su funeral en 1997. El Palacio de Kensington no dijo qué canciones eligió para la boda.
George y Amal Clooney, James Corden y David y Victoria Beckham también asistieron a la boda realizada en el Castillo de Windsor.
El cantante británico James Blunt también iba de gala, mientras que el jugador de polo Nacho Figueras llevó un traje azul brillante con un pañuelo blanco.
La actriz Carey Mulligan destacó con un etéreo vestido amarillo con estampado floral y mangas sueltas de Erden. Iba compañada por su esposo Marcus Mumford de la banda Mumford & Sons.
Joss Stone también asistió, lo que llevó a que los comentaristas de la BBC señalaran que la cantante, famosa por estar descalza en el escenario, llevaba unos tacones negros.
AP / OnCuba