El cuerpo del papa emérito Benedicto XVI fue llevado el lunes a la Basílica de San Pedro mientras decenas de miles de fieles hacían cola para rendir homenaje al pontífice que conmocionó al mundo al retirarse hace una década.
Se esperaba que entre 25 mil y 30 mil personas acudirían hoy lunes a rendirle homenaje. Pero seis horas después de que las puertas de la basílica se abrieran al público, la policía del Vaticano estimó que unas 40 mil personas habían pasado por el recinto, dijo la Santa Sede.
Al amanecer, diez Caballeros Papales con guantes blancos, junto a asistentes laicos de pontífices y casas papales, llevaron el cuerpo en una camilla de madera cubierta de tela a su lugar de descanso frente al altar principal de la basílica, bajo el dosel de bronce de Bernini.
Su antiguo secretario, el arzobispo Georg Gaenswein, y las mujeres que sirvieron en la casa de Benedicto XVI, siguieron a pie a una camioneta con sus restos mortales durante unos cientos de metros en una procesión silenciosa hacia la basílica.
Poco después de las 9 a.m. de hoy las puertas de la basílica se abrieron para que el público pudiera presentar sus respetos al difunto pontífice, quien se retiró del papado en 2013. Fue el primer Papa en hacerlo en seiscientos años.
Como deseaba Benedicto, el funeral estará marcado por la sencillez, dijo el Vaticano al anunciar el fallecimiento.
Benedicto XVI dejó un testamento espiritual en el que pide “perdón de corazón” a todos aquellos a quienes haya “podido perjudicar en su vida”, en un texto que el Vaticano dio a conocer horas después de que falleciera en el monasterio Mater Ecclesiae, en los jardines del Vaticano, donde vivió desde su renuncia en 2013.