Miles de personas esperaron durante horas el jueves, haciendo una cola de casi ocho kilómetros, para tener la oportunidad de pasar unos minutos frente al ataúd de la reina Isabel II.
Una semana después de que la reina muriera en el castillo de Balmoral, Escocia, después de setenta años en el trono, el centro de las conmemoraciones fue Westminster, el corazón del poder político en Londres.
Su ataúd permanecerá en el Westminster Hall hasta el lunes, cuando será llevado al otro lado de la calle a la Abadía de Westminster para el funeral.
El Palacio de Buckingham dio a conocer detalles sobre el servicio, el primer funeral de Estado en Gran Bretaña desde la muerte del exprimer ministro Winston Churchill en 1965.
Se espera que la realeza y jefes de Estado de todo el mundo estén entre las 2 000 personas que asistirán a los servicios.
La lista de invitados para el funeral de Estado abarca desde el emperador Naruhito, de Japón, y el rey Felipe VI de España hasta el presidente estadounidense Joe Biden, el presidente francés Emmanuel Macron y los primeros ministros de Canadá, Australia y Nueva Zelandia.
El lunes por la noche la reina será enterrada en un servicio familiar privado en Windsor junto a su difunto esposo, el príncipe Felipe, quien falleció el año pasado.
El ataúd de la reina salió del Palacio de Buckingham el miércoles, llevado en un carruaje tirado por caballos y saludado con cañonazos y el tañido del Big Ben, en una solemne procesión por las calles de Londres, atestadas de banderas y llenas de gente, hasta Westminster Hall.
Associated Press/OnCuba.