Este martes Biden y Putin hablaron casi al mismo tiempo. Primero el mandatario ruso y después su homólogo estadounidense. Y ambos sobre el mismo tema: la invasión rusa a Ucrania y sus consecuencias a pocos días del primer aniversario del inicio del conflicto.
De la parte rusa el discurso fue más agresivo. Marcó la suspensión provisional, aclaró Vladimir Putin, de la aplicación del segundo acuerdo START 3, que limita la cantidad de armas nucleares que cada país puede almacenar, y prevé la inspección mutua de los arsenales.
“Si Estados Unidos realiza ensayos nucleares con algún nuevo tipo de armamento estratégico, Rusia efectuará también pruebas” de esa clase. Aunque, “no seremos los primeros en hacerlo. Nadie debe albergar la peligrosa ilusión de que la paridad global estratégica puede ser destruida”, enfatizó el líder ruso ante una reunion del Parlamento.
Casi un año después de su primera visita a Polonia, Joe Biden reafirmó en Varsovia que el mundo occidental sigue firme en su apoyo a Ucrania, cuya capital visitó durante unas pocas horas el día anterior.
“Las democracias del mundo seguirán detrás de la democracia hoy, mañana y para siempre. Kiev sigue fuerte. Kiev sigue orgullosa”, refirmó el mandatario en el castillo Real de Varsovia ante una audiencia de miles de polacos y ucranianos que esperaron unas dos horas para ver y escuchar al mandatario.
Moscú ha dicho que la coincidencia de los discursos fue eso mismo: una coincidencia, y que Putin no decidió hablar públicamente este martes solo porque Biden visitó Kiev y Varsovia. “Estados Unidos no impone la agenda del presidente Putin”, comentó el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, a la cadena MSNBC.
Biden fue diáfano. Abogó por la participación de la OTAN en la defensa europea en el conflicto. “Debemos tener una seguridad europea. Es básico, simple y en consecuencia con nuestro pensamiento”, refirmó. Es que, precisó, “la OTAN es la mayor consecuente alianza europea, una respuesta directa a Putin, que consideró la alianza atlántica “una fractura en la guerra en Ucrania”.
“Ellos [Occidente] quieren imponernos una derrota estratégica y, al mismo tiempo, apoderarse de nuestras instalaciones nucleares”, había dicho Putin.
Este contrapunteo sería definido más tarde por David Gerben, quien fuera asesor de cuatro presidentes estadounidenses, tanto republicanos como demócratas, como un discurso que pudiera marcar el inicio de una “nueva Guerra Fría”.
“Me da la idea de que es una nueva vuelta al pasado”, subrayó a la cadena CNN.
Mientras esto sucedía en Moscú y Varsovia, en Beijing la cancillería china reveló que habrá un encuentro entre Putin y el mandatario Xi Jingping aunque sin fecha definida.
Xi ha mantenido una comunicación permanente con Putin, pero no una postura firme sobre el conflicto ucraniano. “Se van a reunir pronto. A nadie le conviene una política de Guerra Fría. Hay que definir una ruta de paz”, dijo el principal portavoz chino, Wang Wenbin, a la televisión de su país.
Parece que los tambores de la Guerra Fría empiezan a resonar trayendo de la historia un viejo conflicto que fue ideológico y ahora es imperial y militar.