A casi un mes de haberse iniciado la llamada revuelta de los tractores o tractoradas, con su punto de origen en Francia, los agricultores españoles continúan sus movilizaciones en casi todo el país ibérico con reclamos de medidas concretas para mejorar su situación.
Los tractores volvieron a recorrer las carreteras de Valencia, Murcia, Mérida y Pamplona, al tiempo que la catalana Unió de Pagesos continúa cortando vías en su territorio, como en la frontera con Francia.
Las protestas se producen al margen de la dinámica de negociación emprendida por organizaciones agrarias mayoritarias que están al habla con el Gobierno central.
El episodio más violento de este viernes se registró en Zaragoza, donde hubo enfrentamientos entre agentes antidisturbios y los agricultores que pretendían llegar hasta las puertas del Parlamento regional.
Los protestantes reclaman un cambio en la política europea agraria y ayudas urgentes para paliar los efectos de la sequía.
Se vivieron “momentos de tensión y episodios violentos” porque “los agricultores trataron sin éxito de acceder a la sede de las Cortes de Aragón”, admitió el Ministerio del Interior, presidido por Fernando Grande-Marlaska.
En el episodio con la policía, al menos un agricultor resultó herido y tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital.
También se registraron concentraciones pacíficas en Castilla-La Mancha, sobre todo en las inmediaciones de la ciudad de Toledo, y en Andalucía, Granada y Sevilla.
Reclamos
Las movilizaciones se están llevando a cabo para reclamar un plan de choque que recoja medidas tanto a nivel de Unión Europea como del Gobierno de España y de las Comunidades Autónomas.
Básicamente, las protestas buscan soluciones inmediatas para aligerar la burocracia europea y mejorar las condiciones en un contexto de precios elevados por la guerra de Ucrania, combatir la competencia desleal de terceros países, especialmente de Marruecos y países asiáticos, y la prolongada sequía.
Pero España no es el único país del sur de Europa que sufre escasez de agua.
Según la última actualización del Observatorio Europeo de la Sequía, alrededor de 17 % del territorio de la UE se encuentra en situación de sequía grave. Algo más del 1 % se encuentra en el nivel más alto de alerta.
París, el otro foco que no se apaga
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En la capital francesa también aconteció una concentración de agricultores con sus tractores. Se informó la detención de 66 personas que bloquearon durante unas horas la céntrica calle de Campos Elíseos con sus vehículos y fardos de paja.
Según la versión del sindicato que convocó la movilización, Coordinación Rural, la manifestación fue “simbólica y pacífica” y tenía el objetivo de llegar al palacio de Versalles.
La policía antidisturbios intervino cuando la concentración fue a depositar un ramo de flores en la tumba del soldado desconocido, en el Arco del Triunfo, “para rendir homenaje a todos los agricultores que se suicidan. ”
Ola de suicidios
Unos 370 agricultores se suicidan al año en Francia, es decir, uno a diario, según cifras oficiales.
Ya en 2017 los trabajadores del campo tomaron las calles galas para denunciar esta realidad.
Algunos expertos apuntan problemas estructurales del campo : vender con pérdidas, situación de endeudamiento, desconocimiento del mundo rural, exigencias de responsabilidad y sostenibilidad con cada vez menos medios, un escenario común en la mayoría de la ruralidad europea.
Ese cuadro de desventajas es responsable del despoblamiento rural: en 1955 había más de seis millones de franceses que se dedicaban al campo. En 2019 esta cifra se redujo a unos 400 mil.
La pequeña agricultura es la que más tiene que perder frente a los vaivenes de un mundo globalizado y convulso, con un calentamiento planetario que está provocando fenómenos meteorológicos extremos, entre ellos la sequía y los incendios forestales.