El tren de alta velocidad recorrió campos de batalla históricos de la I Guerra Mundial y atravesó el Valle del Loira, salpicado de castillos, con un frágil cargamento: pacientes graves de Covid-19 y las máquinas que los mantenían con vida.
El TGV convertido en Unidad de Cuidados Intensivos es apenas una pieza de la movilización nacional de trenes, helicópteros, jets e incluso un buque militar, desplegados en Francia para aliviar hospitales congestionados y trasladar a cientos de pacientes y personal médico dentro y fuera de los focos de infección.
“Estamos en guerra”, reitera el presidente, Emmanuel Macron, en sus mensajes a sus compatriotas.
El mercado de alimentación de Rungis, en el sur de París y el más grande de Europa, se ha transformado en una morgue mientras la cifra de muertos en Francia superaba los 7.500. Casi 7.000 pacientes están en cuidados intensivos, llevando a los hospitales galos más allá de su límite. Los médicos racionan los analgésicos y reutilizan las mascarillas.
Dos TGV partieron esta semana desde la estación parisina de Austerlitz rumbo a Bretaña (oeste). Uno se dirigió a las ciudades de Saint Brieuc y Brest, el otro tomó el rumbo de Rennes.
Llevar a los pacientes en reanimación desde los hospitales de la región parisina donde estaban siendo tratados hasta el vagón asignado duró varias horas. Con los enfermos viajaron nueve equipos médicos compuestos por un médico, un interno, un enfermero anestesista y tres enfermeros suplementarios.
El estado francés y su presidencia facilitan coordinar los extraordinarios esfuerzos para trasladar pacientes, que se han extendido a todo el país e incluso a los territorios de ultramar.
Pero la pandemia ha dejado al descubierto puntos débiles en el reconocido sistema hospitalario tras décadas de recortes de gastos. Cuando el presidente visitó un hospital parisino en el frente de la lucha contra el virus, un indignado neurólogo le reclamó que volviera a invertir en sanidad de forma masiva.
No fue hasta el 16 de marzo cuando Macron cambió bruscamente de mensaje, declarando la guerra al virus y anunciando medidas nacionales de confinamiento. Una semana después se le vio en público con mascarilla en un hospital de campaña instalado por el Ejército a las afueras de Mulhouse, la ciudad oriental que registró un pico de casos tras un encuentro evangélico de cinco días.
El Ejército ha asumido un papel clave. Mandos militares y responsables hospitalarios diseñaron el sistema para trasladar pacientes a hospitales menos sobrecargados y llevar médicos a las zonas más afectadas. El primer TGV medicalizado hizo su viaje inicial el 26 de marzo.
Además de los trenes de alta velocidad, Francia ha recurrido a aviones y helicópteros militares para el traslado de pacientes graves hacia países vecinos como Alemania o Suiza.
Aunque esos traslados son muy populares, hay un debate público sobre cuestiones como que se están haciendo relativamente pocas pruebas del virus y la falta de material médico. Macron ordenó requisar todas las mascarillas para personal sanitario cuando se hizo evidente que Francia había iniciado la crisis con pocos suministros.
“Cuando estamos librando una batalla, debemos estar todos juntos para ganarla”, dijo el presidente. “Y creo que esos que quieren enviar a la gente a juicio cuando aún no hemos ganado la guerra son irresponsables”. (AP, OnCuba)