El fantasma de un eventual conflicto comercial con Estados Unidos cambió la agenda este lunes de una reunión de líderes de la Unión Europea en Bruselas, que debió enfocarse en los esfuerzos bélicos para contener el presunto avance de Rusia, según la agenda previamente acordada, reportó un despacho de la agencia francesa de prensa AFP.
La cita, que contó con la presencia del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y del primer ministro británico, Keir Starmer, pese a que Londres no pertenece ya a la UE, pero sí al bloque dle Atlántico Norte, terminó por discutir las amenazas que provienen del otro lado del continente, habida cuenta de la guerra de aranceles, por el momento en pausa, de 25 % lanzada por el presidente Donald Trump contra sus propios socios del T-MEC, México y Canadá; y de 10 % contra los productos de China, su némesis competitiva.
El magnate estadounidense también sugirió que haría lo mismo “en breve” con Europa, lo que ha puesto en jaque a las administraciones de una Unión Europea que proyecta crecer este año en un discreto 1,7 % su PIB.
Ese crecimiento sigue a un año de estancamiento en 2023, en el que con 0,5 % apenas esquivó la recesión, un escenario anémico alimentado por alta inflación y altos precios energéticos, y a un 2024, todavía por definir, con un estimado de 0,9 % de aumento del PIB.
Reacciones individuales
“Si nos atacan en temas comerciales, Europa, como una potencia firme, tendrá que hacerse respetar y, por lo tanto, reaccionar”, dijo este lunes el presidente de Francia, Emmanuel Macron, al llegar a la sede de la reunión.
Otro dirigente europeo, el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, apuntó que las guerras comerciales son “totalmente innecesarias y estúpidas”, pero pidió a sus pares europeos no dejar a un lado el “sentido común”.
“Estados Unidos y Europa se benefician del intercambio de mercadería y servicios. Si una política arancelaria vuelve todo esto más complicado, será malo para Estados Unidos y es malo para Europa”, comentó, por su parte, el canciller de Alemania, Olaf Scholz.
La jefa de la diplomacia de la UE, la estonia Kaja Kallas, recordó que Europa y Estados Unidos mantienen una mutua complementariedad.
“Necesitamos a Estados Unidos y Estados Unidos nos necesita también”, dijo, asegurando que los aranceles “aumentan los costos y no son buenos para el empleo”.
Esta fue la primera reunión de la OTAN luego del regreso a la Casa Blanca de Donald Trump, quien exige a los miembros de la Alianza Atlántica un incremento en sus gastos militares al 5 % del PIB nacional, una meta fuera del alcance de la mayoría de los integrantes del bloque.
Más allá de la presunción cada vez más nítida de que Washington corte la asistencia militar a Ucrania y obligue a Kiev a un arreglo con Rusia, con el equivalente sacrificio territorial a todas luces ya irreversible, Bruselas teme a las amenazas del magnate republicano en su obsesión de incorporar a la isla de Groenlandia como un protectorado estadounidense, reescribiendo el mapa europeo de posguerra.
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