Contradiciendo a la Casa Blanca, el FBI dijo que el año pasado le dio en múltiples ocasiones al gobierno del presidente Donald Trump información sobre un asesor de alto rango acusado de violencia intrafamiliar por sus dos exesposas, y que la investigación concluyó en enero.
Esa versión del director del FBI Christopher Wray, durante un testimonio el martes, pone en tela de juicio la aseveración de la Casa Blanca de que la investigación de antecedentes del secretario presidencial Rob Porter “estaba en proceso” y de que los funcionarios se enteraron por primera vez de la magnitud de las acusaciones contra él apenas la semana pasada, poco antes de que renunciara abruptamente.
El testimonio de Wray constituye el más reciente acontecimiento en un escándalo que ha puesto en duda el criterio de selección de los miembros de alto rango del personal de la Casa Blanca, así como la ya erosionada credibilidad pública del gobierno, además de generar acusaciones de hacerse de oídos sordos frente a las denuncias de maltrato doméstico.
En privado, funcionarios reconocieron que la fecha anunciada al público la semana pasada de que el gobierno se enteró apenas el martes pasado de las acusaciones de las exesposas de Porter es incongruente en el mejor de los casos.
Varios funcionarios de alto rango, entre ellos el jefe de despacho de la Casa Blanca, John Kelly, y el abogado de la Casa Blanca, Don McGahn, estaban enterados desde hacía meses de las acusaciones contra Porter, según las fuentes.
Kelly supo de las denuncias después de solicitar una actualización del gran número de colaboradores importantes que laboran sin haber aprobado el filtro de seguridad, dijo un alto funcionario que solicitó el anonimato para hacer declaraciones sobre discusiones internas.
En otoño pasado, McGahn expresó a Kelly sus inquietudes sobre información de antecedentes relacionada con las exesposas de Porter, y Kelly se dijo sorprendido de que Porter estuvo casado antes.
A pesar de la situación, Porter asumió un papel cada vez más importante en el Ala Oeste y estuvo considerado para ser jefe adjunto de despacho de Trump, dijeron dos funcionarios.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, dijo el lunes a la prensa que “la Casa Blanca no había recibido ningún documento específico sobre la finalización de la revisión de antecedentes”.
Sin embargo, Wray testificó que el FBI envió a la Casa Blanca su informe preliminar en marzo de 2017 y su investigación completa a finales de julio. Poco después, la agencia recibió una solicitud para una pesquisa de seguimiento, y entregó la información correspondiente en noviembre. Porter fue entrevistado sobre las acusaciones en septiembre, dijo un funcionario.
“Y después cerramos administrativamente el expediente en enero, y posteriormente a principios de este mes recibimos información adicional y también la pasamos”, afirmó Wray en su testimonio del martes ante el Congreso sin abundar en detalles.
El FBI no hace recomendaciones para se conceda o se niegue lo aprobación seguridad, dijeron las autoridades, dejando esa determinación al empleador, que en el caso de Porter es la Casa Blanca.
Sanders sostuvo el martes que su declaración sobre una investigación en marcha fue precisa debido a que la aprobación de seguridad de Porter no había recibido la autorización final de la Oficina de Seguridad del Personal en la Casa Blanca.
“Para nosotros esas declaraciones son congruentes una con la otra”, agrego.
La Casa Blanca se ha rehusado a divulgar el número de miembros del personal que no cuentan con aprobación total de seguridad, aunque la lista incluye a Jared Kushner, asesor de alto rango y yerno del presidente. La abogada de Kushner, Abbe Lowell, dijo en un comunicado que “hay unas 12 personas o más al nivel del señor Kushner” que trabajan sin la autorización plena de seguridad.
AP / OnCuba