La llama olímpica que presidirá los Juegos de París-2024 arribará este martes a Francia luego de haber pasado por nueve comunas de Martinica, su último recorrido por la Francia de ultramar.
Desde las 05:35, hora local, comenzó el periplo de la antorcha por la isla caribeña, donde el capitán de los relevos es el joven campeón de Europa de baloncesto Lucas Duféal, indicó un reporte de la agencia Prensa Latina.
Bajo dominio francés desde su colonización, en 1635, Martinica sirvió de escenario para la ancestral tradición, que incluye en su recorrido las comunas de Morne-Rouge, Lamentin, Robert, Sainte-Marie, Saint-Esprit, Saint-Pierre, Diamant, Schoelcher y Fort-de-France.
La flama fue encendida el pasado 16 de abril en la localidad griega de Olimpia, cumple así la etapa 33 de su periplo y marca el fin del paso por ultramar, que incluyó a Guadalupe, la Polinesia Francesa, La Réunion y la Guayana Francesa.
Este martes retornarán los relevos de la antorcha al territorio metropolitano francés por el suroriental departamento de Alpes Marítimos.
La antorcha arribará a las calles de París el 14 de julio, justo para el Día de la Bastilla, la fiesta nacional de Francia que recuerda el inicio de la revolución de 1789.
Permanecerá el día siguiente en París para volver a salir y regresar vía Versalles , sede del Palacio Real, y los suburbios de Nanterre el 24 de julio y Sena Saint-Denis el 25 de julio.
Para entonces, luego de un recorrido por el territorio francés de 80 días, habrá transitado unos 12 mil kilómetros, entre 8 de mayo de 2024 y el 26 de julio de 2024.
Retrospectiva y mitología
La llama no estuvo presente en la resurrección moderna de las competencias, Atenas, 1896, hasta los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, en 1928, y desde entonces ha sido parte fundamental en la tradición contemporánea.
Utilizadas por primera vez en itinerarios en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, en la Alemania nazi, las antorchas modernas de los Juegos Olímpicos de Verano e Invierno están construidas para resistir los efectos del viento y la lluvia mientras portan la llama olímpica. Llevan diseños únicos que representan al país anfitrión y al espíritu de las competencias.
Herencia de una tradición milenaria, la llama simboliza el ideal de la tregua olímpica y el diseño de la antorcha transmite generosidad y solidaridad.
Representa el mito del titán griego Prometeo, quien robó el fuego a los dioses en el tallo de una cañaheja para entregarlo a la humanidad.
Por esa acción temeraria fue castigado por Zeus a ser encadenado a una roca, mientras que un águila comería su hígado, un órgano que al crecer cada noche, el ave carroñera regresaba a picotearlo al día siguiente, en un ciclo imperecedero.