La Guerra Rusia-Ucrania evidencia duras fracturas del sistema hegemónico global. El respaldo material de las divisas que se apuntala en los recursos naturales, principalmente el petróleo y sus derivados, ha disminuido notablemente su fluidez entre los bloques en conflicto.
La primera señal, fue la paridad del dólar con el euro en julio de 2022, la segunda, la pérdida de esta posición del euro frente al dólar, en octubre de ese mismo año.
En marzo de 2023, la caída de varios bancos de EE.UU., se ha expresado como una debilidad financiera también de Europa. Si bien parece que el dólar mantiene su estabilidad y EE.UU. salva rápidamente a los bancos quebrados, Europa se ha encontrado con varios callejones sin salida: la quiebra del Credit Suisse Bank, la disminución de las acciones del Deutsche Bank y del mercado de valores. Pero ¿cómo se llegó a esta compleja situación?
Después de un año de guerra entre Rusia y Ucrania, antes que los avances y retrocesos de las posiciones militares, buena parte del planeta ha sentido en carne propia los movimientos geopolíticos. El encarecimiento y escasez de los alimentos y fertilizantes ha sido global, y una de las causas de la inflación.
Resultados inesperados de las sanciones a Rusia
Si bien Rusia tiene como objetivo territorial consolidarse en el Donbás, para lo cual políticamente ha planificado las consultas populares; en cuanto a movimiento de capital, han sido más importantes sus jugadas maestras para superar el bloqueo económico y los cientos de restricciones.
El gobierno ruso develó como el dólar está atado al precio del petróleo y sus derivados (los petrodólares), y como, ante la confiscación de las cuentas rusas, por más de 20 mil millones de dólares, se vio forzado a comercializar los hidrocarburos con Europa y otros países en rublos o yuanes.
La Unión Europea y EE.UU. se opusieron a la medida, y anunciaron la catástrofe rusa. A la semana de la decisión, el rublo recuperaba terreno frente al dólar; no obstante, en 2023 Rusia anuncia el comercio con yuanes en el mercado internacional, que también es moneda de reserva del Fondo Monetario Internacional (FMI). China respaldó esta decisión, y la India mejoró sus relaciones comerciales con Rusia.
Los países de los BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— empezaron a comerciar recursos naturales en sus propias monedas, además que no respaldan las sanciones contra Rusia. Mientras Brasil (59%) y México (30%) miran cómo crece la Inversión Extranjera Directa (IED) de sus países, Estados Unidos, Alemania y Francia, la ven decrecer. El anuncio de Lula y Fernández, de crear una moneda común, tiene como centro este escenario de acontecimientos.
De EEUU depende la guerra
En plena crisis pandémica (2020-2021), en la fractura del sistema económico por el gran encierro global, China demostró que no fue afectada mayormente convirtiéndose en el único país, de las potencias, que no tuvo contracción económica. Así China se reposicionó; las cosas le habían ido bien y la Guerra de Rusia y Ucrania abrió una nueva fractura.
El conflicto en Ucrania se separaba en dos bandos: EEUU, la Unión Europea y la OTAN -el G7-, así como el resto de países occidentales de este entramado; y del otro lado, Rusia, y comercialmente China, India, varios países asiáticos, árabes y africanos.
El gobierno de Ucrania ha recibido el apoyo sobre todo de EEUU, 75 mil millones de dólares, para mantenerse en la guerra. Sin ese apoyo monetario y militar, le sería imposible soportar la agresión. Zelenski ha dicho que de EEUU depende la guerra; ya no solo de armas y maquinaria, sino también de soldados; el Presidente ucraniano ha auscultado personalmente, y sabe que el bipartidismo estadounidense apoya la guerra.
Ucrania ya no tenía el control del Donbás antes de la guerra, y ahora es difícil que recupere su posición. Ucrania se ha polarizado entre Zelenski y las fuerzas prorrusas. Zelenski en una entrevista con CNN dice: “no confiamos en Putin”, y “no puede haber solución diplomática”. El mercado legal de las armas de las potencias ha crecido exponencialmente, al mismo ritmo que los mercados ilegales que abastecen otras guerras (Siria, Afganistán, Irak) y los conflictos de la droga.
Y China sigue creciendo
Los efectos de la pandemia, la Guerra Rusia-Ucrania y la crisis han incidido en la composición territorial del capital. En Asia se ha incrementado la presencia del capital ruso y chino, al igual que en África. El PIB de los BRICS ya es superior al del G7. China ha logrado ampliar su presencia en América Latina. La ruta de la seda, también es una ruta de la seguridad: por primera vez, China (340) tiene más buques de guerra que EEUU (300).
En América Latina es notable el fortalecimiento de México y Brasil. El progresismo resurgió en la región, se fortaleció la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y Lula cambia las perspectivas de Brasil. Sin embargo, es palpable la desaceleración económica, el aumento de la inflación y de la pobreza en América Latina.
La disminución del comercio directo de América Latina con Rusia a números cercanos a 0, fortalece la relación de Rusia con China, para las relaciones económicas indirectas. Si la economía de Europa ha sido la gran golpeada en más de un año de guerra (salvo el comercio de armas), Ucrania ha recibido la peor parte: 16 millones de desplazados y refugiados; miles de muertos en la guerra; la disminución del PIB en -30.4% en 2022; la caída brutal de las inversiones a menos de su décima parte; el aumento de la deuda externa; el crecimiento de la inflación (25%) y la pobreza; el cierre de las escuelas, 40% de viviendas dañadas y el 50% de la infraestructura energética.
Contradiciendo a Zelenski, Putin, y Biden, la única forma de solucionar esta guerra es el medio diplomático y político. Parece que al final de la guerra se necesitará un nuevo acuerdo Bretton Woods.