Israel ha desplazado a Ucrania en la reunión extraordinaria del Consejo Europeo que se desarrolló este miércoles y el jueves en Bruselas. Aunque ambos temas figuraron en la agenda, predominó la tensión generada por la posible respuesta del gobierno de Benjamin Netanyahu —en realidad una contra respuesta— al reciente ataque coheteril iraní contra Israel, como riposta a su vez a la acción sionista contra el consulado de Teherán en Damasco y la muerte allí de varios altos oficiales iraníes.
Como era de esperarse, el Consejo ni siquiera mencionó en sus conclusiones el ataque en Damasco, y se centró en su condena a Irán. De cualquier modo urgió “a todas las partes” a que actúen con la máxima moderación y se abstengan de cualquier acción que pueda aumentar las tensiones en la región.
El gabinete de guerra de Netanyahu ha desarrollado sesiones interminables. Recibió incluso la visita de cancilleres de varios países que, sin excepción, van a Tel Aviv a reclamar moderación, por las repercusiones que tendría una guerra regional sobre la economía mundial.
Los llamados a la contención se han multiplicado. La cadena de televisión NBC cita al secretario general de la ONU, António Guterres, cuando afirma que era hora de “alejarse del borde del abismo”, y un coro de líderes mundiales instaba a mantener la calma.
Incluso Joe Biden advirtió al primer ministro israelí que no lance nuevos ataques contra Irán. Dijo que Estados Unidos no participaría en ninguna acción ofensiva contra Irán y en privado afirmó que teme que Netanyahu esté tratando de arrastrar a Estados Unidos a un conflicto más amplio, según dijeron funcionarios a la misma cadena de noticias.
Israel solamente dejó rodar una versión de lo que podría ser su acción: NBC obtuvo declaraciones de fuentes israelíes, que no identifica, según las cuales este fin de semana se conocerán cuáles son las decisiones finales.
(En el momento en que escribo estas líneas, una información solitaria en el diario Jerusalem Post, tomada del diario qatarí The New Arab, indica que Israel había accedido a no ripostar a cambio de que Estados Unidos respaldara una acción en la atestada población de Rafah, en Gaza. Pero lo único cierto sería que, realmente, Israel está atacando esta ciudad, y con el mismo ensañamiento con que ha venido actuando hasta ahora. La cifra de muertos en la franja sigue creciendo. La estadística oficial arroja ya 33 899 muertos y 76 664 heridos entre la población palestina).
Irán, a su vez, no ha esperado tanto. En un desfile militar, el presidente Ibrahim Raisi, afirmó: “Háganles saber que en el caso de que la ocupante (Israel) ataque tierras e intereses iraníes por el más mínimo objetivo, se les responderá de manera muy enérgica”.
La acción iraní
La acción coheteril iraní sigue siendo objeto de comentarios y de interpretaciones. Las apreciaciones más simplistas son refutadas por analistas militares de varios países.
Es decir, de la algarabía occidental por la eficacia de los medios de intercepción israelí, se ha pasado a análisis diferentes. La primera deducción lógica procede de la calidad demostrada de los medios aéreos iraníes, que se utilizan corrientemente y con éxito por Rusia en las hostilidades con Ucrania.
La segunda observación: ahora se sabe que Irán informó a varios países de la región, con tres días de anticipación, que realizaría una acción importante en territorio israelí. Es de presumir que quienes recibieron la información, aliados de Estados Unidos como Arabia Saudita y Jordania, hayan canalizado debidamente el aviso.
Por otra parte, la composición de la cohetería utilizada también es significativa. Aunque hay mínimas diferencias en las cifras según las fuentes, se habla de que se lanzaron 185 drones, 36 misiles de crucero y 101 misiles balísticos.
Los drones no pasan de 180 kilómetros por hora, por lo que nadie, en su sano juicio, puede pretender que fueran efectivos. Tampoco los cruceros son demasiado rápidos. Durante varias horas, no solo los sistemas israelíes, sino cualquiera que siguiera las noticias, sabía de su viaje, supuestamente mortífero, hacia el territorio israelí, distante algo más de mil kilómetros.
Dicen las fuentes de Israel que derribaron el 99 por ciento.
No sería extraño. Pero llama la atención que en el uno por ciento restante estaban los que iban dirigidos hacia lo que se ve hoy como su objetivo central, la base de Navatim, en el desierto de Neguev. Es la base aérea del famoso F35, la joya de la corona de la poderosa aviación estadounidense y que Israel es de los pocos países en poseer.
Cinco de los siete misiles balísticos que apuntaron contra la base llegaron a ella. Navatim está protegida por sistemas de detección enlazados con varios de los más sofisticados sistemas similares, y que protegen los más importantes centros militares y de poder estadounidenses. Ya los israelíes han admitido los daños, aunque sin especificar su importancia ni dar acceso a la prensa.
La base fue utilizada para perpetrar el ataque contra el consulado iraní en Damasco.
Interpretaciones distintas pero coincidentes
Para algunos observadores habituales ha sido un ataque con objetivos más simbólicos que bélicos. Es decir, la advertencia de que en una próxima vez no habría drones de vieja generación, hechos para otras funciones. En otro ataque, la proporción de la efectividad sería diferente.
Scott Ritter es un antiguo oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, que sirvió en la antigua Unión Soviética aplicando los tratados de control de armas, en el Golfo Pérsico durante la Operación Tormenta del Desierto y en Irak supervisando el desarme de armas de destrucción masiva.
Para Ritter el relato es completamente diferente. El aviso previo, dice, fue evidentemente calculado. Los drones sirvieron para encender las posiciones de radar de la defensa israelí en su primera oleada y para localizar los puntos de lanzamiento de la defensa antimisiles. Además, su acción combinada permitió mapear el territorio de Israel a baja altura como no lo pueden hacer ni siquiera los satélites.
Y de paso coincide con otras fuentes en destacar que la defensa israelí supuso el gasto de, por lo bajo, mil millones de dólares en pocos minutos, por el alto costo del equipamiento interceptor. Cada dron iraní cuesta, sin embargo, alrededor de dos mil dólares.
Un nuevo ataque iraní, dice, sería diferente, “y pondría de cabeza la economía mundial”.
Otros matices tiene la interpretación de Michael Clarke, especialista en defensa y seguridad y ex director general del Royal United Services Institute, el más antiguo tanque pensante en estos temas de todo el mundo, y el más importante del Reino Unido.
En una entrevista con Skynews, Clarke, aunque sostiene una opinión crítica ante la acción iraní, recuerda que si bien se podría entender que lo que dio inicio a este nuevo episodio fue el ataque contra altos oficiales iraníes “tendría lógica dentro del enfrentamiento ya existente entre iraníes e israelíes, ya que Israel los persigue donde quiera que vayan, pero ir tras ellos en un edificio consular en Damasco va específicamente contra el derecho internacional. Es muy provocativo, los israelíes parecen hacerlo inopinadamente, como si quisieran provocar a Irán para ver cómo respondería. Irán respondió y dijo ‘hasta aquí; esta es nuestra respuesta’, y ese es el simbolismo, golpear la base, y sería suficiente”.
Para Clarke, todo el mundo, incluyendo Estados Unidos, consideraría que el incidente debe cerrarse aquí. Pero no Netanyahu, para quien responder le permitiría mantenerse en el poder.
A la pregunta de por qué abrir este frente por parte de Israel, si ya tienen abierto el frente de Gaza, Clarke responde: “Porque las cosas no van muy bien en Gaza. En diciembre tenían 18 brigadas, es decir, 90 mil soldados allí, y ahora solo tienen dos brigadas, seis mil soldados, que le alcanzan escasamente para asegurar el camino que han abierto para sus tropas, en un momento en que pierden cada día imagen internacional y no han acabado con Hamas”.
No está clara su estrategia, añade Clarke. Podría ser un cambio y decir: “Podemos vivir con Hamás, como lo hemos hecho durante años. Nuestro verdadero enemigo es Irán, y su aliado Hezbollah. Estamos ante una amenaza existencial. Y sería real, la peor desde 1948.”