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En una jornada marcada por la tensión y la violencia persistente contra los palestinos, la Knesset o parlamento israelí aprobó este miércoles una moción no vinculante a favor de la anexión de Cisjordania, solo horas después de que un niño palestino de 14 años muriera por disparos del Ejército judío en la ciudad de Arraba, en el norte del territorio ocupado.
La resolución, carente de efectos legales inmediatos, encendió rápidamente la crítica y el rechazo de la Autoridad Palestina y múltiples actores internacionales, en medio de un ambiente que suma víctimas civiles y profundiza la crisis humanitaria.
Un voto controversial en una región en vilo
Con una mayoría de 71 votos a favor y apenas 13 en contra, la Knesset respaldó la declaración de que Judea, Samaria y el valle del Jordán —zonas reconocidas internacionalmente como Cisjordania— son “parte inseparable de la patria histórica del pueblo judío”, según el texto impulsado por legisladores del Sionismo Religioso, Likud y Yisrael Beytenu y replicado por el periódico The Times of Israel.
La moción, presentada por Simcha Rothman, Dan Illouz y Oded Forer, pide aplicar la soberanía israelí en estas áreas, donde desde 1967 viven millones de palestinos y alrededor de medio millón de colonos israelíes.
“La tierra de Israel pertenece al pueblo de Israel”, sentenció Amir Ohana, presidente de la Knesset, tras la votación.
“En 1967, la ocupación no comenzó; terminó, y nuestra patria fue devuelta a sus legítimos dueños. Los judíos no pueden ser los ocupantes de una tierra que durante 3 mil años se ha llamado Judea”, agregó ante los aplausos de sectores nacionalistas.
Según el oficialismo, la medida deja claro al mundo que Israel “no aceptará soluciones que impliquen concesiones territoriales peligrosas” y manifiesta un “compromiso con el futuro como Estado judío seguro”.
Sin embargo, la votación, aunque simbólica y sin consecuencias jurídicas inmediatas, es un reflejo del consenso creciente entre la coalición de gobierno y buena parte de la oposición para descartar la solución de dos Estados y formalizar la presencia en Cisjordania.
El primer ministro Benjamin Netanyahu votó a favor de la resolución, aunque no se comprometió a dar pasos adicionales en el corto plazo. La oposición de centro y izquierda se ausentó mayoritariamente, mostrando la polarización interna.
Reacciones contundentes: “Una escalada peligrosa”
Desde Ramala, la Autoridad Palestina calificó la moción de la Knesset de una “escalada peligrosa” que socava las perspectivas de paz, estabilidad y la solución de dos Estados auspiciada por la comunidad internacional.
Hussein al-Sheikh, vice del presidente palestino Mahmud Abbas, denunció que la decisión israelí constituye un “ataque directo a los derechos del pueblo palestino” y llamó a los países a “reconocer el Estado palestino en respuesta a las violaciones israelíes”.
La Cancillería palestina advirtió que la anexión, aunque no sea formalizada de inmediato, alimenta el clima de hostilidad y sirve como “cortina de humo” ante la falta de avances en negociaciones o liberación de rehenes en Gaza.
Por su parte, el Movimiento de Resistencia Islámica —Hamás— , catalogó la votación de “nula y carente de valor”, la inscribió como un episodio más en una sucesión de “violaciones generalizadas” como la expansión de asentamientos, la confiscación de tierras y la represión y asesinatos en Cisjordania.
La anexión de territorios ocupados, incluidos Cisjordania y Jerusalén Este, infringiría resoluciones fundamentales del Consejo de Seguridad de la ONU y de la Asamblea General, además de ser una violación de la Cuarta Convención de Ginebra (1949), y de la Corte Internacional de Justicia, que en 2024 declaró ilegal la ocupación y exigió el desmantelamiento de todos los asentamientos israelíes en el área.
La muerte de un niño ejemplifica la violencia diaria
Mientras se contaban los votos en Jerusalén, la realidad sangrienta de la ocupación se manifestó a escasos kilómetros.
En la ciudad de Arraba, en el sur de Yenín, el ejército israelí disparó y mató a Ibrahim Imad Ahmed Mahmoud Hamran, un adolescente de 14 años.
Según el Ministerio palestino de Salud, Hamran recibió disparos directos incluso cuando no se registraron enfrentamientos en la zona en ese momento. Otro menor resultó herido de bala en el muslo en el mismo suceso. La Media Luna Roja Palestina reportó que ambos niños fueron trasladados al hospital de Yenín, pero Hamran no sobrevivió.
La muerte de Hamran eleva a más de 930 los palestinos, incluyendo al menos 200 menores, que han perdido la vida en Cisjordania y Jerusalén Este desde la intensificación de incursiones militares israelíes posteriores al 7 de octubre de 2023, según datos de Naciones Unidas.
Solo en los primeros seis meses de 2025, más de 120 civiles han perdido la vida en el contexto de la ocupación y el conflicto armado.
Hambre y pobreza en Cisjordania
El trasfondo socioeconómico en el territorio ocupado se deteriora con la misma rapidez que la situación política.
La última encuesta de la ONG World Vision expone una crisis sin precedentes: el 74 % de las familias en Cisjordania vive por debajo del umbral mínimo de subsistencia, comparado con el 21 % reportado hace solo un año.
El informe, titulado “La crisis invisible”, señala que tres de cada cuatro hogares no puede cubrir siquiera sus necesidades básicas, el 70 % de los niños se salta comidas con frecuencia y el 9 % ha abandonado la escuela debido a la crisis económica y los riesgos de seguridad.
El colapso también se refleja en la salud mental y física de los niños: una de cada cinco niñas y niños carece de acceso a atención médica o medicamentos, mientras una de cada cuatro familias reconoce cambios de comportamiento relacionados con el miedo, la ansiedad o el trauma.
Mientras la situación humanitaria se agrava, el Gobierno israelí endurece también las condiciones para la labor internacional en el terreno.
Este miércoles, el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, anunció un límite de un mes en los visados para el personal de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), y la negativa a renovar la residencia del jefe de la misión, Jonathan Whittall, quien deberá abandonar el país a fin de mes.
Entretanto, Philippe Lazzarini, al frente de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), denunció el creciente bloqueo de visados y el cierre de accesos tanto a Gaza como a Cisjordania para el personal humanitario.