Chile giró a la derecha este domingo con la asunción del presidente Sebastián Piñera, quien derrotó por una gran diferencia a la coalición de centroizquierda de la saliente mandataria Michelle Bachelet.
La del domingo fue la segunda ocasión en que Bachelet le entregó el poder al multimillonario ingeniero comercial. Ambos se han alternado en la presidencia con dos mandatos cada uno entre 2006 y 2018.
Piñera llega al poder apoyado por la coalición Chile Vamos, integrada por la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), la centroderechista Renovación Nacional (RN) y dos colectividades menores. La UDI y RN fueron el sustento político de la dictadura del general Augusto Pinochet entre 1973 y 1990.
“Su principal desafío es alinear a su coalición”, dijo a The Associated Press el sociólogo y analista político Miguel Zlosilo, en alusión a Chile Vamos, que en el pasado ha actuado más como pacto electoral que como coalición política y a la que Piñera exhortó a trabajar unida.
“Hay que ver si efectivamente la derecha, por primera vez en la historia tiene capacidad de trabajo en equipo… y proyectarse para un siguiente período”, añadió.
Piñera, de 68 años, prometió retomar el crecimiento económico, impulsar las ralentizadas inversiones, mejorar los empleos y la seguridad pública e impulsar leyes que protejan a la infancia y regulen la creciente inmigración extranjera.
Durante el segundo mandato de Bachelet, entre 2014 y 2018, el crecimiento económico cayó a un promedio del 2 por ciento.
Piñera afirma que la experiencia adquirida en su primer gobierno, entre 2010 y 2014, le servirá para buscar acuerdos nacionales con una fraccionada centroizquierda.
“Desde el día uno Piñera va a querer demostrar que con él la rueda de la economía volvió a girar”, dijo a la AP Cristóbal Bellolio, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Durante su primer gobierno Chile creció un 5,3 por ciento y creó un millón de empleos, empujados por la reconstrucción del centro sur chileno, devastado dos semanas antes de que asumiera el mando por un terremoto de magnitud 8,8 seguido de un devastador tsunami.
Aunque Piñera derrotó al candidato de centroizquierda Alejandro Guillier con el 54 por ciento de los votos, frente al 45 de su rival, tendrá un congreso sin mayorías.
Deberá asumir, con o sin modificaciones, una serie de proyectos que Bachelet dejó en el congreso, incluido uno de matrimonio igualitario que para Piñera es inaceptable porque afirma que éste sólo debe ser entre un hombre y una mujer.
También deberá abordar reformas educacionales pendientes con las que Bachelet logró favorecer al 60% de los estudiantes universitarios más pobres y que aspiraba a alcanzar la gratuidad universal, rechazada por Piñera, quien sin embargo no cuenta con la mayoría necesaria para deshacer las modificaciones emblemáticas de la saliente mandataria.
“Creo que vamos a estar en una lógica más menos de obrar sobre lo construido, por una parte, y por otra hacer una serie de ajustes a reformas que no están bien hechas”, concluyó Bellolio.
Entre las reformas que necesitan modificaciones están la tributaria, de educación y laboral, según el analista.
“Si Piñera logra el alineamiento de su coalición le va a ir bien en todas las materias”, afirmó Zlosilo.
AP / OnCuba