El nuevo primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, prometió este viernes “reconstruir” el país, deteriorado por 14 años de gobiernos conservadores que promovieron la ruptura con la Unión Europea y se mostraron incapaces de sacar a la nación europea del marasmo económico.
“El trabajo para el cambio comienza de inmediato. Pero no tengan ninguna duda, reconstruiremos el Reino Unido”, declaró Starmer en su primer discurso desde la residencia oficial de Downing Street, adonde fue llevado tras una arrolladora victoria del Partido Laborista en las elecciones parlamentarias de este jueves.
Poco antes el líder laborista, de 61 años, fue recibido en el Palacio de Buckingham por el rey Carlos III, quien le pidió formar gobierno y lo nombró oficialmente primer ministro.
Errático, exclusivista y minado por luchas internas, el Partido Conservador estaba en el poder desde mayo de 2010, primero con David Cameron, seguido por Theresa May y luego Boris Johnson.
El fracaso del Brexit, así como el pésimo manejo de la pandemia, el aumento del costo de la vida y un criticado funcionamiento del servicio de salud acabaron pasando la factura a los conservadores, que obtuvieron el peor resultado en unos comicios desde la fundación del partido, en 1834.
El primer ministro británico saliente, Rishi Sunak, anunció este viernes que dimitirá como líder del Partido Conservador una vez que sea elegido el nuevo sucesor, y felicitó al vencedor de los comicios, Keir Starmer, del que dijo es un político “decente al que respeto”.
Primeras acciones
En sus primeras acciones como cabeza del gabinete, Starmer nombró al frente de la crucial cartera de Economía a Rachel Reeves, primera mujer en ocupar ese cargo en el país, y como jefe de la diplomacia a David Lammy, un abogado descendiente de esclavos de origen guyanés.
Retratado como un político de centro izquierda, Starmer propuso una gestión cautelosa de la economía dentro de un plan de crecimiento a largo plazo que incluye potenciar los vapuleados servicios públicos, en particular el sistema de salud, antiguo orgullo de los británicos y su clase trabajadora de la posguerra.
Igualmente, Starmer aseguró que solo subiría gravámenes a ciertas categorías de contribuyentes, entre ellos escuelas privadas o empresas del sector de hidrocarburos, pero no a los trabajadores.
Proyección exterior
En sus primeras declaraciones, el canciller David Lammy urgió a “un cese el fuego inmediato” en la guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamás en la Franja de Gaza.
Poco después, Starmer ratificó el compromiso “inquebrantable” del Reino Unido con la defensa de Ucrania frente a Rusia, durante una conversación telefónica con el presidente estadounidense Joe Biden.
Asimismo, el líder laborista también habló con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, para coordinar las posiciones con vistas a la cumbre de la OTAN en Washington la próxima semana.
Por otro lado, Starmer ya anunció que abandonará el proyecto del anterior gobierno conservador de fletar aviones a Ruanda para deportar a migrantes irregulares como un recurso para enfrentar las llegadas masivas por el canal de la Mancha, que separa al Reino Unido de Francia.
Una economía débil
La economía británica se mostró resistente a principios de 2024, con un crecimiento del PIB de 0,6% en el primer trimestre, tras las contracciones de los dos trimestres anteriores. El PIB per cápita aumentó 0,4%, lo que supone la primera subida en dos años.
El Producto Interno Bruto cayó durante dos trimestres seguidos en la segunda mitad de 2023 y se recuperó en el primer trimestre de este año, aunque las perspectivas a mediano plazo no son alentadoras en un país que no ha crecido a un ritmo superior al 2 % anual de forma regular desde antes de la crisis financiera mundial de 2008, apuntó un informe publicado en el portal France 24.
El Reino Unido es el único país del G7 donde la inactividad, es decir, la proporción de personas en edad laboral (15 y 64 años) que no tienen trabajo y no buscan empleo, es mayor hoy que antes en la pandemia.
Según la fuente francesa, entre los desafíos más urgentes del gobierno laborista está su capacidad de acelerar el crecimiento económico para poner más dinero en los bolsillos de los hogares y en las arcas públicas.
La economía del Reino Unido es la sexta más grande del mundo, con respecto a los tipos de cambio de mercado, detrás de Estados Unidos, China, Japón, Alemania e India y la segunda en Europa, por detrás de Alemania.