En una nueva vuelta de tuerca y ante los reveses en el campo de batalla de la llamada “operación militar especial” en las últimas semanas, Putin decretó una “movilización parcial” en el país, pero aún se cuidó de la palabra “guerra”, que se limitó a utilizar en el contexto de las acciones de Occidente desde 2014.
“En esta situación considero que es necesario tomar las siguientes decisiones, que son apropiadas ante las amenazas que afrontamos. Para defender nuestra patria, su soberanía e integridad territorial, para garantizar la seguridad de nuestro pueblo y de la gente en los territorios liberados considero necesario apoyar la propuesta del Ministerio de Defensa y del Estado Mayor de llevar a cabo una movilización parcial”, dijo.
La movilización parcial, precisó, implica el llamado a filas desde este 21 de septiembre a los reservistas y, ante todo, a los que pasaron el servicio militar. De momento serán movilizados 300 mil efectivos, o el 1 % de la reserva.
Pero una gran parte de los rusos no está por la labor, ni siquiera a muchos de aquellos que apoyaban la “operación especial” les da gracia cuando los que peligran son los hijos, esposos o hermanos.
De esta forma, son cientos de miles los que intentan abandonar el país. Minutos después del anuncio de Putin, se agotaron todos los pasajes directos para el día a destinos en Turquía y Armenia, dos de los lugares a donde vuelan las aerolíneas rusas.
Un solo chat de telegram dedicado al tema del paso por la frontera aunaba un par de horas después a más de 50 mil participantes, que preguntaban o contaban sus experiencias. Hasta el momento las aerolíneas han aclarado que no se exige ningún documento especial para viajar y las fronteras están abiertas, pero se desconoce qué ocurrirá en los próximos días.
Mientras algunas autoridades han dicho que solo se prohibirá la salida a los que estén llamados a incorporarse, la agencia Sputnik afirmaba que el portavoz de la presidencia, Dmitri Peskov, al comentar los rumores sobre el posible cierre de las fronteras para los hombres, aconsejó paciencia, ya que “las explicaciones se brindarán en breve”.
El Parlamento ruso aprobó también enmiendas al Código Penal que establecen altas penas, de hasta 10 años de prisión, por no presentación al servicio militar o deserción en tiempos de guerra.
Las modificaciones incluyen penas de hasta 10 años por el incumplimiento de órdenes de altos mandos, y de hasta 15 años, por actos de violencia en su contra. También la “rendición voluntaria” se castigará con entre 3 y 10 años de prisión. Como circunstancia agravante de un delito será su comisión en tiempos de acciones militares, conflicto armado, movilización o vigencia de la ley marcial.
Por otra parte, el Consejo de la Federación (Senado ruso) aprobó este miércoles una ley que simplifica el procedimiento de obtención de la ciudadanía para los extranjeros que firmen contrato de servicio militar por al menos un año, que podrán solicitar la ciudadanía rusa sin tener antes permiso de residencia ni confirmar haber vivido durante cinco años seguidos en el territorio de país, como lo exige la legislación actual.
Ya el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, había declarado que se está preparando el centro migratorio de la localidad de Sajarovo la infraestructura necesaria para que los migrantes que lo deseen puedan alistarse. Aunque no se ha especificado, no se descarta que hasta los ilegales (entre los que hay cientos, quizás miles de cubanos) puedan hacerlo.
Incluso Soloviov, un comunicador alineado con el Kremlin, sugirió la posibilidad de pedir apoyo a países como Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte y Cuba.
Previamente se anunció que las autoridades de Lugansk y Donetsk convocaron sendos referendos sobre su adhesión a Rusia, que se desarrollarán entre el 23 y el 27 de septiembre. A ese plan se sumaron las administraciones de las provincias de Jersón y Zaporizhzhia, lo que de aprobarse podría significar otra escalada en la situación.
Para esta tarde están convocadas marchas en contra de la movilización en el centro de Moscú y San Petersburgo, así como en todas las ciudades donde sea posible organizarlas. Se desconoce el alcance de esta iniciativa, ante la fuerte represión desatada en los últimos meses contra cualquiera que se atreva a alzar su voz en contra de la situación, e incluso, por llamarle a la guerra por su nombre.
Lo que no está nada claro es cómo influirán todos estos acontecimientos en el curso de la guerra, da igual como quieran designarla.