La muerte de Jorge Mario Bergoglio, durante los últimos 12 años cabeza de la Iglesia Católica bajo el nombre de Francisco, abre un compás de espera para la elección de su sucesor, luego de cumplirse estrictos protocolos dispuestos para su funeral.
Los rituales, que iniciaron con el mismo anuncio del fallecimiento del papa argentino a los 88 años de edad, han dejado a lo largo de la historia poco margen a la improvisación. No obstante, y fiel a lo que fue su pontificado, Francisco quiso dejar su sello con algunas novedades.
El funeral
El propio Francisco se encargó en 2024 de retocar el guión de su funeral -el primero de un Santo Padre en funciones desde 2005- con el propósito declarado de que “los papas sean velados y sepultados como cualquier hijo de la Iglesia”.
La renovación, regulada en el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, fijó algunos cambios, varios vinculados con la composición del ataúd, la procesión hacia la Basílica de San Pedro y su exposición durante los tres días a los feligreses antes del funeral, que debe comenzar entre el cuarto y el sexto días después del fallecimiento.
La mayor novedad en esta ocasión ha sido la elección hecha por Francisco para la ubicación de su sepulcro, fuera del Vaticano. Para el reposo de su cuerpo ha seleccionado la basílica de Santa María La Mayor, lugar de gran significado al que acudió a rezar tras su elección y visitaba siempre antes de cada viaje.
Francisco también decidió que su cuerpo no descansara a cuerpo descubierto sobre almohadones en la capilla ardiente dispuesta, por lo que se colocará dentro de un solo féretro abierto, y no en tres (ciprés, plomo y roble) como se había acostumbrado.
No es la primera vez que un papa decide no ser enterrado en las Grutas Vaticanas, donde descansan los cuerpos de 23 pontífices, pero sí algo que no había sucedido en los últimos 120 años.
Como establece la Constitución Apostólica, el cardenal irlandés Kevin Joseph Farrell, como parte de las funciones de camarlengo que asumió desde 2019, presidirá el rito de la certificación oficial de la muerte del papa Francisco y la colocación de su cuerpo en el ataúd.
En la ceremonia de constatación, que se celebrará en la capilla del domus de la Casa de Santa Marta, participarán el Eminentísimo Decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal italiano Giovanni Battista Re, la familia del papa, la máxima autoridad de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Sede vacante
Una vez hecha oficial la muerte de Francisco se declara la sede vacante y nueve días de lutos, un período conocido como Novendiani.
Hasta la elección del nuevo papa, las decisiones administrativas y de gestión del Vaticano son asumidas por el camarlengo Farrell, encargado además de la anulación del anillo pontificio y el cierre de las estancias papales.
Durante su período al frente de la Iglesia Católica, el camarlengo no puede realizar nombramientos y para su trabajo se auxiliará de tres cardenales elegidos al azar, y renovados cada tres días.
El cónclave
El nuevo jefe de la Iglesia Católica emergerá del consenso entre los 136 cardenales que cuentan con derecho al voto durante el cónclave, tradicionalmente convocado entre 15 y 20 días después de la muerte de un papa.
Sin embargo, pudiera ser esta la primera ocasión en que se acortaría ese plazo, pensado en épocas en las que debía darse un margen prudencial para la llegada a Roma de todos los cardenales desde lugares muy distantes.
Cardinal Kevin Farrell, Camerlengo of the Holy Roman Church, will preside over the rite of the ascertainment of death of Pope Francis and placement of his body in the coffin on Monday evening.
The rite will take place in the Chapel of the Vatican’s Casa Santa Marta at 8:00 PM… pic.twitter.com/ISuIdELfg5
— Vatican News (@VaticanNews) April 21, 2025
La modificación de este acápite fue impulsada por Benedicto XVI en 2013, poco antes de dimitir, y establece el inicio del cónclave antes del tiempo previsto una vez que todos los cardenales hayan arribado al Vaticano, esta vez desde 71 países de los cinco continentes.
El proceso de elección debe ser conducido por el decano del colegio cardenalicio, cargo que ocupa desde 2020 el cardenal Battista Rae, pero al superar este los 80 años -límite para participar en la elección-, su funciones las debe asumir el cardenal más viejo del orden de los obispos, en este caso el italiano Pietro Parolin, hasta ahora secretario de Estado del Vaticano.
Las votaciones de los cardenales sucederán en la Capilla Sixtina. Durante la primera jornada se celebrará una a manera de tanteo, y en las siguientes se efectuarán dos en la mañana y otras dos en la tarde hasta que se elija al sucesor.
El quórum necesario para elegir el nuevo papa es de dos tercios, una disposición que persigue el máximo consenso. Una vez alcanzado, el anuncio al mundo del nuevo papa desde el balcón de la basílica de San Pedro corresponderá al francés Dominique Mamberti en su condición de cardenal protodiácono, por ser el primer cardenal del orden de los diáconos.