Cyril Ramaphosa fue elegido nuevo presidente de Sudáfrica por legisladores del partido oficialista el jueves tras la renuncia de Jacob Zuma, cuyos numerosos escándalos hundieron al histórico Congreso Nacional Africano a su peor momento desde el fin del apartheid.
Ramaphosa fue el único candidato postulado por el parlamento luego que dos partidos opositores decidieron no participar. Los partidos opositores en cambio pidieron, sin éxito, la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria a elecciones adelantadas.
El presidente de la Corte Suprema Mogoeng Mogoeng presidió la elección parlamentaria y felicitó a Ramaphosa, quien había sido el número dos de Zuma.
Zuma renunció luego de una serie de escándalos que mermaron la reputación del CNA, que le había pedido renunciar o enfrentar una moción de censura en el Parlamento. Zuma niega haber hecho nada inapropiado.
Ramaphosa es el quinto presidente que tiene Sudáfrica desde el fin del apartheid en 1994. El viernes a la tarde dará un discurso que fue aplazado mientras se extendían las negociaciones a puerta cerrada para convencer a Zuma a que renuncie.
Muchos sudafricanos se alegraron de que llegó el fin del gobierno de Zuma, y la moneda nacional, el rand, subió ante el dólar en los mercados internacionales.
La opositora Alianza Democrática cooperará con Ramaphosa si actúa en defensa de los intereses del pueblo sudafricano, declaró el líder del partido Mmusi Maimane.
“Nos mantendremos vigilantes y competiremos en las urnas en el 2019”, expresó Maimane.
Miembros de un partido opositor más pequeño abandonaron el Parlamento antes de la elección, denunciando que la manera en que el CNA estaba eligiendo al mandatario era “ilegítima”.
Julius Malema, líder del partido Luchadores por la Libertad Económica, dijo que los parlamentarios del CNA no responsabilizaron a Zuma por los hechos de corrupción y por lo tanto violaron la constitución.
La Fundación Nelson Mandela aplaudió la salida de Zuma pero advirtió que las autoridades deben actuar contra “redes de criminalidad” que han socavado la democracia del país.
Christopher Torchia / AP / OnCuba