De un tiempo a esta parte una nueva expresión ha venido apareciendo en los medios de comunicación y, sobre todo, en Internet y las redes sociales: terraplanistas en español y flat-earthers en inglés, es decir, personas que a estas alturas del partido tienen las agallas de negar, contra todas las banderas, que la Tierra es redonda.
Se trata, de entrada, de un posicionamiento fuertemente irracional, muy a tono con los tiempos que corren, caracterizado por la negación de la evidencia científica y la cultura acumulada durante siglos en esta área por la humanidad. Para tratar de lograrlo, y de sumar adeptos, apelan entonces a teorías conspirativas a fin de emprender desde ahí un proceso de deconstrucción de la verdad.
En ese sentido, el terraplanismo constituye, por su filosofía y sus procedimientos, una expresión particular de fenómenos como la alt-right, QAnon y últimamente, los election deniers en Estados Unidos, integrados en general por individuos de pocas luces y bajo nivel educacional. En una palabra, por las mismas personas que apoyan el trumpismo y el populismo.
Sus principios se resumen en dos o tres elementalidades. En primer lugar, que:
una élite mundial que gobierna en la sombra ha sumido a la humanidad en la más profunda ignorancia acerca del mundo en el que vivimos. A través de la NASA, del sistema educativo y de los medios de comunicación, nos han hecho creer que la Tierra es una esfera giratoria que viaja a enormes velocidades por el espacio exterior.
A lo que añaden una afirmación de armas tomar: “Lo que no nos han contado es que jamás se ha demostrado ni la esfericidad ni el movimiento de la Tierra”, lo cual los retrotrae de golpe y porrazo milenios atrás al pasarle por encima a los cálculos trigonométricos del griego Eratóstenes (de -276 a -194), el primer científico occidental capaz de medir la circunferencia de la Tierra con una precisión asombrosa: 39 375 kilómetros.
Los terraplanistas nos proponen aceptar que la exploración espacial es una mentira, una gran impostura de las agencias espaciales, sobre todo de la NASA, supuestamente asociada con Hollywood para retocar digitalmente las imágenes satelitales y falsificar videos utilizando los efectos especiales del cine. Esta formulación viene calzada por las antes aludidas teorías conspirativas tipo asesinato de Kennedy y 11 de septiembre, en los que intervino un oscuro poder oculto para impedirnos acceder a la verdad. Con esa misma lógica se ha negado el alunizaje del Apolo 11 (1969), a pesar de la evidencia material traída a la Tierra por los astronautas, por lo demás de pleno conocimiento de la comunidad científica y el público internacionales.
En segundo, que el “cientificismo“ es parte de una agenda diseñada para alejar a las personas de Dios, idea que remite a los impactos del pensamiento religioso fundamentalista entre sus membresías, y en particular a los evangélicos, justamente otra de las apoyaturas electorales del trumpismo.
A fines de 2017 efectuaron la Conferencia Internacional Flat Earth (FEIC) en Raleigh, Carolina del Norte. El evento fue organizado por Kryptoz Media, una productora de DVD y otros medios fundamentalistas cristianos, y por el Instituto de Cosmología de la Creación, una organización del mismo talaje. Contó con charlas tituladas “La NASA y otras mentiras del espacio“, “Despertando de las mentiras de la ciencia convencional“, “La Tierra plana y la Biblia“ y “Probando el globo“. Su organizador, Robbie Davidson, de Kryptoz Media, es un ideólogo fundamentalista cristiano cuya labor se concentra en tratar de deconstruir/devalidar la evolución de Darwin y la teoría del Big Bang sobre el origen del universo. En el blurb de su libro El cientificismo expuesto: ocultar al verdadero creador de la creación (2018), disponible en Amazon.com, se lee lo siguiente:
¿Qué pasa si ha habido una agenda para alejar a la gente de la Verdad de Dios? ¿Qué pasa si todo lo que la ciencia moderna te ha enseñado sobre tus orígenes es incorrecto? No cometer errores; la base misma de todo el conocimiento de la humanidad depende de lo que se cree que es la Verdad sobre el Origen de todo lo que existe. Este libro es el libro largamente esperado elaborado a partir de los dos documentales de gran éxito Scientism Exposed 1 & 2, que descubren la agenda espiritual y el engaño den la cosmovisión científica que muchos enseñan hoy como verdad y hecho probados y hacia dónde conduce todo.
Pero ahora le ha tocado el turno de los congresos a un terraplanismo de chorizo, pandereta y castañuelas. Según el diario Menorca, el próximo 18 de septiembre más de cien de sus entusiastas partidarios efectuarán su primer encuentro en Islas Baleares. De acuerdo con Mara Llompart, su organizadora, lo convocan para compartir “argumentos científicos y reflexiones filosóficas” y, sobre todo, para destapar la “gran mentira y estafa de que vivimos en un globo, que damos vueltas alrededor del Sol y de que estamos en un espacio infinito”. El objetivo de la reunión, claro, es “difundir la verdadera forma de la Tierra, que es plana”.
Sin dudas todo un éxito, incluso sin haber empezado: “estamos muy contentas con la respuesta del público”, afirma Llompart. Aún tienen que decidir dónde se celebrará el evento porque el espacio previsto al inicio, dice, “se ha quedado pequeño para recibir a toda la gente que vendrá”. Según anuncia, asistirán terraplanistas de Barcelona, Valencia y el País Vasco. “Hemos movilizado a muchos defensores de la Tierra Plana, que acudirán al encuentro desde distintos puntos de España”.
Se anuncian los terraplanistas Iru Landucci (Argentina), los hermanos Jordi y David Barea (España) y Martín Rodríguez (Uruguay). Más de lo mismo, aunque en la periferia, no en el centro, dirá el lector. Afirmativo, pero no hay que llamarse a engaño en otro punto. Ni aquí ni allá los terraplanistas son un fenómeno masivo sino apenas un estornudo –un poco ruidoso, es cierto– en las redes y colocados en uno de los lugares más cómodos de la llamada posverdad. “Nuestro movimiento ha crecido mucho desde 2016/2017. Hoy en Brasil hay más de 11 millones de personas que ya han entendido que la Tierra es plana“, sostiene Anderson Neves, uno de sus más conspicuos infladores. Pero hay un detalle oculto tras esa cifra mágica, y es que representa apenas el 5% de la población total del país.
Una asesora de Trump aseguró una vez frente a las cámaras de TV, también contra toda evidencia empíricamente comprobable, que hubo más personas en el acto de inauguración de Trump que en el de Obama –un “hecho alternativo” (alternative facts), nueva categoría inventada por el trumpismo para designar a la mentira. Otros, tal vez más alucinados, aseguraron en su momento que John F. Kennedy, su hijo mayor y Jackie Kennedy regresarían de la muerte un 4 de marzo de 2021 para apoyar a Trump a recuperar el cargo que perdió en unas elecciones limpias, posiblemente las más vigiladas y desafiadas de la Historia. Lo registró la prensa, no sin asombro: “Seguidores de QAnon se reúnen en Dallas, Texas, para ver cómo los Kennedy reinstalan a Trump en la presidencia”.
Las mismas mascotas, solo que con distintos collares.
Como hay gente sin hacer nada, sin trabajar y para salir en la prensa q inventan tantas cosas que están súper probadas. Yo estuve en la Mitad del mundo y estas tres no me van a quitar el Diploma.