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El presidente Donald Trump provocó una fuerte controversia al afirmar que en Cuba “virtualmente no hay autismo” porque el país no tiene dinero para consumir Tylenol, un medicamento cuya sustancia activa es el paracetamol.
Las declaraciones las hizo Trump durante un evento en la Casa Blanca, en el que insistió en limitar el consumo de paracetamol en mujeres embarazadas, asociándolo sin pruebas científicas a un aumento de los casos de autismo.
Expertos y organismos de salud pública han rechazado rotundamente esta asociación, calificándola de infundada y peligrosa, mientras que la realidad cubana y la evidencia científica demuestran lo contrario.
Durante una intervención en la Casa Blanca, Trump afirmó: “hay un rumor, que no sé si es cierto o no, de que en Cuba no tienen Tylenol porque no tienen dinero para ello y virtualmente no tienen autismo”, utilizando esto para justificar una política restrictiva respecto al uso de paracetamol en mujeres embarazadas.
El presidente incluso ordenó a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) emitir nuevas advertencias para el medicamento bajo la premisa de que su consumo podría estar “asociado” con una mayor incidencia de autismo.
Trump fue acompañado por su secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., conocido por su postura escéptica hacia las vacunas, lo que agregó carga polémica al anuncio.
Además, el mandatario reiteró su posicionamiento sobre la supuesta relación entre vacunas infantiles y autismo, a pesar de que múltiples estudios científicos niegan ese vínculo y subrayan la importancia de la vacunación para la salud pública.
Trump planteó preocupaciones infundadas en el sentido de que las vacunas contribuyen al aumento de las tasas de autismo, el cual afecta a uno de cada 31 niños en Estados Unidos hoy día, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Expertos desmienten y organismos internacionales responden
La comunidad científica estadounidense no tardó en reaccionar. Médicos, investigadores y organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaron que las pruebas sobre una relación entre el paracetamol y el autismo son “inconsistentes” y enfatizaron que no hay razón para cuestionar el uso seguro del medicamento durante el embarazo.
El portavoz de la OMS en Ginebra, Tarik Jašarević, insistió en que se sabe con certeza que las vacunas no causan autismo y que cualquier duda sobre el tema pone en riesgo la salud pública.
Las agencias regulatorias de salud en Europa y Reino Unido también respaldaron la seguridad del paracetamol para mujeres embarazadas, rechazando los llamados restrictivos provenientes de Estados Unidos. Por su parte, la FDA aclaró que hasta la fecha no hay evidencia científica concluyente que justifique el cambio radical de sus recomendaciones sobre el uso del Tylenol durante el embarazo.
La realidad en Cuba
Contrariamente a lo dicho por Trump, en Cuba existen registros y servicios médicos dedicados a personas con trastorno del espectro autista (TEA).
El sistema de salud ofrece diagnósticos, terapias y programas especializados para estos pacientes, con un enfoque integral que incluye tratamiento y apoyo a familias. Incluso Cuba desarrolla terapias innovadoras, como la terapia asistida con delfines, que ha atraído la atención internacional.
En Cuba la prevalencia del autismo es de 0,4 por cada 10 mil, muy por debajo de las tasas en el mundo que, según la Organización Mundial de la Salud, es de 1 por cada 160 niños. El abordaje de esta condición es multisectorial, con énfasis en una atención sanitaria de calidad y una educación especializada e inclusiva, según un reporte del canal Caribe emitido en abril último.
Hasta el momento, las afirmaciones del presidente estadounidense no han recibido cobertura en medios oficiales cubanos, ni una respuesta de las autoridades sanitarias.
La ciencia sobre el autismo y el paracetamol
El autismo es un trastorno neurodesarrollativo complejo cuya incidencia ha aumentado principalmente por mejoras en el diagnóstico y el reconocimiento del espectro autista, que abarca desde formas severas hasta leves. No existe una causa única conocida, y se ha demostrado que factores genéticos y ambientales pueden influir.
El paracetamol es uno de los medicamentos más usados para aliviar el dolor y bajar la fiebre en todo el mundo, considerado seguro cuando se usa bajo supervisión médica, incluso durante el embarazo. Las afirmaciones de riesgo de autismo vinculadas a este fármaco carecen de respaldo en estudios robustos y han sido calificadas de anticientíficas por instituciones médicas y expertos.
El mercado reacciona
Las declaraciones del presidente provocaron movimientos en el mercado, con la compañía Kenvue, productora del Tylenol, experimentando fluctuaciones en sus acciones.
Este martes, las acciones de Kenvue ganaban 6 % al recuperarse de un mínimo histórico de la víspera, después de que los analistas apuntaron a la falta de nuevas pruebas científicas que respalden la afirmación del presidente Donald Trump de que el popular analgésico Tylenol está relacionado con el autismo.
“Los inversionistas contenían la respiración temerosos de que el anuncio de ayer fuera una bomba. Resultó que no lo era, ya que no se presentaron nuevas pruebas científicas que relacionen el Tylenol con el autismo”, dijo James Harlow, vicepresidente de Novare Capital Management.
Analistas coinciden que la falta de evidencia reduce el riesgo judicial y de impacto financiero a largo plazo, aunque alertan sobre posibles efectos negativos temporales en el consumo producto de la desinformación.