Miles de peregrinos y clérigos cristianos marcharon este viernes a través de los antiguos callejones de la Ciudad Vieja de Jerusalén, Israel, en recuerdo del camino de Jesús a su crucifixión; mientras en Filipinas devotos católicos fueron clavados a cruces de madera en un sangriento ritual de Viernes Santo.
En Jersualen, los feligreses cargaron cruces de madera sobre sus hombros y corearon himnos para celebrar uno de los días más solemnes y sagrados del cristianismo.
La coincidencia este año del Viernes Santo y la Pascua Judía provocaron oleadas de turistas y un ambiente festivo en la ciudad sagrada.
Feligreses de todas partes del mundo marcharon lentamente a través de Vía Dolorosa, el camino empedrado que atraviesa el muro que rodea la Ciudad Vieja y donde, según la tradición, Jesús cargó la cruz donde fue crucificado.
Los peregrinos se detuvieron en varios puntos en el camino, representando los momentos simbólicos del llamado vía crucis.
La procesión termina en la Iglesia del Santo Sepulcro, donde según los católicos y los cristianos ortodoxos Jesús fue enterrado antes de su resurrección, que se festeja el domingo de Pascua.
Mientras tanto, los residentes judíos se apresuraban para completar sus preparativos para la cena Séder de Pésaj al acercarse la primera noche de la Pascua Judía.
Por su parte, en Filipinas –el país asiático con más católicos– cuatro hombres y una mujer, algunos de ellos con coronas de espinas, fueron escoltados por aldeanos vestidos como centuriones romanos antes de ser crucificados en las cruces colocadas sobre una polvorienta colina del pueblo San Pedro Cutud.
Representaciones similares también se llevaron a cabo en otros pueblos agrícolas del norte del país. Además, otras personas se autoflagelaron o participaron en recreaciones de lo que según la religión sufrió Jesús.
Miles de personas, entre ellos turistas, observaron el que ya se ha vuelto un espectáculo anual. La Iglesia católica no lo ve con buenos ojos estas conmemoraciones y ha pedido a los feligreses que, en su lugar, celebren la Cuaresma con oraciones y obras benéficas.
“Somos de Polonia, así que es un país católico, pero ahí no hay nada así. Es mucho más pacífico y silencioso”, dijo la turista Magdalena Tyburcy.
Previo a las crucifixiones, decenas de penitentes descalzos azotaron sus espaldas desnudas con varas filosas de bambú y madera. Algunos tenían cortes de navajas en la espalda para que se mantuvieran sangrando.
Para las crucifixiones rituales se utilizaron clavos esterilizados. Los devotos fueron bajados de las cruces después y fueron revisados por médicos para asegurarse de que no haya complicaciones por las lesiones causadas.
Para el pintor Ruben Enaje, de 59 años, fue la 33ra vez que es clavado en la cruz. Dijo que lo hace como parte de su agradecimiento por sobrevivir a una caída de un edificio y que esta será su última crucifixión.
“El año próximo ya seré adulto mayor. Nuestros huesos son un poco diferentes, empiezas a lastimarte. Simplemente pasaré (esta tradición) a alguien más joven que yo”, dijo.
AP / OnCuba