La tarde noche de Halloween se enlutó en Manhattan. Ocho muertos se han confirmado hasta el momento tras el ataque de un vehículo que, como en Barcelona, Niza, Berlín, arremetió contra personas con la finalidad de asesinarlas.
Otra vez las víctimas son inocentes que sin la menor sospecha de riesgo, caminan, se divierten, pasean, entretenidos, sin esperar que, arteramente, un matador los demolerá.
Van en bicicleta o a pie, por un canal bici paralelo al río Hudson, en el bajo Manhattan. Cerca del World Trade Center.
Muy cerca de allí, a una cuadra, en un colegio, los niños-vampir@s, niños-bruj@s de Halloween, niños disfrazados que buscan caramelos, estaban celebrando su tradición de trick or treat.
El paralelo vuelve a ser escalofriante. El terror otra vez se despliega en la circunstancia menos previsible.
Fotos: Reuters.
Los funcionarios lo han calificado como el ataque terrorista más mortífero sucedido en Nueva York desde el 11 de septiembre de 2001.
El asesino: Sayfullo Habibullaevic Saipov, un hombre de 29 años de origen uzbeko, conductor de Uber. Testigos aseguran que durante su intento de fuga gritó “Allhu Akbar” (Dios es grande), en árabe. Llegó a Estados Unidos en 2010, cuando tenía 22 años. Es residente en Tampa.
“Es un día muy doloroso para nuestra ciudad, una tragedia horrible”, dijo el alcalde de Nueva York, Bill de Blassio, en comparecencia ante la prensa poco después del atentado.
Con una camioneta alquilada, Habibullaevic se subió a la zona destinada vía peatonal y, en dirección sur, comenzó a atropellar transeúntes. Acabó estrellando su vehículo contra un autobús escolar.
Las víctimas: Ocho fallecidos por el momento y 12 heridos. Algunos de ellos en estado grave. Entre los ocho muertos confirmados, cinco eran argentinos, de la ciudad de Rosario; un grupo de amigos de entre 47 y 48 años que habían decidido viajar juntos a Estados Unidos para celebrar los 30 años de su graduación de bachillerato.
El pais del terror y el miedo.