¿Quién gana en mis simpatías? ¿Quién, en mi admiración o mis afectos?
Cuando yo era muchacho –siete, ocho, diez años-, el baloncesto me gustaba más que ahora. Lo tenía en la Santísima Trinidad de mis veneraciones, junto con la pelota y el boxeo. Y eso que nunca pude ver, porque jamás me los pusieron, aquellos duelos increíbles entre Larry Bird y Magic Johnson.
Cuando supe de ellos, me gustó más el basket. Recuerdo cómo los presentaban en revistas (casi inaccesibles por entonces) y algún que otro video comercial: de un lado, el negro sonriente, sin sandía, pero siempre sonriente; del otro, el blanco introvertido. El primero era bujía en los Lakers del Showtime, formando dupla con Kareem Abdul-Jabbar. El otro, motor y corazón de unos Celtics que daban una clase de geometría con cada movimiento en la madera.
Ellos fueron los años ochenta. Habían venido al mundo con el don, y hubo gente muy lista que explotó su rivalidad hasta los cielos, recuperando espectadores para una liga necesitada de atractivos desde que Bill Russell y Wilt Chamberlain pulsearan como fieras acosadas en los inolvidables sesenta.
Porque, insisto, pareciera que la escena había sido dispuesta por la mano de Dios. Magic, bautizado así por su facilidad para la fantasía en el pase, transportaba a la cancha todo el glamour de Hollywood. Bird, en cambio, vestía su talento con un traje de olor a clase obrera. Las cadenas de televisión se dieron el banquete de sus vidas con aquello, las butacas volvieron a colmarse, y alguien dijo –creo que por la ESPN- “estos dos hombres han salvado a la liga de la bancarrota”.
Entre ambos consiguieron ocho títulos, y en todas las finales de la década –¡en todas!- estuvieron los Celtics, los Lakers, o los dos. Había como una simetría caprichosa en sus carreras: Magic ganó en 1980; Bird, en el 81. Magic alzó la voz de nuevo en el 82; Bird contestó enseguida, en el 84. Magic volvió a la gloria en el 85; Bird se impuso en el 86…
Earvin Johnson fue un jugador de efectos especiales. Un base de 2.06 metros que miraba a la Luna y asistía en la Tierra, capaz también de embestir la canasta, armar un contrataque rutilante y rebotear ante los pivots. Se llevó todos los MVP existentes en la NBA, jugó nueve finales, doce Juegos de Estrellas, enloqueció a contrarios y fanáticos. Un mal día sacó toda su casta de campeón y dijo ante las cámaras que padecía SIDA, pero eso no fue el fin. Cinco años después, en Barcelona, su sonrisa escaló al podio olímpico en medio del equipo más grande de todos los tiempos y todas las galaxias.
Lawrence Joe Bird, con su nariz de gancho y la mirada menos expresiva del deporte, ha sido el rey de los aleros. Medía lo mismo que Magic, se especializó en tiros desde fuera del perímetro y formó junto a Kevin McHale y Robert Parish (¿se acuerda, el del 00 en el dorsal?) uno de los mejores frontcourts de cualquier época. En su casa guarda premios de Más Valioso, recuerdos de All Star, anillos de monarca… Barcelona tampoco lo ha olvidado.
Las chispas que sacaban en la duela no alcanzó a separarlos en la vida. En la ceremonia por la retirada de Bird, Magic lo describió como un amigo para siempre. Mientras, Bird presentó a Magic en el acto de inducción al Hall of Fame. Tan distintos en todo, se parecían en mucho. El base aseguraba que la temporada regular tenía 80 partidos y dos enfrentamientos Lakers-Celtics. El alero afirmaba que por las mañanas, antes incluso del café, revisaba las estadísticas del partido anterior de Magic Johnson.
En la espalda del negro había un “32”. La del rubio mostraba el “33”.
MI VOTO: Por los dos, que a fin de cuentas fueron uno, indivisible y canastero
saludos michel, como tu nunca pude ver algún juego donde participaban esos extraclases, esos juegos solo lo veían en nuestro país algunos privilegiados que todos sabemos quienes fueron y aun son,supe por primera vez de magic jhonson cuando se anuncio que padecía d sida,y vi por primera vez juegos de la nba cuando transmitieron la final aquella donde jugaba los bull con jordan,ya después he tenido la posiblidad de hacer dos misiones ,soy medico, y entonces realmente atraves de internet he conocido toda esa historia ,y este año asistí completa los juegos de la nba incluyendo la final. doy mi voto a magic .y lo hago mas por simpatía que por otra cosa.saludos desde brasil
Yo creo q el 00 lo llevaba Cedric Maxwell… Hay un documental llamado “Bird and Magic, A Courtship of Rivals” que narra la historia de ambos, buenisimo… Esta en YouTube.. Mi voto por Magic, no tanto por la fantasia, sino porque desde su posicion de base marcaba y dominaba el ritmo del partido.. Saludos
Cuando vi de que venia hoy la serie, me asombre y me preguntaba rabiando de envidia( rosada por supuesto) por donde nuestro apreciado Michel había sido testigo de esos enfrentamientos? Luego de leer su crónica, respiro aliviada porque no fui yo sola quien se los perdió. Sigo aplaudiendo esta sensibilidad con la que Michel nos desgrana y nos acerca cada semana a sus simpatías, admiraciones y afectos.
Por cierto solo lo hará sobre deportes? No nos sorprenderá algún día con un sparring entre actores, actrices, políticos, películas, libros u otros?
Es imposible dar un voto, la razón se resiste a decantarse por alguno de los dos extremos de una línea que imaginariamente traza el rumbo a la majestuosidad deportiva. A quién elegir? Al rudo granjero de West Baden, Indiana, que hizo del sacrificio su seña de definición, que elevó hasta el paroxismo el concepto de la clase y la excelencia deportivas puestas al servicio de un ideal colectivo, en este caso los Celtics de Boston, una de las mayores y más míticas franquicias de la NBA, o nos decantamos por el chico de Lansing, Michigan, el hombre de la eterna sonrisa, esa que precedía a la genialidad, cuya manera más destructiva en una cancha encontrabas cuando estabas frente a él; el hombre que podía hacer cualquier cosa, el pase imposible, la finta inacabable que te martirizaba y nunca lograbas comprender, el contragolpe perfecto, la suspensión inacabable, ese que tenía la capacidad de ver allí dónde nadie veía nada, y que cuando las cosas se ponían feas reclamaba el balón para hacer ese arte suyo, único, de prestigiditador, que hizo qué alguien una vez dijese ” sencillamente no veo el balón, lo esconde”.
A quién elegir, imposible, tienes que quedarte con los dos, máxime cuando sabemos que si hoy por hoy hay liga de baloncesto en Estados Unidos, se lo debemos a ellos.
Entiendo que Jordan fue dios, pero lo de estos dos era algo fenomenal. Personalmente fui un fanático de Larry Bird, en aquella época acaparaba todo lo que me encontraba sobre él. Yo era un chavo entre los 12-16 años en esta etapa y me gustaba jugar de alero precisamente por Bird y también por Alejandro Urgelles, creo que el mejor alero que ha parido esta tierra.
Un abrazo,
JA
Michel primera vez que escribo a ON CUBA pues este articulo me a trasladado a mi adolescencia cuando en el barrio traficábamos vídeos betamax de juegos que tenían quizás meses de realizados y lo veíamos con un interés y una pasión como si fueran en vivo,eramos capaces de ir a kilómetros de nuestros hogares a cualquier hora para ver a nuestros dioses,Jordan,Magic,Bird,Stockton,Malone. Sin dudas para mi la época dorada del baloncesto.
Michel al igual que tu ahora el basket me gusta menos,sera que ya no hay dioses en la duela?????
Mi voto por aquel Baloncesto de 80 y 90,Magic y Bird los dos en el lo mas alto…..