El sábado 3 de febrero tuvieron lugar las primarias demócratas de Carolina del Sur. En las elecciones de 2020, antes de llegar ahí, la situación no era lo que se dice halagüeña para el entonces candidato Joe Biden.
En el primer round, el caucus de Iowa, Biden terminó en el cuarto puesto (15,8 %), superado por Peter Buttigieg (26,2 %), Bernie Sanders (26,1 %) y Elizabeth Warren (18,1 %). “Recibimos un golpe en el estómago en Iowa”, dijo. Y se vio en la necesidad de referirse en específico a uno de los candidatos: “Necesitamos un candidato que pueda ayudar a subir a los demócratas. Si el senador Sanders es el candidato del partido, todos los demócratas de Estados Unidos […] tendrán que cargar con la etiqueta que el senador Sanders ha elegido para sí […], se llama a sí mismo un socialista democrático. Donald Trump está desesperado por ponerle la etiqueta de socialista, socialista, socialista, socialista a nuestro partido. No podemos permitirle hacer eso”, dijo Biden.
Pero no le dio resultado. En las primarias de New Hampshire Bernie Sanders se impuso con el 25,7 % de los votos, superando a Buttigieg, que ocupó el segundo lugar (24,4 %). El tercero fue para Amy Klobuchar (19,8 %). El cuarto para Warren (9,2 %). Y el quinto para Biden, quien recibió un golpe más abajo del estómago: solo el 8,4 % de los votos. Cero delegados. Ese año, por cierto, la participación electoral en New Hampshire estableció un nuevo récord para sus primarias con 298 377 votos emitidos, rompiendo la cifra anterior de 287 527. Fue la tercera primaria demócrata consecutiva en la que New Hampshire votó por el candidato que al final no recibió la nominación demócrata.
Pero en el estado sureño las cosas le funcionaron razonablemente bien al vicepresidente de Obama. Pudo imponerse sobre sus competidores gracias al apoyo de los votantes negros, los mayores de 65 años y los moderados. Ganó el voto de alrededor de 3 de cada 5 votantes afroamericanos (Bernie Sanders sólo logró 1 de cada 5). Y casi 3 de cada 5 votantes mayores de 65 años votaron por “el viejo Joe” (Tom Steyer y Bernie Sanders obtuvieron poco más de 1 de cada 10). También lideró entre los votantes moderados: más de la mitad lo apoyaron. Y, por último pero no menos importante, ganó el voto de los muy liberales, con alrededor de 2 de cada 5 del grupo, superando a Sanders con 3 de cada 10.
Estas son las razones de fondo por las que Biden y el Comité Nacional Demócrata decidieron que la primera primaria demócrata oficial del ciclo electoral 2024 fuera en Carolina del Sur, movida controversial incluso dentro de ciertas huestes. Constituyó una ruptura con la tradición, toda vez que, como se sabe, las primarias de New Hampshire han sido “siempre las primeras”. Biden, en efecto, no estuvo esta vez en la lista oficial de candidatos del partido, pero aún así logró ganar esas primarias de manera convincente debido, entre otras cosas, a una campaña que hicieron sus partidarios para escribir su nombre a mano alzada en la boleta. Obtuvo casi 80 mil votos en comparación con los 24 mil del representante Dean Phillips. En otras palabras, el 63,9 %.
Por otra parte, para darle más sustancia a la decisión, el alto mando agregó a lo anterior la diversidad demográfica de Carolina del Sur, argumentando que un grupo de votantes con mayor diversidad racial hiciera oír su voz primero, sobre todo comparados con los estados abrumadoramente blancos de Iowa y New Hampshire. En los datos del último Censo figuran datos como los siguientes:
- Con una población de casi 5,4 millones, poco menos del 69 % de los residentes del estado son blancos. El 26,3 % son afroamericanos. El 6,6 %, hispanos o latinos.
- Una ligera mayoría (51,3 %) de sus habitantes son mujeres.
- El 19,1% tienen 65 años o más.
- Más de una quinta parte (21,2 %) de la población tiene menos de 18 años.
“No estaría aquí sin los votantes demócratas de Carolina del Sur, y eso es un hecho”, dijo Biden en una cena en Columbia, Carolina del Sur, el fin de semana anterior.
Una encuesta USA Today-Suffolk University llevada a cabo entre el 2 y el 3 de enero encontró que el 69 % de los votantes demócratas planeaban votar por el actual presidente, el 5% por Dean Phillips y el 3 % por la escritora Marianne Williamson (un 22% estaba indeciso).
Pero al final, enfrentado a dos oponentes de muy poca garra, Biden se impuso en Carolina del Sur con el 96,2 %, de los votos, resultado que contradijo a su favor lo que marcaban las encuestas.
“En 2020, fueron los votantes de Carolina del Sur quienes demostraron que los expertos estaban equivocados, dieron nueva vida a nuestra campaña y nos encaminaron a ganar la presidencia. Ahora, en 2024, el pueblo de Carolina del Sur ha vuelto a hablar y no tengo ninguna duda de que nos han puesto en el camino para volver a ganar la presidencia, y convertir a Donald Trump en un perdedor, otra vez”, expuso Biden en un comunicado después de su triunfo.
En cuanto a los afroamericanos, las estadísticas nos decían que Biden comenzó su presidencia con un índice de aprobación promedio del 86 %, un número más alto que el de cualquier otro grupo racial. Y que desde principios de 2023 había caído al 60 %, la cifra más baja que haya tenido entre los estadounidenses negros durante su presidencia, lo cual fue motivo de preocupación entre la elite demócrata. Pero estas quedaron al campo en Carolina del Sur. El “entusiasmo” afroamericano estuvo ahí. Baste citar como botón de muestra que el analista político Steve Kornacki, de la MSNBC, mostró en su programa condados de Carolina del Sur de mayoría negra en los que el voto por Biden llegó alcanzar el 97 %.
Ni para los votantes demócratas en general ni para los afroamericanos en particular funcionaron los mensajes presentando al presidente como un anciano decrépito y dormilón. Tampoco las preocupaciones sobre la alta tasa de interés. Ni sobre la inflación. Ni sobre la economía. Carolina del Sur no ha votado por un presidente demócrata desde 1976, pero los afroamericanos constituyen más de la mitad del electorado demócrata en ese estado.
Los resultados del sábado constituyen una especie de test case acerca del atractivo de Biden en un grupo de votantes que apoya a los demócratas de manera abrumadora en las elecciones presidenciales, al margen de las fracturas reportadas por varias encuestas nacionales de un tiempo a esta parte. Ese es, sin duda, el principal sentido de esta victoria.
El país queda a la espera de las primarias republicanas de Carolina del Sur el 24 de febrero. Un enfrentamiento que definirá la nominación entre el expresidente Donald Trump y la exgobernadora del estado, Nikki Haley.