El pasado jueves un jurado de Nueva York declaró culpable a Donald Trump de los 34 cargos que enfrentó en el juicio criminal al dictaminar que había falsificado registros comerciales para encubrir acusaciones de un encuentro sexual con la estrella de cine porno Stormy Daniels.
Un hecho histórico. El veredicto lo convierte en el primer presidente en la historia de Estados Unidos en ser declarado delincuente.
El Gran Jefe
El encargado de iniciar el alud de ideologemas ante la sentencia fue, desde luego, el propio Donald Trump. Apenas una extensión de lo que fue diciendo durante todo el juicio, a contrapelo de la orden de silencio (gag order) que le tuvo que imponer el juez Juan Merchán, una y otra vez violada.
Si se prescinde de la hojarasca, su discurso enfatizaba, básicamente, cinco ideas simples lanzadas al aire sin la correspondiente evidencia: 1. El sistema judicial estadounidense es el de una república bananera (“tercermundización”). 2. El juez Merchán es un corrupto. 3. El jurado está politizado. 4. Todo el proceso fue obra del presidente Biden, otra cacería de brujas por estar delante en las encuestas. 5. Se trata de una persecución política perpetrada por un sistema corrupto.
No hubo nada que no estuviera instalado desde antes en la naturaleza del trumpismo y sus devaneos retóricos. Es una extensión de la idea de que las elecciones le habían sido robadas mediante fraude. Más “hechos alternativos”. Se trata de una metarrealidad discursiva, una caída por el hueco del conejo de Alicia que parte del supuesto de que existen estos “hechos alternativos”, acuñados por Kellyann Conway en enero de 2017. Como lo estableció en ese entonces un periodista que no es ni simpatizante de Black Lives Matter, ni miembro de la izquierda radical, “los hechos alternativos no son hechos, son falsedades”.
Las réplicas
De acuerdo con John Cohen, ex subsecretario interino de Inteligencia y Análisis del Departamento de Seguridad Nacional, la retórica violenta emergida en los foros de la ultra derecha durante las 24 horas posteriores a la condena de Trump fue tan alta como la que armaron después de la entrada del FBI en Mar-a-Lago en agosto de 2022.
En ese lapso, efectivos de MAGA y medios afines al trumpismo comenzaron a soltar toda la carga que tenían prevista en caso de producirse un fallo adverso a su Gran Jefe. “Desde que comenzó el juicio, los comentaristas pro-Trump y el propio Trump prepararon a los ecosistemas online MAGA para alegar juego sucio si el jurado lo declaraba culpable”, escribe un analista. Y añade: “La frase RIP America inundó los sitios de sus redes sociales”. Veamos algunos ejemplos.
La representante republicana Marjorie Taylor Greene, que ha trasladado como pocos la chusmería y el lenguaje de carretón a la política, calificó el juicio de “farsa” y de show “orquestado por izquierdistas radicales y operativos del Estado profundo”, otro de los globos con que operan las teorías conspirativas de estos actores sociales. Repetir la consigna central de la hora (la “tercermundización”), fue su mantra: “No se ve este nivel de corrupción ni en una república bananera, pero está sucediendo en nuestro propio patio trasero”, dijo. “No hay NADA que teman más que otra presidencia de Trump”.
Por su parte, el fundador de Turning Point USA, Charlie Kirk, también se dedicó a poner en la red teorías conspirativas: “Este caso fue diseñado durante años, desde lo más alto del aparato demócrata, para derribar a Trump usando una ley amañada en una sala amañada con un jurado amañado”, escribió en la red social X. “Debemos ganar. Debemos derrotar a estos salvajes. ¡Apoya a Trump!”.
“A partir de hoy, con este falso veredicto de culpable contra Trump, Estados Unidos ya no es Estados Unidos”, dijo por su lado Joey Marianno, otro trumpista que repitió el mantra aludido al inicio, solo que con un lenguaje más pegado a la alcantarilla y metiendo miedo con una nueva guerra civil —un miedo alimentado, de hecho, por el filme homónimo exhibido recientemente en los cines. “Somos un agujero de mierda del Tercer Mundo que se dirige a una guerra civil. No tengo ningún deseo de que este país se unifique. No hay ningún país que unificar”.
En esta tesitura, y como para no quedarse rezagados, los Proud Boys, cuyo jefe, Enrique Tarrío, acaba prácticamente de ser condenado a más de veinte años de prisión por terrorismo doméstico debido a su participación en los sucesos del Capitolio, llamó a “irse a la guerra”. Lo mismo que patriots.win, un sitio de destacadísimo rol en los sucesos del 6 de enero: “Solo hay dos opciones en noviembre, Trump o guerra civil, esperaré lo primero, pero me prepararé para lo segundo”, escribió uno de sus habituales.
El ex presentador de Fox News, Tucker Carlson, estampó en X todo su tremendismo y agorerismo. “Esto no detendrá a Trump. Ganará las elecciones si no lo matan antes. Pero sí marca el fin del sistema de justicia más justo del mundo. Cualquiera que defienda este veredicto es un peligro para ti y tu familia”.
Last but not least, de acuerdo con una publicación compartida por Donald Trump en su red Truth Social, “este año será el nuevo 1776”, pero “esta vez la lucha no es contra los británicos, es contra los estadounidenses comunistas”.
El texto original, publicado por una partidaria de Trump, compara al presidente Biden con el Diablo, pide su juicio político y el aplastamiento de “todos los demócratas”.
Trump lo socializó sin comentarios el pasado sábado en horas de la noche.
“El hecho de que uno de los dos hombres que pudiera ser presidente el próximo año sea ahora un delincuente convicto, plantea la posibilidad de que esas mismas instituciones judiciales que garantizan el Estado de Derecho sufran el ataque político más feroz de nuestra historia”, anticipó un académico.
Después del veredicto: tres encuestas
Lo que hay detrás de esos y otros ideologemas es, entre otras cosas, la voluntad de mantener el dominio de la narrativa ante un hecho adverso al Gran Líder. Una derrota que contradice imágenes al uso de Trump como ganador inexorable y beneficiario del apoyo popular vis-a vis en las elecciones de noviembre. Sin embargo, tres encuestas arrojan que ha sufrido ciertas pérdidas a las 48 horas de su condena.
Vistas sumariamente, arrojan lo siguiente:
- El 50 % de 3 040 adultos encuestados dijeron que creían que Trump era culpable, por oposición al 30 % que dijeron lo contrario. El 19 % dijo que no estaba seguro.
- Partidistamente considerado, el 15 % de los republicanos piensa que es culpable versus el 64 % que cree lo contrario. El 48 % de los independientes cree que Trump es culpable, el 25%, no. El 86 % de los demócratas cree que es culpable, el 5 %, no.
- El 54 % de los votantes registrados aprueba el veredicto del jurado, por oposición al 39 %. El 18 % de los republicanos lo aprueba, mientras que el 74 % lo desaprueba. El 52 % de los independientes lo aprueba, mientras que el 33 % lo desaprueba. El 88 % de los demócratas lo aprueba, mientras que el 8 % lo desaprueba.
- El 51 % dijo que Trump debería poner fin a su campaña presidencial, el 43 % dijo que no. La mayoría de los republicanos encuestados (79 %) cree que Trump no debería retirarse, sin embargo, el 15 % dijo que debería hacerlo. Por otro lado, el 87 % de los partidarios de Trump no quieren que ponga fin a su campaña, el 8 % sí.
- Entre los independientes encuestados, el 49 % cree que Trump debería poner fin a su campaña, mientras que el 41% cree que no. El 86 % de los demócratas cree que Trump debería poner fin a su campaña; el 11 %, no.
Los 34 cargos imputados a Trump por unanimidad del jurado son delitos graves de menor nivel en el estado de Nueva York. Esta es su primera condena por tales delitos. Merchán tiene en sus manos opciones que incluyen desde cuatro años de prisión hasta la libertad condicional u otros castigos relativamente menores. Su decisión la sabremos el próximo 11 de julio.
Pero en cualquier caso, la condena no impide que Trump continúe su campaña o incluso que llegue a presidente. Y puede votar por sí mismo en Florida, donde reside, siempre y cuando no vaya a prisión en el estado de Nueva York.
Finalmente, la campaña de Trump anunció haber recaudado 34,8 millones de dólares en las primeras seis horas de anunciado el veredicto. Un dato incontestable. También lo es que esa condena haya unido a los republicanos en torno al Gran Líder que les ha raptado su partido.
El problema es otro: solamente con ellos y con los efectivos de MAGA no se ganan unas elecciones. Veremos qué ocurre en noviembre.