En dos artículos anteriores comentaba cómo algunas iglesias y laicos, por su lado, y el Gobierno de Estados Unidos, por el suyo, coincidían en juzgar que Cuba atravesaba una situación crítica en materia de libertad religiosa.
Sin embargo, Pedro Álvarez Sifontes y Yunier de la Rúa, del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), dos sociólogos de la religión cubanos con quienes conversé, argumentan que vivimos el momento de mayor número y concentración de movimientos, denominaciones, credos, asociaciones e iglesias en la historia del país. Y, aunque ellos carecían aún de un mapa exacto de esta religiosidad, la información de campo recogida en toda la isla en el marco de un estudio de largo alcance sobre la libertad religiosa, demostró que había más de un centenar.
Álvarez y De la Rúa agregaban que resulta incongruente asumir —como hacen quienes niegan esa libertad— que la mayoría de esa feligresía cubana sea católica. (Por cierto, las denominaciones evangélicas han experimentado un ritmo de crecimiento muchísimo mayor que el catolicismo). Y que ignorar la extensión de la Regla de Ocha, el Palo Monte, las asociaciones abakuás, por el mero hecho de que no están vertebradas verticalmente —como sí lo están las iglesias, dentro y fuera de la isla— ni hablan con una voz jerarquizada, no hace sino reproducir la subestimación y el desprecio que ha acompañado a estas religiones cubanas a lo largo de siglos.
En el transcurso de la conversación surgieron otros tópicos de especial interés para una visión ecuánime sobre la cuestión religiosa en Cuba. Así que decidí aprovechar la oportunidad y reunir estas reflexiones de ambos sociólogos de la religión como coda a mis notas. Aquí va nuestra conversación:
Estamos muy lejos del Día de la Virgen de la Caridad en 1961, cuando el Obispo auxiliar de La Habana convocó a una procesión, convertida en manifestación política, en la que chocaron con violencia católicos anticomunistas y revolucionarios; y el Gobierno terminó expulsando al obispo, junto a más de un centenar de sacerdotes, españoles la mayoría.
Mirando esa larga perspectiva histórica, ¿en qué medida podríamos decir que se rebasó el conflicto de la Revolución con las iglesias, y cuándo se pasó a una relación diferente?
Yunier de la Rúa (YR): Cuando salimos a hacer nuestra investigación sobre libertad religiosa, comprobamos que la mayoría de los líderes religiosos, distinguen tres tiempos en las relaciones Iglesia-Estado. Primero, el conflicto, que evoluciona desde la confrontación violenta de los primeros 60, y se extiende hasta el ateísmo científico, a mediados de los 70 y principios de los 80. El segundo, cuando las relaciones se estabilizaron. Y un tercero, actual, en el que hay diferencias y a veces tensiones; pero las cosas tienen un nivel más mesurado.
Algunos altos dignatarios, en especial los representantes del Vaticano en Cuba, vieron que la manera tan frontal en que se había dirimido ese conflicto en los 60 había sido contraproducente. El Nuncio, Monseñor César Zacchi (1967-74), tuvo la iniciativa de buscar una nueva comunicación con el Estado. Del lado del Gobierno, José Felipe Carneado sería el encargado de administrar esa comunicación, desde mediados de los 70, durante tres décadas.
El impacto modernizador del Concilio Vaticano II había llegado muy tarde a Cuba, por el mismo proceso que se estaba viviendo. Por otro lado, el impacto del pensamiento cristiano en los movimientos de liberación en América Latina fue un factor clave en el cambio de la política cubana. Finalmente, el libro Fidel y la religión (1985) de Frei Betto, marcó un hito en esa relación.
La estabilización estuvo marcada por la existencia de un canal de comunicación institucional, adonde las iglesias podían acudir, y expresar sus demandas e incluso desacuerdos. Esa interrelación ha sido muy importante para los religiosos.
El liderazgo revolucionario cobró conciencia de que el fenómeno religioso se había mantenido, pese a toda una política ateísta a veces bastante férrea. Esa política había derivado en una doble moral, que propiciaba actitudes falsas y simulación.
Entre 1986 y 1989, nuestro Departamento de Estudios Sociorreligiosos hizo una investigación a nivel nacional, con una muestra representativa. Encontramos que más de 86 % de la población cubana tenía elementos religiosos en su conciencia. El resultado provocó una especie de escándalo entre quienes pensaban que no podía ser. Pero finalmente se aceptó. E influyó en los cambios que se hicieron con respecto a la política del Partido y la religión en 1992.
¿Libertad para creer? Cuatro notas sobre fe, política y personas (I)
¿Cómo le describirían a un recién llegado la manera en que se practica la religión en Cuba? ¿Qué regulaciones existen para los cultos religiosos aquí?
YR: La Ley 54 regula las asociaciones. Pero resulta que la mayoría de las instituciones religiosas no se consideran asociaciones, sino religiones. Esa ley, además, está desactualizada. A partir de nuestras investigaciones, recomendamos considerar una Ley de cultos; aunque muchos países no la tienen. Actualmente se trabaja en un proyecto de Ley sobre formas asociativas, que produciría una legislación más compleja y abarcadora.
Pedro Álvarez Sifontes (PAS): No existe un cuerpo jurídico y normativo para la actividad religiosa en el país, y todo se remite a la Constitución, en particular, los artículos 15, 16. 42 y 57. Desgraciadamente, han existido regulaciones internas hacia algunos grupos religiosos, o que los tocan indirectamente. Digamos, en las TRD no había problemas con los empleados que se hacían iyabó, cuando se ponían el tocado blanco en la cabeza. Pero sí los hubo con el tocado musulmán, es decir, el hiyab. De una parte, hay mucha ignorancia. De otra, el canon cultural constituido admite elementos y costumbres que le resultan familiares, y a otros los considera ajenos, extraños, raritos.
YR: Aunque existen regulaciones, en nuestra investigación encontramos que uno de los principales reclamos de los religiosos, tanto líderes como creyentes, era que los funcionarios que atienden el tema religioso en las provincias o los municipios, muchas veces tomaban decisiones por cercanía o relación con la persona. Si esta era buena, todo fluía. Si no, se trababa. La aplicación de las regulaciones se decide en la base, donde emergen los problemas, siempre mediado por la subjetividad del decisor.
Hemos heredado muchas disposiciones penales contrarias a la práctica religiosa. Por ejemplo, los abakuás tienen que pedir permiso a la policía para sus actividades, mientas que ninguna otra institución religiosa está obligada a hacerlo. Esa restricción no escrita en ninguna parte se practica. Cambiar en la mente del decisor las visiones que implantó el ateísmo científico no ocurre de un día para otro. Cada vez que un líder religioso llega al decisor en la base a decirle “quiero alquilar una guagua, un teatro, un estadio”, este le responde “tráeme una carta” antes de decirle si lo pueden autorizar. El decisor actúa así protegiéndose, o por desconocimiento, y al final crea trabas, que arrojan un saldo negativo.
PAS: Al formarse una especie de oficina del Gobierno para la atención a asuntos religiosos, el año pasado, podrían superarse algunos de los dilemas que hay hoy, relacionados con el inmovilismo, el desconocimiento, el verticalismo. La práctica de que todo hay que consultarlo. Aunque hemos comprobado que en el nivel más alto la respuesta suele ser: “Para qué me consultan, si pueden decidirlo ustedes”.
Algunas iglesias se quejan de no disponer de medios de difusión ni realizar actividades educativas propias. ¿Cómo hacen llegar su mensaje a la población, para fomentar la cultura y los valores propios de la fe religiosa?
YR: Disponen de muchísimos medios. Y ahora se han ampliado mucho más, con Internet y la distribución de medios digitales. El Paquete distribuye un canal de televisión cristiano, Luz Visión: el canal de la familia cristiana.
Durante mucho tiempo, la Iglesia católica ha tenido publicaciones de referencia nacional, Vitral, Espacio Laical, Palabra Nueva. La más antigua de todas es Vida Cristiana, que se publica desde 1962, domingo tras domingo. Las hay más reconocidas o con mayor impacto.
PAS: En algún momento, Espacio Laical imprimió 40 mil ejemplares, mientras la revista Bohemia solo tenía 27 mil. Distribuidos en todos los templos del país. En su momento de auge, se caracterizaba por un mensaje nuevo, propio de un medio alternativo, no solo religioso; un mensaje muy polémico, participativo, plural. Sus páginas abarcaban a autores que iban desde Ricardo Alarcón hasta cualquier opositor abierto al sistema cubano.
Hay veintiséis publicaciones católicas, entre ellas cinco o seis de alcance nacional. Además, varias iglesias evangélicas tienen las suyas. Los pentecostales, el Seminario Teológico de Matanzas, la revista Caminos, del Centro Martin Luther King, que también fomenta sus debates.
Existen tres espacios de radio, dos para la Iglesia católica, y una para las religiones en general, el domingo por la mañana, la Plataforma Interreligiosa, en la programación de CMBF, entre 8:00 y 9:30 de la mañana.
Cada quince días, la Iglesia católica tiene un espacio en las emisoras provinciales. Donde no existen programas religiosos es en la televisión. Sin embargo, durante la pandemia se le dio la facilidad de dar misa. De cualquier manera, religión son la misa de fin de año, la misa por la Merced, la misa por la Caridad, que sí salen en la televisión.
Esto ha sido motivo de polémica por parte de algunas iglesias, porque la católica tiene más visibilidad que las evangélicas. Por su parte, las religiones de origen africano se basan en principios y doctrinas religioso-filosóficas que se desconocen. Lo que más se difunde enfatiza la dimensión folklórica de esas prácticas. Para no hablar de otras expresiones religiosas muy pequeñas, que tienen una presencia mínima en el panorama religioso cubano, y carecen del relieve y la fuerza para llegar a una emisora. Por ejemplo, los de la Fe Bahai o los Hare Krishna. A ellos también les encantaría tener un espacio en los medios.
La lectura parcializada, fundamentalista, de la Biblia, repudia la condición homosexual, pero no el uso de las TIC. Al contrario, el televisor dejó ser ser la caja del diablo; ahora es más bien la caja de Dios, la caja evangélica. El cambio data de cuando la TV fue asumida como instrumento de evangelización.
Poquísimas expresiones evangélicas se pusieron en contra del desarrollo tecnológico digital; todas las demás lo vieron y lo están utilizando cada vez mejor.
Los investigadores pensamos que esas iglesias evangélicas en Cuba se están modernizando y han encontrado las ventajas de un cibertemplo, en el que se concede la cibergracia, mediante el contacto virtual con el líder, si lo quieren adoptar.
YR: La COVID-19 ayudó mucho a que hubiera una migración al entorno digital de muchas instituciones cristianas. Grupos de WhatsApp, de Facebook, YouTube, que las principales expresiones evangélicas, y otras denominaciones, utilizaban a diario para dar el culto, y también exponer sus posiciones, de manera abierta. Entre los pentecostales, en especial la Asamblea de Dios, daban su mensaje cada día. En comparación, los católicos han estado quedándose atrás.
PAS: Al principio de la pandemia, hubo muchos mensajes apocalípticos, en especial de las evangélicas, anunciando que se iba a acabar el mundo. Nuevo milenio; el Mesías; hay que arrepentirse de manera urgente; y la mejor manera es participar en el culto digital.
[Para realizar actividades educacionales, culturales, sociales organizadas por las iglesias y asociaciones religiosas] existen todas las posibilidades dentro del espacio de los templos. Las actividades que realicen las instituciones religiosas fuera de sus espacios sí requieren una autorización gubernamental. Para hacer una acción evangelizadora en un parque, hay que pedir permiso al municipio.
Además, es posible alquilar un teatro, un cine, hasta estadios y áreas deportivas. Los Testigos de Jehová, para reunirse con uno de sus superintendentes importantes, alquilaron la Sala Polivalente, frente a la Terminal de ómnibus, a donde asistieron casi 5 mil personas.
El Estado cubano, mediante una educación laica, pondera la visión científica de la sociedad. Las instituciones religiosas se quejan mucho de eso, en especial la Iglesia católica. Pero también las evangélicas, que ejercen mayor presión que antes. Como investigadores, consideramos que debe mantenerse la posición laica del Estado; es decir, la separación entre la educación y la religión. Evita conflictos como los que se derivan de actitudes impositivas y excluyentes del tipo “mi fe es la que vale; las demás son diabólicas”. Es preocupante que esos valores impregnen la educación de los ciudadanos.
Por otra parte, las iglesias pueden realizar actividades culturales o festivas con la comunidad que quiera participar. De hecho, las han celebrado el Centro Martin Luther King, la iglesia metodista, la Sociedad Cultural Yoruba.
YR: Los espiritistas tienen su centro, la Sociedad Cultural Yoruba tiene el suyo. Y dentro de las iglesias institucionales existen centros educativos, escuelas dominicales, seminarios evangélico-teológicos que funcionan y gradúan personas que, aunque no se reconocen en Cuba como títulos universitarios, los gradúan como bachilleres, licenciados, doctores en Teología.
No solo cursos de religión. También se enseñan negocios, computación, idiomas…
PAS: Cuba Emprende es la institución pionera de formación del sector privado, al amparo del Arzobispado de La Habana, fundada en 2012. En cuanto el Gobierno abrió la tercera apertura al sector privado, en 2011, crearon todo un programa de preparación empresarial en el que participaron, por cierto, destacados profesores de economía y mercadotecnia, cubanos y extranjeros.
¿Libertad para creer? Cuatro notas sobre fe, política y personas (II)
¿En sus experiencias de investigación han encontrado que los creyentes comunes se sienten o no con libertad para creer?
YR: 70 % de los encuestados decía que en Cuba había libertad religiosa, 25 % que no había, y casi 5 % que la hay en cierta medida. Como comentamos antes, las condiciones de libertad religiosa en Cuba hoy son superiores a las existentes nunca antes. Entre los no religiosos, casi 80 % consideraba que había libertad religiosa.
¿Han podido identificar si los que consideran que no hay libertad religiosa se concentran en determinadas iglesias o credos?
YR: Quienes más se quejan de que tienen que pedirle permiso al Partido o a los que estén a cargo del espacio público para sus actividades fuera de los templos son los que practican religiones institucionalizadas. Dicen que no tienen acceso a los medios como quisieran, ni a crear y controlar sus propias escuelas de enseñanza general.
No quieren tener un programa de radio o de TV, sino canales propios; no uno, sino muchos. Un líder religioso me dijo una vez: “Queremos cincuenta canales de televisión para todas las religiones que hay en Cuba”.
Otra queja se refieree a la construcción de templos, en especial las iglesias cristianas, que son las que más tienen. Es un área problemática. Por ejemplo, encontramos en Moa una iglesia de seis pisos que estaba en construcción e iba a seguir subiendo. Hay reclamos del tipo: “Si no me dejan construir como yo quiero construir, no tengo libertad”. La libertad, para poder concretarse, debe tener un marco regulatorio. Y como ese marco no está claro, hay muchas quejas parecidas.
Las religiones cristianas, institucionalizadas y verticales, tienen sus necesidades; las religiones populares o de origen africano tienen otras. Su práctica ha atravesado situaciones adversas durante cientos de años, y han ido adaptando su liturgia a pequeñas células independientes, cada una con su reino, con su familia; de hecho, las llaman así: mi familia de santo, mi familia espiritista, mi familia de palo, mi plante abakuá.
¿Entonces ese 70 % que cree que existe libertad religiosa corresponde a esa proporción de los creyentes que practican la religiosidad popular? ¿Y ese 30 % que niega la existencia de esa libertad serán cristianos?
PAS y YR: No es así de ninguna manera. En nuestra investigación no pudimos concluir que son líderes o religiosos los que hacen esos reclamos, ni que son los cristianos. Quienes reconocen que hay libertad religiosa, ese 70 %, incluye a católicos y otros cristianos; y también entre ellos hay líderes. No tenemos un perfil definido de los que que están a favor o en contra.
PAS: En cuanto al Código de las Familias, por ejemplo, en una misma iglesia protestante nos hemos encontrado gente a favor y otra en contra. Y también diversidad de opinión entre líderes de una misma iglesia.
YR: Etiquetar siempre es fácil, pero siempre es equivocado. Así como nos encontramos líderes evangélicos que están a favor y en contra, hemos encontrado en un mismo comité del Partido gente homofóbica y otros que son diversos.
Para nosotros, el Código ha hecho aflorar las contradicciones que había o se venían dando dentro de la sociedad cubana. La religión no es más que un espejo de las contradicciones que se viven hoy, de la multiplicidad de pensamiento y posiciones que atraviesan el entramado social cubano.
Entregas anteriores de esta serie:
¿Libertad para creer? Cuatro notas sobre fe, política y personas (I)
¿Libertad para creer? Cuatro notas sobre fe, política y personas (II)